El Madrid no puede con Osasuna en otro duelo envuelto en polémica

Menos mal que el City está a la vuelta de la esquina porque seguro que este duelo de El Sadar tendrá otra resaca seguramente insoportable. De un tiempo a esta parte, sobre todo a raíz de esa carta a FEF y CSD en la que el Madrid denunció poco menos que una persecución arbitral en su contra, cada partido del equipo de Ancelotti está bajo sospecha, puesto en entredicho. Unos, los blancos, porque se sienten víctimas del sistema; el resto, porque acusan al club que preside Florentino Pérez de presionar y coaccionar a unos jueces que en vez de ir a pitar acuden al matadero.

En el plano deportivo, sensacional puesta en escena del Madrid ante un Osasuna extramotivado y con la única ausencia de Boyomo. Lejos de especular como en otros inicios peligrosos, el equipo de Ancelotti se plantó a lo campeón. Presión alta, robos constantes tras pérdida y dominio absoluto ante el conjunto rojillo. Apenas habían transcurrido un par de minutos y Vinicius, gravemente insultado por cierto desde el sector de los Indar Gorri, ya había reclamado un posible penalti por mano de Catena (la hubo pero la tenía apoyada en el césped) y errado una ocasión clamorosa. Mbappé firmó una jugada magistral sobre un palmo de terreno y su centro lo cabeceo fuera el brasileño, con toda la portería para él.

Solo había un equipo sobre el campo, manejado de maravilla por Modric y con tres cambios respecto al once que comenzó en Mánchester. Descansos para Mendy, Ceballos y Rodrygo, y titularidad para Fran García, el eterno croata y Brahim, autor de un gol clave en el Etihad. Abrumaba el Madrid a su rival y Mbappé avisó tras dejar pasar Vinicius. No fue gol porque lo evitó Sergio Herrera con el pie. El 0-1 se veía venir y llegó tras una acción excelente entre Bellingham, Valverde y Mbappé, que firmó su decimoséptimo tanto en esta Liga.

Seguían los blancos reclamando penas máximas en acciones grises, hasta el punto de que Ancelotti se llevó una amarilla, y Osasuna sufriendo. Vinicius desperdició otra oportunidad soñada tras dejada de Mbappé, que se llevó el rapapolvo de su entrenador por ser tan generoso y no terminar la jugada.

Cambió el guion antes de la media hora. Bajó la intensidad del líder y los rojillos comenzaron a acercarse a Courtois, que evitó el empate al sacar con una mano brutal el lanzamiento raso, fuerte y cruzado de Aimar Oroz. De pronto, en una acción tonta, cuando Courtois iba a sacar de puerta, se produjo un diálogo aparentemente tranquilo entre Bellingham y el árbitro. Pero algo le debió decir el inglés a Munuera Montero para que mostrase la roja directa a un jugador al que los trencillas ya han tomado la matrícula. Jude ya debió verla en el reciente derbi al espetarle '¡Fuck you man, fuck you!' a un asistente.

En inferioridad, el Madrid pasó a situarse en un 4-1-4–1 y no vivió nada tranquilo hasta el descanso. Incluso Asencio, rápido y atento, evitó que Budimir pudiese anotar el empate. Más madera tras la reanudación, con los rojillos volcados y los blancos dispuestos a contemporizar y tratar de sentenciar en alguna contra. Pero pronto ocurrió otra de esas jugadas de la era VAR que generan enorme contraversia. Courtois salvó primero el gol cantado de Moncayola y a continuación Budimir remató mal. Pero sucedió que nada más golpear el balón, el ariete croata fue golpeado claramente por Camavinga. El canario Trujillo Suárez avisó desde la sala VOR al juez del campo y la imagen obligaba a pitar otro penalti en cierta medida parecido al de Tchoauméni en el derbi. No falló Budimir.

Vuelta a empezar y risas de ironía en el banquillo merengue. Incluso con uno menos,Mbappé y Vinicius debieron sentenciar, pero el francés se entretuvo en exceso y Herrando le rebañó el balón y el brasileño, un constante generador de peligro, sufrió otra mala tarde en la definición. Alta tensión hasta el final y nuevo paradón de Herrera a Mbappé. Osasuna le hizo sufrir al Madrid más que el City, que asoma en el horizonte próximo.