Nadal resurge de sus cenizas

Nadal y Medvedev, que también venía de derrota, salieron muy nerviosos, faltos de confianza. Subsistían por los fallos del otro, se mantenían en el partido casi sin saber cómo. Con errores de uno y otro, el encuentro se tornaba feo y a años luz del nivel que Dominic Thiem y Novak Djokovic habían mostrado el día anterior en la misma pista. La escalada de fallos transportaba el partido y Nadal no avistó ni una sola oportunidad de rotura, como ante Alexander Zverev. Un mal presagio.

El desempate prometía poner nervioso al ruso, pero varios errores y varios golpes ganadores de Medvedev le impulsaron, le pusieron por delante y cerca de infligir a Nadal su segunda derrota consecutiva en más de tres años, la primera a manos de este rival en su corta carrera. La venganza de lo ocurrido en el pasado Abierto de Estados Unidos.

Ante la adversidad y el marcador en contra, Nadal tiró de orgullo. Resurgió con una rotura cimentada en el corazón. Le enseñó a Medvedev que a falta de buen juego seguiría el espíritu competitivo. Se sostuvo durante todo el set e incluso le metió otra rotura de distancia. Un 6-3 que invitaba al optimismo y que permitía a Nadal sacar primero en el tercero, una ventaja mental que el de Moscú destruyó.

Inició de forma imparable Medvedev el parcial definitivo. Encadenó varios puntos imposibles de contestar y aplacó los ánimos del balear. El torrente de golpes ganadores -conectó hasta 41 y 21 saques directos- se lo llevó por delante. Se fue hasta el 4-0, dispuso de pelota para el 5-0 y con el 5-1, bola de partido, y se atrancó. Se enredó, se enfadó con el público, volcado a favor de Nadal, y entregó la ventaja.

Nadal volvió de sus cenizas, remontó desde el 5-1 al 6-5, y desesperó a Medvedev, que se enfrascó en una batalla personal con el público y se olvidó del tenis. La grada celebraba como loca cada punto de Nadal y Medvedev se ponía a hacer gestos y desprecios, mientras el español metía bolas en pista y se acercaba a un triunfo imposible minutos atrás. Llegó a colocarse a dos bolas de lograrlo. Un 0-30 con 6-5 que el ruso levantó con cuatro servicios, mandando el partido al desempate.

En el anterior, los errores sencillos le habían condenado. En el definitivo, Nadal se mantuvo impasible, no cedió su saque y esperó el momento en el que Medvedev se olvidara de los primeros. Cuando lo hizo, completó el error con una derecha al pasillo que entregó el primer punto de partido a Nadal, decidido por un ojo de halcón que le dio una victoria épica e inesperada.

Su futuro en el Masters se decidirá el viernes ante el griego Stefanos Tsitsipas, y el número uno podría mantenerlo Rafa Nadal si Roger Federer gana a Novak Djokovic este jueves. En caso de no hacerlo, el serbio necesitará ganar el torneo.