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El sueño de esquiar en Sierra Nevada por encima de todo

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Desde pequeña ha competido a nivel nacional. En 2017 participó en sus primeros campeonatos de España y dos años después ya estaba viajando al extranjero para medirse con rivales internacionales, siempre en categoría absoluta ya que en el esquí adaptado no hay suficientes deportistas para crear categorías por edades. «A mí siempre me ha encantado competir y ganar. El primer campeonato de España fue para tantear, pero como aquí en España no hay mucho nivel le dije a mi entrenador que se me podía dar bien porque me encanta la adrenalina de estar en el Portillón o los nervios antes de salir hacia abajo. Tenía claro que quería competir», afirma.

Audrey Pascual nació con una agenesia bilateral de la tibia y tiene las dos piernas amputadas por encima de la rodilla. Pasó por varias operaciones para poder hacer vida independiente con sus prótesis y después de la última le dijo claro a sus padres que quería practicar deporte. Su tío le dio el empujón que le faltaba y su madre consiguió a través de la fundación También el material necesario para poder completar esta práctica deportiva de forma adaptada. El primer día no le gustó tanto como pensaba, pero tardó poco en repetir y desde entonces no ha dejado de esquiar.

Audrey Pascual no es granadina de nacimiento, pero se siente de la ciudad y de Sierra Nevada. Viajaba varias horas desde Madrid cada vez que quería ponerse los esquís para entrenar y cuando terminó el pasado verano el Bachillerato decidió venir a Granada a estudiar su carrera universitaria y así estar más cerca de la estación con la idea de complementar el estudio con la práctica deportiva. El croquis es más complejo porque en mitad hay que encajar los viajes que realiza por Europa para las competiciones invernales, que se concentran siempre en estaciones ubicadas en el corazón del continente. «El deporte me ha enseñado a priorizar, a organizarme mejor. Tengo poco tiempo y hay que usarlo bien. Debo aprender que no puedo llegar a todo como estudiante y deportista y no puedo hacerlo todo a la vez, tengo ir paso a paso», explica Pascual.

Su evolución ha sido bastante rápida y actualmente es la segunda de la clasificación mundial que se tendrá en cuenta para repartir las plazas para Milán-Cortina d'Ampezzo. La Federación Española de Deportes de Invierno le pide estar entre las cinco primeras para poder optar al billete olímpico. «Es mi principal objetivo ahora mismo», declara Pascual, convencida de que lo logrará el próximo año, a pesar de que en España compite casi siempre consigo misma a la espera de encontrarse con las rivales europeas que le dan una muestra real del nivel al que se encuentra.

También le gustaría estar en los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028, pero eso no depende ahora mismo de ella. Está todavía en el aire la consideración del surf como deporte del programa paralímpico para ese año, pero si lo estuviera se muestra convencida de poder estar en Estados Unidos, ya que su nivel sobre la tabla también es alto. «No puedo elegir entre el esquí y el surf porque me encantan los dos. Uno ayuda al otro para mantenerme en forma. Son deportes que se complementan porque los ejercicios físicos y los movimientos son muy parecidos, así que mientras pueda practicar los dos voy a ir a muerte con ellos. El surf lo practico principalmente en el norte de España porque aquí en Granada no hay olas de calidad», expone.

Mientras tanto, sus padres la ven crecer desde la distancia. «Les cuesta», reconoce entre risas Audrey Pascual, que mantiene a través de la pantalla un contacto constante con ellos. «Mi madre siempre me ha dejado hacer el loco. Sé que me puedo caer, pero me voy a levantar igual. Gracias a esa libertad soy muy independiente», afirma la deportista, convencida de que quedan muchos años entre la tabla y los esquís.