De Móstoles a coronar el Veleta por amor al Valdepeñas

«Somos aficionados del Valdepeñas desde hace muchos años. Mi cuñada nos invitó a venir de Madrid para ver el fútbol sala y el ambiente nos maravilló. Desde entonces lo seguimos en todos los partidos. También fuera de casa», explica Pako Izquierdo a IDEAL. Tiene 46 años y está dispuesto a hacer lo que sea por su Valdepeñas.

De momento, no le ha importado echarse a la carretera desde Móstoles para venir con su hijo hasta la Copa de España. Cinco horas de coche hasta el Palacio de Deportes. Cada fin de semana recorren dos horas de ida y otras dos de vuelta para llegar al pabellón de esta localidad de Ciudad Real. «También vamos a los partidos de fuera de casa siempre que podemos. Somos un tándem. Si uno no puede ir, no hay viaje. Pero por lo general llega el fin de semana y le decimos a mi mujer que 'nos vemos'», ríe.

Pero el fútbol sala no es un hobby excluyente. La abuela de Unai también se une en algunos partidos, así como su hermana de 9 años. «Yo juego a fútbol sala y le gusta venir a verme jugar. Me anima con el megáfono y todo», revela el chaval. A sus 14 años lleva la mitad de su vida animando al Valdepeñas. A Granada ha venido junto a su padre y dos amigos con un objetivo mínimo: ganar al Barça y alcanzar las semifinales.

«Podemos derrotarles. Llegan con bajas y ha venido a ver el partido toda Valdepeñas. La afición es magnífica y haremos todo lo posible para pasar de ronda», añade. Sin embargo, la competición no les brindó ese capricho. A pesar de la derrota ante los blaugrana, padre e hijo tienen ahora otra meta: coronar el Veleta. Además de al fútbol sala, Pako y Unai son aficionados también al montañismo. En la maleta han traído todo tipo de material de alta montaña para disfrutar de la naturaleza en Granada.

«Estuvimos en verano y nos encantó la experiencia. Aprovecharemos estos días para volver a subir. Con bandera del Valdepeñas y todo. ¡Solo faltaría!», asegura Pako. Ya sin nada en juego tan solo queda disfrutar de la fiesta del fútbol sala y regresar a Móstoles para planear la próxima aventura. «No iba a abrir el taller si nos llevábamos la Copa. Queríamos celebrar el título, pero al menos nos queda Sierra Nevada», concluye.