Volver a ser libre a lomos de la 'cucaracha'
El deportista granadino afectado de ELA comienza el domingo otro reto. Se enfrentará a seis de los picos más duros de La Vuelta y el Tour, para dar visibilidad a quienes luchan contra esta enfermedad
CÉSAR GUISADO
GRANADA
Miércoles, 27 de junio 2018, 02:06
Dejaré de pedalear cuando por última vez llegue de nuevo a lo más alto de la península, al Veleta». Lo dice Jorge Abarca, con lágrimas ... en el balcón de los ojos y la voz temblorosa. Él, que fue libre durante toda su vida, ahora apenas encuentra resquicios de paz cuando se sube a su 'cucaracha', a una bicicleta adaptada en la que pedalea con la fuerza que le queda en las piernas. Dijo una vez que ya no se enfrentaría a más retos. Lo decidió cuando se enfrentó por segunda vez al Camino de Santiago. Pero revela que son tantos los mensajes de ánimo, la fuerza que le transmiten otros enfermos de ELA, que no ha podido evitarlo.
Por eso, de su imaginario ha emergido otra idea en forma de reto deportivo. Con su particular pelotón, el maillot verde esperanza Jorge Abarca, subirá seis puertos habituales en La Vuelta y Tour de Francia. Arrancará en Almería para coronar el Calar Alto y pondrá rumbo seguidamente a La Pandera de Jaén. Desde aquí pondrá rumbo hacia Asturias para subir el Angliru y conquistar los Lagos de Covadonga, «aunque antes vamos a parar en Madrid para hacer la Bola del Mundo», señaló. Y hacia los Pirineos franceses, «subiremos el Tourmalet y el gran Aubisque, dos de los puertos más duros de Francia», para dirigirse a Andorra «a subir el Coll de la Gallina y terminar en Barcelona subiendo a Monserrat, donde intentaremos que nos acompañe mucha gente», explicó.
Lo desveló la semana pasada, en la sede central de la Junta de Andalucía en Granada, con motivo del Día Internacional de la ELA, la enfermedad de la Esclerosis Lateral Amiotrófica que este futbolista, atleta, ciclista y enorme luchador padece desde hace ya más de tres años. «Empecé a hacer los retos para dar visibilidad a esta enfermedad, pero apenas sabía nada de ellos. Subí al Veleta como entrenamiento para mi reto más importante, los 1.300 kilómetros que separan Granada de Santiago, camino que realicé con mi hermano. Luego fui de Sanlúcar a Granada, que fueron otros 400. Tuvimos un parón en 2016 porque estuve grabando un reto para Antena3, uno de los más bonitos que he hecho en la provincia de Granada. Y en junio de 2017, volví a Santiago, al Camino que tanto me dio, pero esta vez al Francés. Fue ahí donde decidí que no estaba para más retos, pero los mensajes de ánimo, la ayuda a los enfermos, me da fuerza para seguir», confiesa.
Tanto que, desde el próximo domingo, Jorge Abarca se enfrenta a un reto vital y deportivo que lo pondrá cara a cara con otros doscientos kilómetros extremos por su dureza, con desniveles que llegarán a ser del 22 por ciento en el Angliru, o del 18 a mitad del Coll de la Gallina, acumulando en sus piernas más de diez mil metros de subida.
«Este será mi último reto físico, pero por delante tengo otro reto, que es vivir», decía durante su presentación. «Es sin duda el reto más difícil, pero no por la dureza del mismo, sino por la situación física en la que me encuentro», asumía. «A día de hoy diría que es casi imposible conseguir lo que me he propuesto, pero claro, ¿imposible qué es? Imposible es algo que no se intenta, para saber si algo es imposible, hay que intentarlo».
Como siempre, hablar con Jorge Abarca es lo más parecido a recibir una ducha de vida. Sientes que, de repente los ojos se abren a un mundo nuevo, que no habías conocido con anterioridad porque no te lo habían enseñado porque, simplemente, no existe quien haya sido capaz de enfrentarse a él con tanta entereza. «No queremos conocer el futuro, aunque todos sabemos cómo vamos a terminar y yo sé que en mi caso, va a ser duro. Por eso quiero volver a sentirme libre en mi 'cucaracha' y si vosotros supierais que ibais a perder día a día lo que tenéis, actuaríais igual», manifestó, a un público atónito.
«Vivir con ELA es muy duro y difícil. Yo intento no tener recuerdos del pasado. Intento no acordarme ahora del verano, de las ganas que tenía de que abriera la piscina para bajar con mi hija, de rodar por los caminos de Sierra Elvira... es muy difícil. Pero lo peor de esta enfermedad es el entorno. Ver el sufrimiento que causa a una familia a la que, sin querer, le truncas la vida. Yo ya no puedo levantarme, lo acepto, porque estoy enfermo. Pero mi mujer y mi hija están sanas y también están atenazadas por la ELA», subrayó. Y por eso, desde este domingo y una vez más, Jorge Abarca volverá a ser libre. Pedaleando. Conquistando su particular Tourmalet, que es la lucha por la vida, la lucha contra la enfermedad. Siendo un espejo para tantos, con la humildad de tan pocos.
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