El campeón del Gran Premio de Fondo no piensa en correr
Manuel Santiago acariciaba su cuarto título en el circuito pero ganarlo es ahora el menor de sus problemas, enfermero en la prisión de Albolote
Llega un momento del día en el que el atleta Manuel Santiago necesita ir a la prisión. El campeón del Gran Premio de Fondo ... de Diputación es enfermero en el centro penitenciario de Albolote. En estas semanas de agobio irrespirable, el trabajo le sirve como «vía de escape» ya que no puede salir a correr, que es lo que le gustaría. Sin embargo, el deporte ha pasado a un segundo plano para el paduleño. «Ahora mismo me resulta muy difícil pensar en una carrera popular. Me siento hasta mal hablando de ello; es lo menos importante con todo el drama que hay ahí fuera», expresa, consciente de que la pandemia y sus estragos darán para largo.
Cuando el virus paralizó el planeta Manuel Santiago estaba eufórico. Venía de ser el mejor atleta andaluz en los campeonatos nacionales de maratón y media maratón, ambos consecutivos en Sevilla, y de ganar las tres únicas pruebas que se han podido celebrar en esta edición del Gran Premio de Fondo –en Armilla, Albolote y Loja– hacia su cuarto título ininterrumpido en el circuito. «Hacía 10 años que no corría así», reseña. Y sin embargo, pandemia. «A pocos días de la Media Maratón de Baza me empezaron a decir mis compañeros que la iban a suspender, y yo me echaba a reír porque lo veía improbable. Estaba en otro mundo. Al salir de trabajar vi que se había suspendido, y empecé a ver la realidad», confiesa el atleta, este año en el equipo Bewor.
Ahora, más consciente del problema, Santiago no puede imaginar que vuelva a haber carreras en lo que queda de año «salvo algo raro». «Me importan cero ahora mismo, ni con participación limitada, ni con mascarillas, ni contrarreloj. ¿Qué me estás contando? Lo veo inviable», ataja. «Si es que se han suspendido hasta los Juegos Olímpicos… ¿cómo se va a celebrar la carrera del Melocotón de Almuñécar, que ya supera las 2.000 personas? Pienso que el Gran Premio está ya listo», opina el de Padul, a quien ganar el circuito se la trae al pairo ahora mismo.
Su hogar le permite una zona de gimnasio en la que dispone de cinta, aunque admite que no corre más que lo que le apetece, y viene a ser más bien poco. «Unos días hago más ritmo, otros días voy más suave… pero es que no tengo objetivos porque no veo una resolución cercana. También hago fuerza y me tiene que llegar una bicicleta 'indoor' para alternar tanto impacto, pero como mucho hago una hora, una hora y cuarto. Cuando llego a ese punto me pregunto qué pinto ahí, para qué quiero machacarme tanto si a lo mejor no vuelvo a competir en un año y medio», reflexiona. Es entonces cuando Manuel Santiago mira por la ventana y se imagina dando zancadas.
Seguro
En la enfermería de la cárcel de Albolote se siente más o menos seguro, aunque algo intranquilo con los positivos recientes entre funcionarios. «Al principio hubo más tensión porque no había mascarillas como no había en los hospitales, donde es más grave, pero a día de hoy tenemos material como para seis meses. Se aplican todas las medidas de seguridad y tenemos soluciones desinfectantes para todo», asegura Santiago, quien se reconoce sin prisa para volver a casa cuando acaba su turno. «Allí al menos hablo con mis compañeros y cambio de ambiente. Me despeja, aunque esté incómodo con la mascarilla y los guantes todo el día. Es cierto que tienes la sensación de que el riesgo 0 no existe, que nunca se puede hacer todo perfecto», refleja, preocupado por que la sociedad acabe «con trastornos obsesivo-compulsivos, para psiquiátrico».
No teme un brote de Covid-19 entre los presos, «aunque sería algo complicado». Hace unos días les aportaron 500 test de anticuerpos que aplicarán «a la mínima duda». «Las precauciones son máximas y todo el que sale pasa luego una cuarentena en una celda individual, controlándole la temperatura», cuenta Manuel Santiago. «Están más encerrados que nunca, pero no pueden estar dos años sin permisos ni comunicación», empatiza.
El campeón popular sueña en su versión más optimista con «empezar de nuevo el Gran Premio en febrero de 2021, en Armilla». Ve un panorama «negro para el atletismo profesional: sin ingresos, con retiradas prematuras». «Está la cosa muy fea», atestigua. Volver a levantar la cinta de meta es ahora mismo la menor de sus preocupaciones.
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