Granada reina en la Vuelta a Andalucía

La habían catalogado como la 'etapa reina' de la Vuelta a Andalucía y los presagios adivinaban emoción a raudales. La hubo. Todo comenzó al mediodía en Armilla, en su Plaza de la Constitución, frente al Ayuntamiento. Desde bien temprano se fueron agregando seguidores del ciclismo y vecinos curiosos, algunos con las compras del fin de semana y las monedillas del cambio todavía en la mano, algo atónitos por el despliegue. En algunas cafeterías de la zona, desprevenidas, se preguntaban las razones del vallado y si podrían salir de la zona al bajar la persiana en dirección a la playa. Café y chocolate, churros y tostadas, desayunos de campeones en las repletas terrazas alrededor del punto neurálgico de la población metropolitana. Los puestecitos de maillots completaban el decorado sin lograr demasiada atención. El speaker cumplía su función y animaba un ambiente cada vez menos tímido.

Sobre las doce y media de la mañana comenzó el control de firmas que aprovecharon los aficionados para observar de cerca a algunos de sus ídolos, consagrados algunos y jóvenes, insultantemente niños, otros. Finísimos todos y finísimas también sus bicicletas, al servicio de la última tecnología para regatear los límites de la física y de la química incluso. También se reunieron en Armilla otro tipo de aficionados, de espaldas a los auténticos protagonistas, más atentos a las 'súper motos' de los guardias civiles de Tráfico responsables de la seguridad de la prueba.

Los representantes institucionales encabezados por Loli Cañavate, alcaldesa de Armilla, reivindicaron la tradición ciclista del municipio y de la provincia en general con una lista de hijos prodigio. La memoria de más de uno se vería embargada por la emoción al recordar al vecino 'Picolo', trágicamente fallecido, demasiado joven y con demasiado futuro en la bicicleta. Los armilleros compartían en los corrillos que sí, que en la localidad el ciclismo gusta y mucho, y que era justo que la 'Ruta del Sol' tuviese allí la salida de su etapa reina. Pocos minutos habían pasado de la una cuando los ciclistas fueron llamados a la salida neutralizada, donde se les despidió con honores y vítores, muchos infantiles de los más pequeños de cada familia. Sobre la bicicleta, unos no podían disimular la tensión mientras otros relucían serenidad como si aquello no fuera más que un juego, un paseo bajo el sol andaluz.

Los corredores del pelotón iniciaron un recorrido de 119,9 kilómetros con cuatro altos de montaña, dos de primera categoría como el Purche y Hazallanas, donde se resolvería la competición con el ataque de Simon Yates. Los ciclistas dieron una vuelta por Armilla antes de poner rumbo hacia Las Gabias con el primer puerto en La Malahá para luego recorrer Otura, Dílar, Gójar y Huétor Vega antes de la 'meta volante' de Ogíjares. Mientras muchos comían en sus casas y otros un bocadillo junto a las canteras, los ciclistas tomaban el Purche para luego descender hacia la circunvalación por la Avenida Cervantes. Tras un primer paso por meta y otros kilómetros extra por Pinos Genil y Alto de Güéjar Sierra hasta Hazallanas a las cuatro de la tarde, regresaron a la capital por Cenes de la Vega con destino a la meta en el Paseo de la Bomba.

Lío de tráfico

La celebración de la Vuelta a Andalucía conllevó un necesario reordenamiento del tráfico en la provincia que terminó afectando a miles de granadinos debido a la falta de avisos, previsión y desvíos correctos, como lamentaron diversos usuarios en redes sociales tras haberlo sufrido en sus propias carnes. También llamó la atención la presencia constante de helicópteros en el cielo granadino para controlar el desarrollo de la competición.

Pasadas las tres de la tarde comenzaron a reunirse de nuevo quienes seguían la prueba alrededor de la pantalla instalada junto a la meta del Paseo de la Bomba. Allí pudieron ver cómo Tim Wellens, el ciclista belga del Lotto Soudal que había deslumbrado el viernes en la contrarreloj individual entre Mancha Real y La Guardia, iba cediendo terreno ante la dureza del recorrido granadino en favor de Simon Yates, quien atacó en Hazallanas para marcharse cada vez más en solitario y arrebatarle el maillot. La alegría de los simpatizantes del segundo era la tristeza en los del primero.

Poco a poco y con tres horas sobre la bicicleta fueron llegando los ciclistas a meta, Yates en cabeza y un pujante y frenético grupo también delantero treinta segundos atrás. Los curiosos grababan con el móvil o aplaudían, imposible hacer ambas cosas al mismo tiempo. Fue un sábado ciclista para Granada, ideal para transmitir una pasión sana a los hijos. Porque la bici gusta.

Simon Yates brilla con su ataque en Hazallanas

El británico Simon Yates, ciclista del Mitchelton-Scott, se exhibió por las carreteras granadinas al ser el más rápido y el más resistente ante el exigen trazado de 119.9 kilómetros que no soportó quien llegaba como líder de la general, el belga Tim Wellens del Lotto Soudal. Yates, último campeón de la Vuelta a España, se hizo con la victoria tras un ataque a 25 kilómetros en el puerto de Hazallanas. Coronó la meta, brazos en alto y pecho abierto, en tres horas, un minuto y tres segundos, con una renta de 26 segundos sobre sus perseguidores.

Toda la entereza mostrada por Yates fue la que le faltó a Tim Wellens, quien llegó en solitario al Alto de Güéjar Sierra para luego sufrir un auténtico martirio. El equipo más beneficiado de la cuarta etapa de la Vuelta a Andalucía fue el Astana, con Ion Izaguirre, Pello Bilbao y Jakob Fuglsang, nuevo líder de la general, entrando apenas 26 segundos tras Yates.

Locales

También intentaron su jugada en las fugas los granadinos Juan Antonio 'Chupe' López-Cózar y Álvaro Cuadros, quien coronó primero el Puerto del Purche. «Dura etapa pero disfrutando como un enano, gracias a los que habéis animado desde las cunetas», expresó Cuadros en redes.