En busca de lo imposible
Campeonas ·
Belén López juega waterpolo desde los ocho años para ver a Andalucía entre las cinco mejores de EspañaCAROLINA PALMA
GRANADA
Jueves, 2 de enero 2020, 19:56
En un mundo en el que todo está servido, cada vez es más difícil encontrar a gente capaz de luchar por lograr lo que desea, ... aun cuando esto puede llegar a resultar en la más imposible de las empresas. Belén López Barrionuevo, sin embargo, es una de esas personas. Y es que, a pesar de contar solo con 14 años en su experiencia vital, la joven natural de Huétor Vega ya es un ejemplo de lucha y constancia en toda regla.
En lo que se refiere a ella, no hablamos de ningún tipo de enfermedad mortal ni superación riesgosa. Hablamos de una chica que, sin ninguna necesidad de dificultar su día a día –pues, a rasgos generales, su vida no era muy diferente a la de cualquier otra niña que lo tuviera todo servido ya– ella encontró algo que le apasionaba y luchó por ello, a sabiendas de lo complicado que esto podía llegar a ser. No solo eso, sino que, muy lejos de disgustarse o hallar queja en tal empresa, rebuscó la manera de encantarse en las complicaciones y enamorarse del camino, aun cuanto más dificultoso este se tornara.
La hueteña en cuestión es deportista, desde hace ya seis años, y su pasión y lucha es el waterpolo. Algo difícil de ver incluso en estos tiempos, en los que el foco sobre el deseo de igualdad brilla más que nunca. Sin embargo, en ciertas ocasiones y por diferentes factores, la igualdad de género, en las piscinas hondas hechas para el deporte de balón, es algo que parece haberse quedado congelado hace ya algunas décadas, según afirman los padres de la niña. Si bien España cuenta con un gran equipo femenino nacional, es complicado hallar el mismo espíritu en las categorías inferiores, ya sea por la poca repercusión mediática que tales victorias hayan tenido, o por el desconocimiento general en cuanto a la disciplina, que lleva a pocas niñas a intentarlo.
Sin ir más lejos, «hasta el año pasado, las chicas en Andalucía –en la categoría cadete, cuyos equipos eran mixtos– no podían competir en la segunda fase de los campeonatos, a pesar de haberse llevado la victoria en la primera junto al resto de sus compañeros. Ahora, afortunadamente, los campeonatos se dividen por género», aclara la madre de Belén, cuyo nombre comparten.
«Afortunadamente», pues la niña está cursando su primer año como cadete. Pero, «por desgracia, en Granada aún no hay suficientes chicas en el deporte como para formar un equipo femenino»; por lo que la joven deportista se desplaza a Málaga cada dos semanas, junto a otras dos de sus compañeras, para hacer equipo con las jugadoras vecinas, con las que compite en los torneos andaluces.
Belén, que entrena como boya (o pivote) desde que tiene ocho años, comenzó en el deporte por un anuncio que vio su madre en el trabajo. Era del Club Natación Alhambra, que en aquellos momentos se encontraba en Huétor Vega. «Estaba al lado de casa, se hacía en agua –lo que resultaba poco lesivo– y también en equipo, que me parecía importante como mujer», recuerda su madre, que la apuntó también por la mejoría que esperaba que este aportara tanto física como emocional y socialmente a la vida de su pequeña, y que no tardó en ver. «Lo que no me imaginaba era todo lo que se vendría encima», afirma la misma. Pues, si bien no se equivocó en sus premoniciones, el waterpolo trajo a la vida de Belén mucho más que una simple mejoría en su estado físico y emocional. Le cambió la vida por completo. En aquella piscina, Belén avistó por primera vez su pasión y algo por lo que realmente quería luchar.
Con tan solo ocho años comenzó a pasar más tiempo dentro que fuera del agua. Entrenaba cuatro días a la semana, de 20:30 a 22:30 horas y, cuando volvía a casa, solo podía pensar en aquel deporte, que empezaba a ocupar ya la mayor parte de su vida. Cuando, al año siguiente de empezar, probó la competición por primera vez, se aficionó al momento y empezó a incluir en sus jornadas de entrenamiento las tecnificaciones que organizaba la Selección Andaluza, donde también albergaba la esperanza de ser incluida en el equipo regional. Con trece años alcanzó tal hazaña y llegó, junto a sus compañeras, a convertir al suyo en uno de los cinco mejores conjuntos nacionales, durante el Campeonato de España Infantil, que se celebró en Elche el pasado abril.
Desde entonces, ha añadido a sus entrenamientos los celebrados en Málaga, donde forma parte del equipo femenino en las categorías cadete y absoluto y, por si fuera poco, cada quince días viaja con el mismo a diferentes provincias de la región andaluza para competir en torneos frente al resto de equipos.
A simple vista, podría resultar demasiado complicado como para intentarlo, pero Belén ha decidido dedicar su vida al waterpolo, a pesar de ser consciente de la posibilidad de no llegar nunca a ganarse la vida con el mismo, cosa que a ella no le importa.
Y es que, «en el agua es feliz», afirma Jorge, su padre, que a pesar de lo sacrificado que el deporte de su hija pueda resultarle en términos de tiempo y dinero, «al ver su alegría en la piscina, todo vale la pena».
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