Los superhéroes de Granada

Al frente se encuentra María Pérez, la más menuda pero un torrente puro de talento. Ganó su primera medalla de oro en un Nacional absoluto al aire libre en lo que para ella fue un entrenamiento con una nueva personal de 43:52.08 en los 10 kilómetros marcha. «Era la marca que estábamos buscando, fuimos más rápido de lo que estábamos yendo en Font Romeu con el aliciente de la competición. Cuando pasé el 5.000 sabía que tenía que apretar un poco más y ver si el cuerpo respondía tras el tiempo en altura. No pensaba en ser campeona de España, solamente en nuestro objetivo», explica la pupila de Jacinto Garzón, tan clara siempre. «Ataqué antes porque era el momento para hacerlo y conseguir la marca», cuenta sobre su zarpazo a Raquel González, con la que completó casi toda la carrera aunque no lo considerase «un duelo». Dedicó la victoria a Beatriz Pascual, que se retira temporalmente para atender a su hijo. «Compartimos entrenamientos y confidencias, me parezco mucho a ella marchando y era un honor dedicarle el triunfo», admite la el Valencia Esports.

Tuvo las sensaciones que buscaba y ya sólo piensa en Doha, donde afrontará el Mundial en poco más de tres semanas. «Toca cambiar de hábitos y trasnochar porque será la cita más importante del año y se competirá por la noche. Tengo ganas de que llegue porque llevo casi un año entero entrenando, quiero obtener allí la plaza para los que serían mis primeros Juegos Olímpicos para poder prepararlos con tranquilidad», apunta María Pérez, la campeona de Europa de 20 kilómetros, la marchadora de Orce.

Bromea Dani Rodríguez con sus dos medallas de La Nucía en las manos que de plata son la mayoría de las que colecciona. En Antequera, seis meses atrás y en pista cubierta, se llevó un oro; el mismo que buscaba en el 200 del domingo pasado. «Valoro el campeonato muy positivamente porque esto no se regala, pero es cierto que llegaba con muy buenas sensaciones y con marcas personales entrenando. Me encontré algo flojo en la primera prueba pero la semifinal fue la que más me gustó de las tres, pese al viento en contra. Esperaba otro resultado y otra marca –hizo 21.06– en la final pero son tres carreras en las piernas y tienes un tope, noté el cansancio y aseguré la plata», alude el velocista del Playas de Castellón, satisfecho con sus curvas y con las sensaciones. Más tarde, y todavía en plena pájara, repitió medalla en el relevo 4x100 junto a Arián Téllez, ambos en las postas decisivas como tercero y cuarto respectivamente. «Confían en nosotros», sonríe.

Su amigo, Arián, llegó a ilusionarse con el oro cuando se vio primero en la final del 100. «Salí bien y sí, creí que podía ganar (sonrisa). Me sorprendió ver que Sergio (Juárez) se adelantaba tanto, me crispé un poco y me adelantó Ángel David Rodríguez 'el Pájaro'. Ambos merecieron sus medallas, y yo la mía», resume el velocista tras una temporada marcada por una delicada lesión de fibrosis en la parte baja del semimembranoso de la pierna zurda. «Estuve de diciembre a abril para curarla y todavía no está del todo. Un bronce en un año así es un triunfo, estoy satisfecho y ahora quiero recuperarme del todo junto a mi fisio Francis, al que debo la vida, para volver demostrando todo lo que he aprendido sobre mi cuerpo este año», refleja Arián Téllez, a quien nadie se atrevía a intervenir en Granada.

Si bien María Pérez, Dani Rodríguez y Arián Téllez son desde hace tiempo habituales en los podios nacionales, junto a la ausente Laura Bueno por su lesión ya recuperada, son novedades el lanzador Lorenzo Hernández y la velocista Andrea Serrano. Ambos obtuvieron sus primeras medallas absolutas. El motrileño del FC Barcelona lanzó el disco a 57.30 metros y se hizo con una medalla de bronce sorprendente para sus rivales. No para él, que hace tiempo que supera los sesenta entrenando. «Fue una gran competición, esperaba tirar más o menos lo que lancé porque había estado por esas marcas en agosto, en 57 más o menos largos, pero no imaginaba verme primero al segundo lanzamiento y hasta el quinto. Eso quizás me hizo bajar un poco la guardia», reflexiona Lorenzo Hernández. «Pude pelear con gente que no creía que pudiera estar ahí antes de la competición, me gané su respeto y de hecho Frank Casañas me escribió que había visto un cambio en mi actitud, con más garra y ambición», reconoce. «Todavía tengo que aprender a colocar mejor el disco porque la fuerza la tengo, pero espero limarlo porque tras dejar el peso tengo que pensar en objetivos mayores. Ya no soy un niño», refleja el lanzador de 22 años, que entrena en León desde que se fuera con catorce y una beca, bajo las órdenes de Carlos Burón.

Dos años menos tiene Andrea Serrano, plata con Unicaja en el 4x400. «Sabíamos que podíamos conseguir la medalla pero también que los nervios nos podían traicionar. Corrimos con la mente fría y cuando mi compañera llegó segunda a meta saltamos todas muy felices», admite. «Fui la segunda posta y cogí calle libre, recibí primera pero empatada con el Playas y el Ría Ferrol. No recuerdo la carrera porque sólo pensaba en correr y en mantener la posición, en pillar a la de adelante y en que no me pillase la de detrás. Cuando entregué, di la espalda a la carrera porque estaba muy tensa», ríe la 'hermana pequeña' de Laura Bueno y alumna de Jesús Montiel. «Fue muy emocionante ver a todos los de Granada ahí arriba también y sentirme parte», reconoce Andrea Serrano, alguien que se refiere a sus compañeras como amigas a cada momento.

Los velocistas Sonia Molina y Mario López Moure no nacieron en Granada sino en Ciudad Real y Madrid pero él ya se ha empadronado y a la segunda no le faltará demasiado. Ambos integraron el equipo 'Fuertes y rápidos' de Manolo Jiménez al mismo tiempo, el pasado mes de septiembre. Buscaban motivación y ahí la tienen, con sendos bronces en el 200 ella y en el 4x100 el del Atletismo Numantino. «Me sentí de maravilla, manteniendo la técnica de carrera con la rodilla arriba y sin acortar la zancada. Metí el miedo en el cuerpo a mis rivales más directas», admite Sonia Molina, hermana de Raquel, exjugadora del 'Raca' y ahora en Agustinos. «Conocía la ciudad y mi idea es no moverme en mucho tiempo. Me gusta mucho estar aquí, nuestro grupo es una familia», afirma.

«Mis primeras rondas eliminatorias no me dieron confianza y le dije a mi madre que estaba derrotado, pero con dos palabras me puso en mi sitio, me llegó al corazón. Saqué fuerza por ella, que vino a verme por la tarde, y en la final del 100 corrí enfocado en mi calle y con buenas sensaciones, brutales, aun sin medalla», cuenta Mario López. «El relevo fue una sorpresa, las entregas no fueron buenas pero conseguí remontar como última posta», señala Mario López Moure, que ya no quiere comillas cuando se hable de él como granadino.

Son atletas jóvenes y felices pero no se conforman. Tampoco con las ayudas que reciben. «Sólo pedimos lo básico para entrenar a gusto y competir, dedicándonos a lo que nos gusta y dando a conocer nuestra ciudad. Es el momento de que las autoridades apuesten por un deporte minoritario como el atletismo con mejores recursos e infraestructuras», abandera María Pérez. «Si no nos ayudan saldrán perjudicados porque cada vez querremos más, tendremos más hambre. Si no nos ayudan, no contaremos con ellos», avisa Arián Téllez. No tienen miedo.