Antonio Bailón, el presidente que todo club desearía tener

La primera vez que pisé el viejo Antonio Bailón para mandar una crónica de un Vandalia-Las Norias su figura me imponía tanto que no fui capaz de interrumpir sus interminables conversaciones junto a la cantina con sus amigos de siempre. Con el paso de las semanas, aquel joven periodista que estaba dando sus primeros pasos en esta bella profesión no tuvo más remedio que presentarse a don Antonio Bailón y solicitar su ayuda para recoger alguna que otra alineación de los equipos que se enfrentaban en las tardes de competición para el equipo al que dedicó su vida entera.

Antonio siempre tuvo una actitud colaborativa con este periódico, del que se declaraba fiel lector, y siempre fue tremendamente cariñoso con todos los periodistas que frecuentábamos el estadio peligreño para cubrir sus partidos. Nunca nos faltó una alineación, ni una botella de agua ni un gesto amable porque Antonio tenía la gran virtud de hacernos sentir como en casa cada vez que íbamos.

Hoy la afición azulgrana llora la pérdida de un presidente que lo fue todo para el fútbol de Peligros, pero queda su legado. A Antonio Bailón no sólo se le va a recordar porque el estadio de la localidad peligreña lleve (merecidamente) su nombre, sino porque muchos hombres y mujeres recordarán en las próximas décadas que un día tuvieron la fortuna de vestir la camiseta del Vandalia, entre otras cosas, porque Antonio Bailón mimó a los equipos de la cantera como pocos presidentes lo hacen, atento a todos sus miembros.

Tras unos últimos años duros, Antonio pasará a ver desde el cielo los partidos de su amado Vandalia y de su también querido Granada CF. Aprovecho para mandar un fuerte abrazo a su familia y en especial a sus hijos, que han heredado la bondad y las buenas formas de su padre. Hasta siempre, Antonio.