María Pérez estará en los Juegos de Tokio al acabar octava en Doha
La marchadora de Orce obtiene la plaza olímpica deseada gracias a la descalificación de Jiayu Yang en el último kilómetro
Era su sueño y lo cumplirá. El único objetivo con el que viajaba al infierno de Doha. María Pérez obtuvo anoche, ya de madrugada, su ... deseada plaza para los próximos Juegos Olímpicos de Tokio 2020 al acabar como finalista, octava, en los 20 kilómetros marcha del Mundial de atletismo más inhumano que se recuerda. La marchadora de Orce, que ya contaba con la mínima para los Juegos, cruzó la meta en un tiempo final de una hora, 35 minutos y 43 segundos, a dos minutos y medio de la ganadora Hong Liu que hizo 1:32:53. María Pérez se vio beneficiada por la tremenda torpeza de Jiayu Yang, una de las cuatro atletas chinas que marcharon durante toda la prueba en cabeza, picada con sus compañeras hasta cometer la infracción que supuso su expulsión de la competición a falta de un solo kilómetro, para premio al angustioso esfuerzo contrarreloj de la de Orce.
Más de treinta grados y un 70% de humedad en la noche de Doha no alejaron de María Pérez su obsesión por competir. La granadina, es más, renunció a la pastilla de temperatura interna que ofrecía la IAAF a los atletas, aun sabiendo que la carrera se retrasaría media hora para mitigar el bochorno. La pupila de Jacinto Garzón fue presentada como una de las favoritas, última campeona continental, y María Pérez, muy seria, se limitó a calarse fuerte su gorra blanca y a ocupar el lugar que representa su estatus, en primera fila. Se dio el pistoletazo y ella, prudente, se fue a un segundo plano.
La granadina marchaba 24ª clasificada al paso por el quinto kilómetro. Con el paso de las vueltas al fantasmal circuito se fue acercando a la cabeza, líder en el grupo perseguidor y comiendo terreno. Quizás no contaba con la fuerza china y con un equipo al completo que corrió como en casa, clones con el ombligo oculto bajo un parche como si ni fuesen humanas. La plusmarquista mundial Hong Liu de 20 y también 50 kilómetros marcha, que ni bebía ni sudaba, era seguida por sus secuaces Shenjie Qieyang, Liujing Yang y Jiayu Yang. Sólo la última se cayó de lo que habría sido un dominio absolutísimo, dando la gloria a la marchadora granadina.
María Pérez avanzaba 15ª a mitad de carrera, recuperando posiciones pero no tiempo, cada vez más lejos las japonesas Okada y Fujii que cerraban las plazas de finalista y también para Tokio. Asentada como la mejor europea, María Pérez se lanzó en un ataque desesperado en los cinco últimos kilómetros tras ver cómo se abría la brecha que la separaba de su sueño. Parecía imposible, una utopía, hasta que Yang metió la pata a falta de apenas un kilómetro para el final y corrió su plaza hasta la nueva octava. Honor granadino. Honor de Orce. María Pérez competirá en los Juegos de Tokio 2020.
«Sabor agridulce»
«Me voy con un sabor agridulce, tenía pensado ir recogiendo cadáveres como dice el gran 'Chuso' (García Bragado), pero al final me ha costado más de la cuenta. Se ha lanzado bastante al final la carrera, tenía a treinta segundos a las japonesas y tuve problemas de calambres y estomacales. Me quedo con esa decepción pero contenta con el octavo puesto y bajo estas condiciones. Espero seguir en esta línea y estar lo más adelante posible en Tokio», reconocía, crítica, la de Orce al finalizar la prueba. «Tenía ambición por las medallas, debo ser sincera, y creía que con Antonella (Palmisano) y Cabecinha me podrían haber llevado pero se iban quedando, los kilómetros pasaban mella y me vi sola, quizás con alguien podría haber lanzado algo más. Me encuentro bien y es lo importante para que mi familia se quede tranquila. Ha sido duro, te das cuenta de que la climatología afecta», se sinceraba María Pérez.
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