La calle
Cartas desde China ·
«Allí se descubre el fútbol y surge la pasión por el juego, se aprende a driblar, a tirar y recibir el balón chutando contra un muro, a mejorar el control corporal, porque caerse en la calle duele», dijo en alguna ocasión Johan CruyffKEVIN VIDAÑA
Sábado, 15 de febrero 2020, 01:05
La calle, la mejor de todas las escuelas de fútbol del mundo. «Allí se descubre el fútbol y surge la pasión por el juego, se ... aprende a driblar, a tirar y recibir el balón chutando contra un muro, a mejorar el control corporal, porque caerse en la calle duele», dijo en alguna ocasión Johan Cruyff. Enseñando en una frase que solo aprendemos cuando la vulnerabilidad se hace palpable, en el acto humano y humilde.
Yo me crié en una calle de un barrio pobre y trabajador de Almería, cuando todavía no existían los teléfonos ni las consolas. Por aquel entonces, la pelota era un objeto de culto, un elemento casi anatómico y de fácil acceso que legitimaba en sociedad. Éramos quienes éramos por lo que hacíamos con ella. Ningún otro aparato, por muy tecnológico que fuese, primaba ante lo de siempre. Negarla era negarnos a nosotros mismos, perder nuestra identidad, así que siempre la respetamos. La pelota y el juego nos llenaban de responsabilidades, fue la mejor escuela para muchos de nosotros. El sentido de la amistad, la sana razón del esfuerzo, la gestión de las emociones, el desarrollo pleno de las facultades humanas: inteligencia, voluntad, conciencia, memoria, imaginación, sensibilidad, sentimientos. Un montón de cosas que solo el fútbol puede darnos.
La calle nos llenó de cosas buenas y ahora es distinto. La tecnología ha conseguido cambiar los porqués, ya no se sabe si se juega para disfrutar o para ganar seguidores en Instagram. Parafraseando a Roberto Bolaño, diría: «En mi vida, que ha sido más bien nómada y de una pobreza extrema en ocasiones, la pelota y los amigos han contrapesado esa pobreza y han sido mi soberanía y han sido mi elegancia. La calle, la pelota y los amigos me han producido riqueza. Son riqueza». Aprendizaje nutrido de placer y libertad, factores que desde los primeros tiempos del ser humano han facilitado la respiración. Mis hábitos y latidos deben su razón de ser a la disciplina de vivir despreocupado, con una pelota y amigos en la calle. Estudiando sociología de verdad.
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