La posesión de balón
Cartas desde China ·
Las cosas no tienen que tener un sentido utilitario para que resulten útilesKEVIN VIDAÑA
Viernes, 31 de enero 2020, 00:43
Los que se preguntan para qué sirve la posesión son los mismos que se preguntan para qué sirve la literatura o la filosofía. Dijo Borges:« ... Nadie preguntaría por la utilidad del canto de un canario o por la de los arreboles de un crepúsculo». Las cosas no tienen que tener un sentido utilitario para que resulten útiles. Recuerdo cuando un vendedor de libros del Círculo de Lectores, en la intención de vender su producto, le recriminó a mis padres: «¿Preferís comprarle a vuestro hijo libros de Cruyff antes que esta enciclopedia Larousse? ¿Estáis pensando en su futuro?». Poco después apareció Google y aquello que para el vendedor no tenía ninguna utilidad acabó siendo mi medio de vida y felicidad.
¡Cuántas cosas inútiles hacemos a ojos de nosotros mismos y de los demás que acaban siendo trascendentales! Algún día contaré que fiché en China por no saber inglés y que mis mejores escritos nacieron de perder el tiempo en clases de latín. Soy un convencido de que la posesión de balón siempre tiene sentido, lo que no tiene sentido es animar a no tenerla.
En un juego de tanta complejidad, ¿cómo puedes diferenciar un pase útil de otro que no lo es? Que solo los pases hacia delante son provechosos es una mentira que ya deshizo el FC Barcelona de Guardiola; con ellos ya aprendimos que los pases horizontales suelen ser los más profundos. Menotti lo explica diciendo: «El que cruza el jardín evitando el ángulo de 90 grados, pisa la flor y llega más rápido; el que recorre el ángulo de 90 grados tarda más, pero no daña las flores». El Principito añade: «Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos». En una sociedad donde no nos importan en absoluto las flores, donde somos esclavos de las prisas y de las estúpidas necesidades industriales, animo a experimentar la felicidad llenándonos de extrapases, quizás así podamos dar con nuestra naturaleza más rentable. Porque digan lo que digan, si la tenemos nosotros no la tienen ellos.
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