Laura Bueno vence una nueva batalla
La velocista granadina se recupera tras cinco meses y medio de lesión con aspiraciones olímpicas
Laura Bueno había conseguido una nueva mejor marca personal y un puesto de finalista en el Campeonato de Europa tras proclamarse una vez más ... la mejor de España en los 400 metros lisos en la pista cubierta de Antequera, en febrero de 2019, tras varias semanas y meses de trabajo incansable. Decidió darse unas vacaciones de dos semanas y media, algo que en el atletismo suena a una barbaridad. «Quise olvidarme de entrenar, de la alimentación. Desconectar», explica. A las tres semanas de volver a los entrenamientos su cuerpo se lo hizo pagar, así de injusto es este deporte. «Me empecé a rayar un poco porque parecía que me estaba volviendo a pasar lo mismo», recuerda. Fue su particular «vuelta a la pesadilla», a una lesión que ya la tuvo en el dique seco años atrás y que la ha mantenido alejada de cualquier carrera los últimos cinco meses y medio. Sin embargo, y como las grandes guerreras, ha vuelto más fuerte.
«No me podía creer que me molestase ahí otra vez. No podía pasarme en ese momento, pero estamos expuestos, ya estemos en nuestro pico de forma o en una etapa señalada. Era como si al correr me fueran dando martillazos hasta que la zona se inflama. Tuve que asimilarlo», describe Laura Bueno sobre la fractura por estrés que sufrió en el periostio. Lo pasó mal. Muy mal. «Fueron meses bastante complicados en lo personal, una época bastante chunga. Estuve cabizbaja. Me dolía por mi familia, porque ellos disfrutan siempre conmigo y esta vez estaban sufriendo, incluso más que yo porque no sabían cómo estaba por dentro. Sin embargo, sentí el apoyo de mis compañeros de entrenamiento y de mucha gente por redes sociales», agradece la velocista, a quien muchísimas niñas tienen por una referente absoluta.
Fueron los servicios médicos de la selección española quienes le mandaron durante una concentración en Barcelona, a la que ya fue lesionada, «una resonancia de urgencia». «No se veía muy claro pero salió el edema óseo y me dijeron que parara unos meses, aunque no cuántos. Quise pensar en positivo y fui haciendo todos los ejercicios que me mandaron como pude. Nunca tiré la toalla para no perder la forma de cara al aire libre. Si no podía correr hacía elíptica, y si no bicicleta, y si no, gimnasio», apunta Laura Bueno sobre la lucha de aquellas semanas. Pero las competiciones se iban acercando y ella seguía sin pisar la pista, hasta que tuvo que tomar una decisión. «Unos días antes del Campeonato de España anuncié que daba por perdida la temporada porque no llegaba para nada, y para qué ir mal. Me fui de vacaciones, desconecté y me dediqué a recuperarme», incide, ahora con alivio.
Si no hubiera sido por esta lesión, quizás Laura Bueno nunca hubiese conocido a Rafael Ortega, a cargo del centro FisioSalud Élite, en Peligros. Hoy se alegra. «Me los recomendó una persona de confianza pero yo estaba cansada de que me viera tanta gente. Estaba hasta las narices, yo lo que quería era recuperarme sola ya, pero hablé con Rafael y me dijeron que querían trabajar conmigo. Yo creía que no me serviría para nada, pero fui evolucionando y sintiéndome mejor, con trabajos de impacto pero sin impacto; fui perdiendo las molestias. Ellos me pidieron que les dejara dirigirme y dos meses después me dieron luz verde para volver con mi entrenador, con Jesús Montiel. Ahora somos un equipo», presume orgullosa sobre un descubrimiento que, igual que el de José Antonio Guarnido de Podología Aquiles años atrás, puede ser un antes y un después en su carrera.
El día que Laura Bueno volvió a las andadas no lo supo (casi) nadie. «Una mañana de agosto me levanté, cinco meses después, y me dije: 'Hoy corro'. Sentí una llamada del Señor y, sola, me hice mi moño y me puse mi ropa», rememora la atleta, que entonces le dijo a su madre que se iba 'a andar' para distraerse. «Me fui a Joaquina Eguaras, eché a correr cinco minutos y no me molestó nada. Seguí corriendo de forma progresiva los días siguientes pero sin decírselo ni a Jesús ni a nadie, no quería la presión de estar entrenando ya. Quería ver si mi cuerpo respondía primero. Así estuve dos semanas y cuando Jesús (Montiel), que hasta entonces me insistía en 'paciencia' y 'ánimo', me preguntó por mi vuelta, le dije que ya había empezado. Fue un subidón para todo el mundo», reconoce con una amplia sonrisa su hija atlética.
Fortalecida
Ahora, Laura Bueno se siente más fuerte y más optimista que nunca. «Pasar por esto te fortalece, porque la cabeza se centra en los objetivos propuestos para el año. Yo busco cumplir un sueño, que es ser olímpica, y siempre que he sufrido una lesión he salido más fuerte», refleja la velocista, quien cree que si algo bueno tuvo la lesión fue que la rodeara un equipo de especialistas como el que disfruta para esta temporada. «Además de a FisioSalud Élite tengo a mi osteópata María Salazar, a José Antonio Guarnido de Podología Aquiles, a Roberto Oliver y su equipo en Nutritrain Clinic con su suplementación… son muchas personas vinculadas a mi entrenador que me cuidan como a una reina. Ver que se ha creado este grupo con tanta ilusión por un mismo objetivo, los Juegos Olímpicos, no me supone una presión sino una ilusión. Hacen más fuerte mi escudo», asegura.
La velocista está eufórica. «La verdad es que siento como si hubiera ganado una batalla más a mi cuerpo, y me hace muy feliz volver. Siento mucha más fuerza», se sincera, buscando las palabras en el aire. «Sé que este año me depara algo bueno, lo siento dentro… Tengo una buena vibración. Siento que, tras salir del bache, lo bueno está por llegar», insiste Laura Bueno, que esta temporada trabajará el 400 sin dejar a un lado el 800. «Voy a volver a coger el mando porque soy muy competitiva. Agarraré la sartén por el mango y lo daré todo, como siempre. Mi objetivo es estar en Tokio 2020, lo tengo muy claro, y me veo. No creo que cambie de opinión, quiero estar ahí y punto. Con sudor y sangre si hace falta», promete.
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