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Vista exterior de uno de los supermercados de la cadena Dia. Jordi Alemany
Siete meses de descenso a los infiernos y amenaza de cierre

Siete meses de descenso a los infiernos y amenaza de cierre

El anuncio de la severa rebaja de sus resultados en 2018 desplomó el valor de Dia un 42% el 15 de octubre y evidenció una gestión de alto riesgo

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Viernes, 17 de mayo 2019, 20:17

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El 15 de octubre pasado algunos, como popularmente se dice, se «cayeron del guindo» de Dia, un grupo que ha pagado muy caro haber vivido aparentemente por encima de sus posibilidades bajo una gestión de alto riesgo. Esa fecha la propia compañía reconocía ante el mercado que sus resultados de 2018 iban a ser un 40% inferiores a los del año anterior. Se esperaba de antemano que acusara la devaluación de las divisas argentina y brasileña, pero no un impacto tan brutal que desplomó entonces su cotización un 42%.

Pero la caída no se frenó. A finales de ese mes había perdido un 82% de su capitalización y el grupo solo valía 430 millones de euros –tras el cierre bursátil de ayer rozaba los 400 millones–, lo que abrió la primera gran brecha entre el primer accionista –el grupo de inversores rusos agrupado en la firma LetterOne– y el consejo de administración.

A finales de año sería relevado el anterior consejero delegado, Antonio Coto, y se reconocía que el grupo estaba en situación patrimonial negativa, bajo la amenaza de cierre sin una reestructuración financiera. Llegaría también el primer gran aplazamiento de deuda y, ya en febrero pasado, se confirmarían las peores previsiones al anunciar unas pérdidas de 352 millones en 2018 –frente a las ganancias de 257 millones tan solo un año antes– y un ERE para 2.100 empleados –finalmente se redujo a 1.600 afectados entre prejubilaciones, recolocaciones y directamente despidos, el 6% de su plantilla, aunque ha sido recurrido en los tribunales–. Además, se presentó una denuncia ante la Fiscalía contra altos directivos por irregularidades contables, aún bajo investigación.

El futuro pasa por evitar la quiebra técnica –el desequilibrio negativo es ahora de 174,6 millones– y, previo pacto con la banca acreedora y ampliación de capital (500 millones), poner en marcha un nuevo plan estratégico. Mayor atención a los productos frescos, reforzamiento de la marca propia, más incentivos a los franquiciados (3.547) y aumento de las tiendas propias (2.610) son sus claves.

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