Esfuerzo y tesón en la carrera de Trevélez, el pueblo más alto de España

La belleza de la Alpujarra recompensa el sinuoso camino que ha de seguirse para alcanzar sus núcleos, como es el caso de Trevélez. Los más previsores se pegaron un buen madrugón, quienes midieron peor llegaron más justos y hasta hubo quien amenazó con irrumpir en pleno corazón del municipio alpujarreño a cinco minutos del pistoletazo. Debe sentirse algo de vértigo cuando los primeros metros se dan en picado, porque ya se sabe que lo que primero se desciende luego se ha de remontar. No tuvo duda alguna Cesáreo Ceballos, atleta del Todo Suma que ya cuenta con tres victorias en su haber en el Gran Premio, la primera un año atrás por estas fechas aunque en Salar y la segunda hace apenas una semana. Espoleado por su triunfo en el Trópico de Europa en Almuñécar, el de Pulianas corrió embalado a por el triunfo con la compañía de, José Francisco Delgado, ausente el campeón Santiago.

Cientos de visitantes y vecinos esperaban la llegada de los corredores tras verlos marchar sobre el río homónimo a la localidad. Varios niños se entretuvieron con un par de preciosos gatitos autóctonos, abundando en su bondad felina como si fueran peluches para reproche de sus padres, pero cualquiera se los apartaba. «¿Quién va primero?», preguntó un nieto a su abuelo. «Será un forastero», le respondió. No tardó Cesáreo Ceballos en remontar la imponente cuesta que da acceso a Trevélez desde Órgiva para un tiempo final de 34:16. La superó con fuerza, poderoso, permitiéndose incluso un nuevo cambio para distanciar aún más a José Francisco Delgado, que cedió contra su voluntad.

«Traté de conseguir ventaja en la cuesta hacia abajo, donde vi que Delgado sufría, para que no me cogiera en la subida que es su fuerte. Fuimos juntos durante siete kilómetros pero me escapé y acabé muy fuerte, con gasolina y confianza. Me hizo sudar», reconoció Cesáreo Ceballos ya ganador y amenazando con el triplete en Santa Fe. «Es una carrera dura, con salida y meta a 1.400 metros de altura. Cuesta recuperar porque no te deja respirar ni un segundo, o subes o bajas, no tiene ni cien metros llanos», expuso, aunque a él le gusten, aficionado a la Mini del Veleta.

También la disfrutó María Dolores Arias, la atleta del Olimpo a la sombra de Zhor El Amrani hasta su coronación. Festejó su primera y ansiada victoria entrando a meta junto a su pareja Diego García en 42 minutos y 37 segundos. Alzó la cinta y lo besó para luego abrazarle. «Fui primera desde el principio pero controlando y a partir de la mitad apreté porque me sentía bien, nunca me ha dado miedo la altura. Pruebas como esta, menos monótonas, te dejan luego más satisfecha», aplaudió María Dolores Arias. La admiradora de Zhor tuvo premio. También su jamón de Trevélez.