La penúltima bala de Piastri, donde Verstappen tocó su novena sinfonía
El GP de Brasil se presenta como decisivo por la igualdad de los tres candidatos: un Norris exultante, un Piastri en sus horas más bajas y un Verstappen irredento
David Sánchez de Castro
Jueves, 6 de noviembre 2025, 13:21
Hubo un tiempo, no hace tanto, que en Brasil se celebraba el cierre del campeonato. El circuito de Interlagos es de esos que quedan marcados ... en la retina de los espectadores, en la memoria de los pilotos y en la agenda de unos ingenieros que tienen que adaptarse a las siempre cambiantes condiciones climáticas que, año tras año, les reciben. Citas como las de 2005 y 2006, los dos títulos de Alonso, 2007 y 2008, donde se decidieron el último título de Ferrari y el primero de Hamilton respectivamente, o las de 2009 y 2012, con el 'one-hit-wonder' de Jenson Button y el tercero de Vettel —para desgracia de Alonso— son ejemplos de este siglo que a los que ya superan la treintena les provocan chiribitas.
Pero desde hace tiempo, Brasil ya no es el broche. La cita imperdible en el trazado entre dos lagos —de ahí su nombre— ha decidido solo los títulos donde los pilotos llevaban más ventaja, si no matemáticamente sí a efectos prácticos. Verstappen, por ejemplo, puso la rúbrica a su último título en Las Vegas, pero dejó atado y bien atado en la cita de Sao Paulo, con una de sus actuaciones más recordadas.
Lo que hizo 'Mad Max' en la tierra de su familia política —está comprometido con la hija del tricampeón Nelson Piquet, a quien ha hecho este mismo año abuelo de nuevo con Lily— en la última participación aquí se considera una de sus grandes carreras. Ganó desde la 17ª posición de la parrilla, en una infernal carrera con momentos de lluvia intercalados con espacios cortos de pista seca, varios coches de seguridad y un Norris al que la presión le pudo. De aquellas, Verstappen defendía el liderato; un año después, pasa al ataque.
Y este es uno de los grandes puntos de interés de este Gran Premio de Brasil, que por verbigracia del formato sprint, repartirá una bolsa de 32 puntos como máximo al que sea capaz de ganar las dos carreras. Habida cuenta de que Verstappen sabe navegar las curvas del Autódromo José Carlos Pace a la perfección, es normal que en las espaldas de los hombres de McLaren corran gotas de sudores fríos y no precisamente por el calor y la humedad reinantes en este circuito.
Piastri o Norris: ¿habrá normas papaya en esta carrera?
Una de las constantes de la gestión de esta McLaren ha estado en las dudas sobre las órdenes de equipo. Volviendo a la cita de 2024, Norris ganó un punto extra porque a Piastri le pidieron que se dejara pasar en las últimas vueltas. El australiano lo hizo rechinando dientes pero leal y obediente. Las cosas han cambiado mucho y en este 2025 se han visto refriegas cuyo momento culmen se vivió en el GP de Singapur: McLaren celebrando el título y Piastri viéndolo por las pantallas mientras atendía a la prensa.
La falta de decisión a la hora de decidir quién es el primer piloto ha llevado a una situación no tan extraña si se tiene un poco de antecedente sobre el comportamiento habitual en McLaren. Incapaces de tomar decisiones útiles cuando deben decantarse por uno u otro piloto, Piastri y Norris llegan a Interlagos separados por solo un punto. Un empate fáctico que hace irrelevante cualquier orden, tanto en cuanto los pilotos tendrán que tomar la última decisión.
Esas 'normas papaya' que debían haber usado de manera explícita —implícitamente han beneficiado a Norris— dejan a Piastri en una situación compleja. El australiano pasa su peor estado de forma de la temporada en el peor momento posible, y los datos son demoledores: ha acabado detrás de Norris en todas las carreras desde el GP de los Países Bajos, en agosto. La última oportunidad que tiene para reivindicarse es aquí, ya que para cuando llegue el triplete final de año —Las Vegas, Qatar y Abu Dabi— tendrán que estar todas las posiciones claras dentro y fuera de McLaren.
En este punto entra en juego Verstappen. El neerlandés sabe que puede aprovechar la falta de decisión en el equipo papaya para dar un nuevo mandoble en la cara de sus rivales y mantener así la epopeya de una remontada que, aunque improbable, sigue siendo posible en pos de su quinta corona consecutiva. Qué mejor escenario que Brasil, donde ya remontó, para apuntalar la hazaña.
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