«Mientras quiera ayudaré a Marín para que sea la mejor de la historia»
Fernando Rivas, seleccionador nacional de bádminton | El granadino cree que la onubense tiene que «entender que no puede ganar todo» tras su eliminación en los cuartos del Mundial de Escocia
Fernando Rivas (23/10/1977) afronta los primeros días de las vacaciones estivales después de que, como novedad, recientemente viera frustrado el último gran reto ... que se planteó como seleccionador nacional de bádminton. Tras un partido que se alargó hasta los 93 minutos, Carolina Marín fue eliminada por la japonesa -y a la sazón campeona- Nozomi Okuhara en los cuartos de final del Mundial de Escocia (21-18, 14-21 y 21-15). Así el granadino vio desacelerado el proceso por el que la onubense desea convertirse en la mejor jugadora de la historia.
Ahora bien, el llamado 'Rey Midas' del deporte del volante se sigue sintiendo motivado para ayudar a la andaluza a lograr los tres oros que le restan para alcanzar su meta -dos en campeonatos del mundo y otro, en Juegos-. Y de esta forma despeja cualquier duda que pudiera existir en torno a su futuro. Lo cuenta en esta entrevista, en la que prefiere no pronunciarse sobre David Cabello, presidente de la Federación Española con quien tuvo diferencias en el pasado pero con el que parece que está normalizando relaciones.
-La preparación de Marín para la cita de Glasgow fue más exigente que para los Juegos de Río. ¿Se puede decir entonces que la decepción se debe a que Okuhara le tiene tomada la medida por haberle ganado ya seis encuentros de nueve?
-No, no. En realidad Carolina realizó un gran partido, lo que pasa es que lo comenzó y lo terminó mal. Hasta que no se hizo al pabellón, que no era fácil por ser muy grande y con corrientes, no entró en el choque. Pero estuvo bien al final del primer set, excelente en el segundo y en el tercero llegó a dar la sensación de que tenía todo controlado, porque le estaba haciendo daño a su rival. Pero desde el 14-14 cambió la cosa. Carolina hizo un saque malo, su rival lo aprovechó con un punto en ataque que habría que ver si entró y a partir de ahí cambió todo. Fue una pena, porque la mayoría de cosas que entrenamos se pusieron en práctica y funcionaron.
-De Okuhara ya se conocía que iba a obligar a Marín a moverse mucho por el rectángulo. ¿Cuál era la idea para contrarrestarla?
-Alejarla de la red, porque cuando Carolina le juega cerca las trayectorias se le hacen más difíciles. Y también tener mucha paciencia, porque lo que hace la japonesa es destruirle la táctica. Entonces tratamos de identificar los momentos en los que ella estaba reseteando la jugada para empezar de nuevo.
-A lo largo del encuentro dio la sensación de que a Carolina le perjudicó que hubieran sido tan cortos los partidos de dieciseisavos y octavos de final ante la hongkonesa Yip Pui Yin (21-5 y 21-7, 28 minutos) y la danesa Mia Blichfeldt (21-7 y 21-11, en 36). ¿Cree que también le vino mal el hecho de llevar puesto el traje de favorita?
-En los dos encuentros anteriores Carolina jugó tan bien que estuvo poco tiempo en pista. Y efectivamente creo que hubiera sido conveniente haber disputado algún partido más largo antes de afrontar el de la japonesa. Pero Carolina lleva bien la presión, no creo que le influyera. Es algo que llevamos trabajando desde que es pequeña. Siempre ha sido favorita. Estamos hablando de que es una campeona. Y de que por ello está hecha de una pasta especial. Para deportistas como ella, o como Rafa Nadal, es una motivación verse en estas circunstancias.
-¿El hecho de que sea una figura también le está ayudando a digerir la decepción?
-Sí, aunque por ahora está jodida. Y el enfado le va a durar un tiempo. Pero esto le tiene que servir para entender que no puede ganarlo todo.
-Usted mantiene que cuando se tiene un mal día en realidad es el mejor porque ayuda a mejorar. ¿Cree que lo sucedido en Escocia le servirá a Marín a superarse?
-Sin duda. Lo que pasa es que tenemos que darle un buen enfoque a esta situación. No me gusta el efecto pedagógico de la derrota, aunque sea inherente. Si hacemos una evaluación en profundidad veremos las causas de lo sucedido y podremos ponerle remedio. Lo bueno es que si en algún rincón de su mente había algo de relajación por haberlo ganado todo, lo bueno es que ya no. Después de haber vencido tantos campeonatos no era fácil entrenar con la misma intensidad, competir de la misma manera. Pero creo que hay que felicitarla por haber completado un proceso como el que le pedí y haber respondido tan bien.
«Sólo tiene veinticuatro años»
-Usted también dijo que si en deporte no se tiene un sueño se pierde el rumbo. ¿Los sueños de Carolina son ya el Europeo de Huelva y el Mundial de China de 2018?
-El sueño de Carolina sigue siendo convertirse en la mejor jugadora de la historia. Por ahora va bien si se observa que sólo tiene veinticuatro años y que le quedan dos ciclos olímpicos. Desde 2014 ha sido la jugadora que marcó las diferencias y más influyó en el desarrollo del deporte. Lo bueno de su trabajo y el mío es que es infinito. Esto no tiene fin, siempre surgen problemas.
-Habla de seguir a su lado...
-Sí. Si ella quiere y muestra lealtad al objetivo de ser la mejor de la historia, yo voy a querer. Voy a estar ayudándola en ese reto.
-Lo decía porque usted también comentó tras los Juegos de Río que la vida de un entrenador no puede ser eterna, dando la sensación de que comenzaba a abrir la puerta de su salida...
-Por el momento sigo. No sabemos hasta cuándo pero mi intención es hacerlo. Tengo contrato indefinido.
-Mejorarla no será fácil habida cuenta de su palmarés: ganó el oro en Río (2016), tres campeonatos de Europa (2014, 2016 y 2017), dos Mundiales (2014 y 2015) y un par de Super Series Premier: el All England y el de Malasia (2015).
-Ella es una persona muy ambiciosa y quiere seguir consiguiendo títulos. Aunque han sido muy mediáticas algunas de sus obtenciones, todavía le quedan muchas por conseguir, como algunas Super Series. Para ello será clave mejorar aquellos aspectos en los que le están haciendo daño las rivales. Eso será clave para que el rendimiento sea la consecuencia del entrenamiento.
-Y para que usted siga ampliando su gran currículo. ¿Qué le decimos a aquel amigo suyo que le llamó «gilipollas» por querer dedicarse a entrenar?
-Ja, ja, aquello fue una anécdota muy curiosa. Él sabía a lo que yo aspiraba y me comentó que lo que tenía que hacer era acabar la carrera y ponerme de profesor. Y ahora me dice: '¡vaya ojo que tuve! Se lo cuento a mis alumnos y se mean de la risa'.
-Esa secuencia remite a sus orígenes en Granada como jugador. ¿Hasta qué punto tiene la ciudad su sello en los éxitos de Carolina?
-Es muy importante, porque es donde yo empecé. Cada vez que voy, cruzo el puente y veo Los Escolapios, que es el colegio en el que yo estudié, recuerdo el día en que cogí por primera vez una raqueta. Si no llega a ser por todo aquello esto seguro de que esto que estoy disfrutando no habría pasado.
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