Lorenzo Hernández y los sueños de un lanzador
El motrileño, primer lanzador del FC Barcelona, sigue progresando a la vera de Carlos Burón
Lleva consigo toda una medalla de bronce nacional, pero el motrileño Lorenzo Hernández (11/02/1997) asegura que sólo en los dos últimos años ... empezó a parecerse a un lanzador de verdad, y que su técnica de lanzamiento del disco «sigue verde». El mejor especialista de todo un FC Barcelona es un buen ejemplo de la exigencia de su disciplina, en la que nunca se deja de aprender o al menos de mejorar, con un apogeo probable más próximo a la treintena. El joven Lorenzo otea su futuro moldeando su cuerpo y con las miras puestas en París, la ciudad de la luz. Allí se disputa en agosto el Campeonato de Europa de lanzamientos al aire libre, la cita que enfoca su temporada. Allí se celebrarán también los Juegos Olímpicos de 2024, en los que ya espera estar para cumplir el sueño que lo llevó con quince años hasta León.
Hijo de lanzador, Lorenzo Hernández creció en el polideportivo motrileño junto a su padre José María y el propio Emilio Hidalgo. En cuanto estos le daban la espalda, aprovechaba y se largaba a echarse unas canastas. Era su pasión. Tan bien se le daba que acabó fichando por el Unicaja malagueño, su primer adiós al hogar. Sin embargo, algo se truncó al recalar en un club tan grande. «Entran en juego otros factores, y le perdí el gusto. El baloncesto me llenaba más en Motril. Por eso decidí cambiar de aires», explica ahora.
En Málaga le permitían alternar con el atletismo, su otra afición. «Me dejaban ir a competir tras los partidos y me fue gustando la competición. Entonces no entrenaba, iba y soltaba el brazo, con el disco y con el peso», admite. En aquellos campeonatos y concentraciones empezó a coincidir con Carlos Burón, respetadísimo entrenador de lanzadores. Una eminencia. «Imponía», reconoce Lorenzo Hernández. No tardaría en brindarle una oportunidad, becado, en su cuartel general de León. Desde entonces, y siete años después, se volvieron inseparables. Alumno y maestro. «No me veo en otro sitio que no sea León ni con otra persona que no sea Carlos. El compromiso entre los dos se ha fortalecido, somos un equipo fuerte y tengo claro que quiero llegar lejos. Lo tenemos todo», subraya el de Motril.
Cambios físicos
Carlos Burón recuerda que cuando le ofrecieron responsabilizarse de la preparación del adolescente Lorenzo Hernández se enfrentó «a las dudas enormes de lo que podía hacer con un chico que jugaba al baloncesto». «Lo recuerdo alto pero delgadito, muy finito. Le di crédito por su edad y estatura, pero tenía la incertidumbre de si sería capaz de meterle en el cuerpo todo lo que necesitaba construir», confiesa el entrenador. Poco a poco, «con más prioridad a lo genérico que a lo específico, con un volumen interesante pero con intensidades moderadas», Burón fue esculpiendo el proyecto de lanzador del que hoy presume. El preparador obtuvo su mayor recompensa en las pasadas Navidades, que compartió por primera vez junto a la familia de su pupilo en Motril. «Me agradó escuchar a quienes le conocían de siempre comentándole cuánto había cambiado», señala.
Lorenzo Hernández pesa a día de hoy 122 kilos con un 15% de grasa corporal para sus 195 centímetros. «El año pasado pesaba 116 y tenía un 25%. He ganado bastantes kilos y he perdido grasa. Lo noto físicamente al entrenar, al lanzar y al descansar», se congratula. Su «ética de trabajo» actual es muy diferente a la que tenía cuando aterrizó con 15 años en la Residencia Moebius de León. El lanzador se levanta a las nueve y media de la mañana, desayuna, avanza en sus estudios de Turismo por la UCAM, come y hace tiempo hasta que empieza a entrenar a las seis de la tarde en el Centro de Alto Rendimiento. Allí se machaca hasta la noche. «Tengo las mejores herramientas, el mejor centro y el mejor entrenador. Qué menos que los atletas aportemos nuestro sacrificio», se encoge el motrileño.
Moldeado el lanzador, a Lorenzo Hernández le obsesiona la técnica. Aunque sigue alternando el disco con el peso por recomendación de su entrenador, tiene clara su preferencia. «El disco me parece una disciplina mucho más bonita, más estilizada. Es como comparar un galgo con un bulldog. El peso es pura fuerza y es más duro de entrenar. Del disco me atrae el movimiento de rotación, es lo que más me reconforta al practicarlo», se recrea. «Tengo mucho que mejorar en cuanto a la colocación para que vuele planito y con cierta angulación para planear. Antes lo sacaba muy rápido y muy fuerte al cielo y caía en picado. Ahora, con un modelo técnico mejor, estoy lanzando 62 metros, que es lo que debería estar lanzando. Me faltan algunos detalles y fuerza, pero me va saliendo», reconoce.
Éxitos
Al motrileño lo firmó el FC Barcelona cuando era juvenil de segundo año. Meses antes se había proclamado campeón de España y algunos de sus compañeros, ya culés, lo recomendaron. Entre ellos, su referente, Pedro José Cuesta, de quien tomó el relevo. «Entrenamos juntos y me enseñó a competir. Me ayudó a salir de los baches confiando en mí», le agradece Lorenzo Hernández. «Tuve unos primeros años complicados, faltando a campeonatos por lesiones, pero confiaron en mi proyección. En los dos últimos años he explotado y me he colocado como primer lanzador. Es un orgullo», refleja, sabedor de su responsabilidad en un club que aspira siempre a lo máximo en disputa con el Playas.
Todavía se emociona al recordar su medalla de bronce en el Campeonato de España de La Nucía, el pasado verano. «Me lesioné meses antes, cuando necesitaba la mínima para el Europeo, y aunque me daban por muerto seguí entrenando mañana y tarde en verano, Carlos y yo solos, para llegar mejor que nunca. Estaba allí mi madre y lloramos. El trabajo tuvo su recompensa», rememora. Ahora, demasiado pronto para Tokio, Lorenzo Hernández piensa en París, en su Europeo y en sus futuros Juegos Olímpicos. Antes, el 8 de marzo, podrá lucirse ante su gente en el Campeonato de España de lanzamientos largos de invierno que acogerá Motril.
Candidato para estar en París 2024
Carlos Burón ha encadenado siete Juegos Olímpicos como tutor de lanzadores participantes. Ve al motrileño en los Juegos Olímpicos de París 2024. «Su compromiso y dedicación son equiparables a las de Manolo Martínez o Pedro José Cuesta, aunque por su tipología me recuerda más a Mario Pestano. Espero que mantenga la cabeza bien amueblada. Lo demás se lo pondremos desde fuera», le apremia su entrenador.
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