Un granadino en el Mundial: la guerra de Rafa Paz en Italia 90
Aunque afincado en Sevilla, su carrera profesional como futbolista la inició en el Granada 74 gracias a Carlos Marsá, que lo impulsó desde la Puebla de Don Fadrique
Rafa Paz, nacido en la Puebla de don Fadrique, dio guerra en el Mundial de Italia de 1990, donde jugó la segunda parte del primer ... partido de la fase de grupos contra Uruguay, con empate a cero. España se clasificó al ganar a Corea por 3/1 y a Bélgica por 2/1, pero el granadino no participó en esas victorias y sí disputó completo el choque de octavos de final contra Yugoslavia, choque en el que la selección cayó derrotada por 1/2 y quedó eliminada por tanto.
España luego se mediría a Brasil, una selección que históricamente no se le da nada bien, siendo la última victoria del conjunto nacional ante los cariocas precisamente en 1990, en un encuentro amistoso celebrado en Gijón. Rafa Paz jugó la primera parte de aquel partido tan recordado, que acabó con 3-0 a favor de la 'Roja'. El granadino fue relevado por Bango en el descanso, también era verano y los goles llegaron a través de Carlos Fernando y Michel. Apunten que la última victoria sobre la canarinha antes de ese día de los noventa, había sido un 3/1 en los octavos de final del Mundial del 34, en la segunda edición FIFA del campeonato, ganado por la anfitriona Italia, que se deshizo de la selección en cuartos. Casi nada. Luego está el empate a tres más reciente, en 2024. A Rafa Paz le quedó grabado en la memoria, como a los granadinos que le seguimos desde el sofá, aquellos encuentros vistos a través de la televisión, en los que el mundialista granadino Rafa Paz dio mucha batalla y fue capaz de tumbar a Brasil.
«No era un jugador asiduo en las convocatorias de Luis Suárez –el seleccionador de entonces– aunque me conocía mucho, a la perfección, porque yo había sido un habitual en la sub21 con él. Por eso me tenía muy valorado y, por ello, me llevó al Mundial, por ser una persona de su confianza, y creo que con la idea de que le pudiera tapar agujeros, ja, ja», comenta Rafa Paz a 'Jot down'.
El futbolista de la Puebla llegó al Sevilla el mismo día que el popular Manolo Jiménez, era el 2 de agosto de 1981. Paz recuerda que coincidió con el día de su cumpleaños. Tenía 16 años cuando visitó por primera vez la ciudad deportiva hispalense. Incluso remeora que «los dos nos incorporamos para hacer los grupos con Baby Acosta, así como el resto de los papeleos». Es curioso que, además, también se marcharon del club el mismo día. Con la salvedad, aclara, que «Manolo es un año y medio mayor que yo, y él fue subiendo siempre un peldaño antes que yo. Pasó del Sevilla Atlético al primer equipo y después lo hice yo. Y en los juveniles ocurrió igual, él estaba en el equipo A, y yo en el B».
Rafa Paz nunca olvidará la ayuda que le prestó Carlos Marsá, que como presidente del Granada 74 le descubrió cuando de la Puebla pasó al Huéscar y de ahí dio el salto al mundo profesional. Su agradecimiento a Marsá es infinito.
Con el aterrizaje de Rafa Paz en la selección española se alcanzó la cúspide para el granadino. Y le pasó exactamente igual, también estuvo junto a Manolo Jiménez en el equipo nacional absoluto, aunque éste era un hombre consolidado y titular indiscutible. «Me subí a ese carro de Manolo Jiménez, tanto en el Sevilla como la selección», dice.
Del Mundial de Italia en 1990 se centra en un momento clave. «Recuerdo perfectamente la convocatoria, que estaba por salir, un viernes o sábado, estábamos preparando el partido del fin de semana en el Pizjuán. La lista salía durante el mismo entrenamiento. Manolo iba a salir seguro en ella, porque era un habitual. Pero ahí estábamos, dentro del fútbol nacional, varios jugadores que podíamos también ir, como Eusebio Sacristán, el mismo Fernando Hierro, Alberto Górriz y yo». «Entonces, bueno, termina el entrenamiento y nos vamos para el vestuario –continúa Rafa Paz– y, cuando yo entro, empieza todo el vestuario a aplaudir. Coño, qué pasa, me dije a mi mismo. Y ya me lo dijeron: «Que te han llamado para el Mundial con la selección, que has entrado en lugar de Eusebio». Allí me dieron un aplauso, todo el mundo tirándome el agua encima… lo típico, qué alegría, lo celebré como un título. Manolo Jiménez también llorando, eh. Ese fue uno de los momentos más emotivos que he tenido, dentro de los muchos que he vivido en el fútbol. Uno de los días más especiales de mi carrera fue ese entrenamiento, el entrar al vestuario y que todo el grupo me felicitase por ir al Mundial de Italia».
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