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Rakitic celebra su gol de penalti a Dinamarca. EFE
Rakitic, de sufrir con los penaltis a entrar en la leyenda del Mundial

Rakitic, de sufrir con los penaltis a entrar en la leyenda del Mundial

Marró en la Eurocopa 2008 y su suegra llegó a bromear con lo mal que los lanzaba, pero ha sido el héroe ante Dinamarca y Rusia, tanda en la que le dijo a Vida cómo golpear

Rodrigo Errasti Mendiguren

Moscú, enviado especial

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Lunes, 9 de julio 2018, 21:15

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Es casi imposible encontrar a alguien en el fútbol que no adore a Ivan Rakitic. Puntual, organizado, detallista, espontáneo, futbolero, responsable con su preparación, respetuoso con todo el mundo, con un gran sentido de humor y gran comunicador. Un croata nacido en Suiza que habla en castellano con un acento andaluz perfecto gracias a su mujer, Raquel, con la que tiene dos hijas. Muchas veces ejerce de traductor improvisado, porque como en el campo, siempre pone su capacidad al servicio del colectivo. Es el objetivo ideal para los periodistas en una zona mixta tras un partido, en la que se le puede ver respondiendo a distintos grupos en varios idiomas (alemán, inglés, italiano, francés, serbo-croata y español de manera fluida).

Un hombre feliz, que no entiende «el fútbol como un trabajo», al que siempre le acompaña una sonrisa porque «es imposible no ser feliz jugando un Mundial». Y más si todo sale como en este torneo para Croacia y él mismo. Es el primer jugador de la historia de la Copa del Mundo en convertir dos veces el quinto y decisivo penalti. De manera consecutiva. Ante Dinamarca y Rusia. «No merecimos llegar hasta los penaltis. Pudimos ganar antes. Habíamos trabajado muy fuerte y al menos salió bien. En Croacia están como locos. El apoyo allá en casa es increíble. Y queremos seguir», proclama.

Si uno mira el pasaporte de Rakitic ve que nació en Möhlin, en un cantón suizo. Llegó a jugar contra Croacia en las categorías inferiores de los helvéticos, en un sub-17, pero cuando Slaven Bilic le llamó no tuvo dudas: «Aquel partido es el que menos he disfrutado en mi vida. Ese día me di cuenta de que algo no estaba bien. La verdad es que me siento más croata que suizo, por eso tomé la decisión». Debutó en 2007 y estuvo presente en aquella gesta en Wembley ante Inglaterra (2-3) para acceder a la Eurocopa de 2008. El recuerdo no es del todo grato, ya que falló un penalti ante Turquía que les dejó fuera de las semifinales. «Es algo del fútbol. Fue un momento duro porque habíamos hecho un gran torneo». Antes de disputar su segundo torneo con los arlequinados su vida cambió de manera radical: en enero de 2011 aterrizó en Sevilla procedente del Schalke con sólo 21 años.

Sevilla le cambió la vida

Antes de ser presentado conoció a su mujer, tomando algo al lado del hotel en el que esperaba se cerrase un acuerdo. «Era de otro mundo. Ésta es la parte de la película cuando todo va en cámara lenta, ¿sabes?», recordaba en una carta en TPT. «¿Ves a nuestra camarera? Yo voy a jugar aquí para el Sevilla, y me voy a casar con esta mujer», le dijo a su hermano. Firmó el contrato con el Sevilla, y mientras buscaba casa vivió en el mismo hotel y siguió acercándose cada mañana a «ver a la hermosa camarera», de la que sólo sabía su nombre. «Ella no hablaba nada de inglés y yo nada de español. Así que cada día. 'Buenos días, Raquel. Un café y una Fanta naranja'», explicaba en un ejemplo de su determinación croata. «Fue especialmente divertido cuando conocí a su familia. Estaba bastante seguro con mi español, pero una familia grande hablando tan rápido, con el acento sevillano...».

Aquella historia acabó bien. Forjó una gran relación con su familia política, que tiene pasión por el Sevilla y también mucha guasa. Su suegra es sevillista hasta la médula y le recriminó de una manera muy curiosa un fallo desde los once metros contra el Rayo. «Me mandó una foto con mi perro desde casa y me dijo: 'El perro tira los penaltis mejor'», desveló en 'Espacio Reservado' de Canal+. Es feliz en la Liga y se considera un apasionado de la comida española. No sabe si quedarse con la paella, el salmorejo de su suegra o el gazpacho de su suegro, que le apoya incondicionalmente menos cuando juega contra 'su Sevilla', pero ahora controla más lo que come porque ha descubierto que es intolerante al gluten.

Ni siquiera con el cambio a Barcelona ha mejorado lo poco que no le gusta de España: la falta de puntualidad y compromiso de la gente -«Dicen: 'Luego te llamo' y pasan días»-, algo inaceptable para su cultura suiza. Ese resorte le brotó cuando Domagoj Vida le dijo ante Rusia que estaba pensando lanzar su penalti a lo Panenka el sábado. «Lo consulté con él, me dijo que no. Me sugirió que eligiese un lado y lo lanzara ahí con seguridad sin cambiarlo. Cuando vi que falló así el primer ruso (Smolov) pensé que Ivan tenía razón y su plan era mejor», explicó el central.

Su ídolo era Prosinecki

Cuando estaba en el Sevilla, donde llegó a ser capitán, intentaba quedar con Davor Suker, otro croata que como su ídolo Robert Prosinecki pasó por el Sánchez Pizjuán, pero éste le solía dar plantón. Ahora el presidente de la Federación Croata de Fútbol ve cómo este grupo puede superar a aquella generación de 1998. «Suker sabe que para nosotros fueron héroes. Queremos que nuestra gente disfrute de este momento. Queremos disfrutar de esta victoria y no meternos más presión con el 98. Es impresionante lo que hicieron. Son mucho más que ídolos, pero queremos seguir con nuestra historia. Soñar está bien, pero hay que pensar en el próximo partido».

Y no es otro que contra Inglaterra. «Será muy complicado porque está fuerte ahora mismo, pero lo más importante es nuestro grupo. El Mundial es lo más grande que hay. Debemos mejorar algún detalle, pero creo en este equipo. La ilusión por estar en semis es impresionante». No tiene vértigo porque ya ha brillado en situaciones así: anotó el primer gol en una final de Champions que su equipo, el Barcelona, ganó en Berlín a la Juventus en 2015. Pero tampoco es de sacar pecho. «No se puede comparar un partido de club con uno con la selección. Es totalmente diferente defender a tu país. La clave va a ser estar unidos, como hasta ahora. He recibido mensajes de España, Suiza, Croacia. Tenemos una oportunidad de hacer tremendamente felices a nuestro país».

Con las grandes estrellas (Cristiano o sus amigos Messi y Neymar) fuera del torneo muchos ven opciones para futbolistas como Luka Modric o el propio Ivan Rakitic a ganar el Balón de Oro. «No pienso para nada en eso, amigo», dice con sinceridad y poco ego un jugador fundamental para todos los técnicos por su inteligencia y sentido táctico pero que siempre ha preferido mostrar su capacidad y personalidad para adaptarse a las necesidades colectivas.

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