La competitividad de la economía española resiste a la guerra comercial

El ITC se redujo de julio a septiembre un 0,8%, lo que refleja una importante ganancia de competitividad y que «sigue manteniéndose el cambio de tendencia iniciado el trimestre anterior», asegura en un comunicado la secretaria de Estado de Comercio en funciones, Xiana Méndez. Este progreso se debe al descenso de los precios, que fue superior a la apreciación del euro frente a las divisas de los países comunitarios que no forman parte de la eurozona.

En lo que va de año, la competitividad de la economía española mejora un 0,6% respecto a la Unión Europea y la zona euro, y en mayor medida frente a la OCDE (2,3%) y respecto a los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, 2,9%).

En cuanto al tercer trimestre, la competitividad frente a la OCDE mejoró un 2,6% (medio punto más que el periodo anterior) y un 5,1% respecto a los países BRICS, lo que suponen tres puntos más que el trimestre anterior. Repercute de forma positiva el aumento del intercambio de bienes y servicios y la mejora de la balanza de pagos y de las inversiones en España, destaca el ministerio.

Sin embargo, que la competitividad económica española sea mejor que la europea, no significa que esté pasando por su mejor momento. Las tensiones comerciales y la incertidumbre en torno al desenlace del 'brexit' han hecho que las empresas exportadoras estén atravesando un momento complicado. Según la última encuesta de Coyuntura de la Exportación elaborada por el Ministerio de Industria, es la primera vez en seis años que el sector destruye empleo durante el tercer trimestre del año.

En España se vislumbran los mismos síntomas de agotamiento que en Europa, aunque no tengan un reflejo tan claro en el PIB como en países como Alemania. El Banco de España adelantó en su informe trimestral que el sector exterior había registrado una contribución negativa al crecimiento del PIB en España en el tercer trimestre y lo confirmaron los datos del INE. La Contabilidad Nacional mostró que la venta de productos españoles al exterior cayó de julio a septiembre en ocho décimas, mientras que en el mismo periodo de hace un año subían el 1,7%. Por parte de las importaciones, aumentaron su ritmo cuatro décimas al 1,3%, el línea con el aumento del consumo interno.

Y es que el verano ha estado lleno de complicaciones para las exportaciones europeas al sumar una nueva ronda de aranceles por parte de EE UU, que afectan a más de 160 productos entre los que se encuentran el aceite, el vino, el queso, la carne o los cítricos españoles. Los cálculos del Banco de España revelan que estas tasas comerciales tendrán un impacto sobre el sector agroalimentario del 12% en la caída de las ventas con respecto al volumen actual.

La estimación de ese impacto supone, además, que el daño alcanzará a una cuantía similar al 0,01% del PIB o, lo que es lo mismo, unos 1.000 millones de euros, calculado en función del peso de esas exportaciones. Ese importe es el relativo a las ventas de los productos afectados dirigidas hacia EE UU. El sector olivarero es el más perjudicado: entre aceite y aceitunas, España exporta por valor de 580 millones de euros al año a EE UU. El país norteamericano es el segundo mercado de destino, donde dirige la mitad de sus ventas al exterior.

También se han publicado los datos del ITC calculado con los índices de Valor Unitario (IVUs), que mejoró frente al conjunto de la UE (-1,1%) por la reducción de los precios relativos y frente a los países de la OCDE (-1,1%) por la depreciación del euro frente al resto de divisas de la zona.

Por otro lado, la competitividad calculada respecto a los costes laborales unitarios mejoró en el tercer trimestre un 0,3%, que aunque supone una moderación de las cifras respecto al 2,8% del periodo anterior, «consolida» la tendencia de mejora de los últimos meses por la buena evolución del índice de costes laborales unitarios y pese al incremento del tipo de cambio.