Paulo Fonseca amaga con un cabezazo al árbitro y se arriesga a siete meses de sanción

El Lyon estaba a punto de cerrar su tercera victoria con Fonseca en el banquillo, tras remontar el gol inicial del Brest con un doblete de Lacazette. Sin embargo, en el minuto 94, el VAR avisó al colegiado Benoît Millot para revisar una posible mano dentro del área. En ese instante, Fonseca explotó. Ya había sido amonestado en la primera parte y, furioso por la revisión, se dirigió airadamente hacia el árbitro para protestar. Millot, sin dudarlo, le mostró la tarjeta roja.

Lejos de calmarse, el técnico portugués perdió los nervios por completo. Se encaró con el árbitro, se acercó a su rostro y amagó con darle un cabezazo. La tensión fue máxima, y tuvo que ser apartado por su cuerpo técnico y varios jugadores del Lyon. A pesar de ello, continuó increpando al árbitro mientras se retiraba al túnel de vestuarios. Finalmente, la decisión del colegiado fue no sancionar la mano, y el Olympique de Lyon ganó 2-1 al Brest.

El reglamento de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) francesa es muy claro respecto a este tipo de comportamientos. Según L'Équipe, el técnico podría enfrentarse a una sanción de hasta siete meses. Casos similares en el pasado, como el de Nabil Dirar, fueron castigados con sanciones de ocho partidos, lo que hace prever un castigo ejemplar para Fonseca.

Tras el encuentro, el portugués intentó rebajar la tensión con unas declaraciones en rueda de prensa: «Pido disculpas por este gesto, no debería haberlo hecho, pero a veces el fútbol nos lleva a reacciones incorrectas».