Y se fue la mejor de la historia

Su resistencia a irse le hizo salvar cinco puntos de partidos antes de inclinar la rodilla en un tercer set que ya fue demasiado para su entereza física, puesta a prueba en segunda ronda contra Kontaveit y dinamitada en las tres horas que duró el duelo ante Tomljanovic. Serena, a días de cumplir los 41 años, estuvo incluso cerca de la victoria y tuvo el primer set en la mano, cuando sacó con 5-3 para llevárselo. Pero la estadounidense está falta de los automatismos que le da el ritmo de competición y, como ya le pasó ante Kontaveit, los nervios le pasaron factura. Tan solo siete partidos jugados este año son un bagaje corto para pretender ganar uno de los mejores torneos del mundo.

Ni perder los cuatro últimos juegos de ese set descentraron a Serena, que tuvo el último canto de cisne en un segundo parcial en el que el servicio siguió siendo un problema (con dos saques perdidos y un 4-0 a favor dilapidado), pero en el que exhibió el espíritu de lucha y supervivencia que le han convertido en un icono del deporte y de la vida. Tras perder tres puntos de set y un 4-1 a favor en el 'tie break', Serena se levantó para pegar el último grito de su carrera. Los tres últimos puntos ganados de ese set fueron el toque final de gloria a la carrera de una tenista que ha ganado 23 grandes, 73 títulos, que ha pasado 309 semanas en lo más alto y que ha conquistado todo cuanto se puede lograr en este deporte.

Tras más de dos horas en pista, el tercer set desfondó a la estadounidense, que aún se dio el último capricho de asustar a Tomljanovic, que necesitó de seis puntos de partido para cerrar la victoria más emotiva de su carrera.

Serena, al ritmo de 'Simply the Best', de Tina Turner, abandonó la pista que le vio coronarse por primera vez en 1999 y donde comenzó a forjar una leyenda que terminó en una pista Arthur Ashe entregada.

«Quiero darle las gracias a todo el mundo que está aquí, a todos los que me han apoyado durante tantos años, durante décadas. Oh, Dios mío, literalmente décadas», dijo Serena a pie de pista entre lágrimas.

«Todo empezó con mis padres. Se lo merecen todo. Les estoy muy agradecida por todo lo que han hecho por mí. Y no estaría aquí si no fuera por Venus, así que muchas gracias, Venus. Ella es la única razón por la que Serena Williams existe».

Serena participaba en el dobles junto a su hermana, pero cayeron en segunda ronda, por lo que aquí termina la odisea de Serena en su último US Open y en su último torneo de tenis. Tras 858 triunfos, la más grande de la historia se marcha de un deporte que transformó y cambió y en el que ha dejado una huella imposible de borrar para todas las que vengan por detrás.