Llorente reafirma al líder en Granada

Para la cita en el Nuevo Los Cármenes casi a la hora del almuerzo recupera el Atlético efectivos, con el regreso de dos futbolistas fundamentales en el esquema de tres centrales y dos carrileros como son Mario Hermoso y Carrasco. El madrileño regresó a tiempo para el último entrenamiento previo al partido aunque llega con escaso rodaje. Más posibilidades de estar en el once tiene el belga, reincorporado a lo largo de la semana a las sesiones grupales junto al resto de compañeros tras superar el coronavirus, que está afectando seriamente al vestuario rojiblanco en forma de cepa británica. Mientras, Joao Félix, Dembélé, Lemar y Herrera se mantienen como bajas y se cae también Giménez por lesión.

«Cuando comienza la segunda vuelta todo es diferente por obligaciones, emociones, responsabilidades, por entrar en Champions, luchar el título, no bajar... Los números de la segunda vuelta es muy difícil que sean parecidos a los de la primera», advirtió Simeone, que prefirió no entrar en valoraciones generales en cuanto al rendimiento de su equipo más allá del mandamiento del partido a partido y evitó recurrir a las bajas como excusa, pues bajo su punto de vista son un reflejo de «lo que ocurre en la sociedad».

Ahora la plaga de ausencias se traslada también al Granada, pues Diego Martínez cuenta con las ausencias de última hora de dos pilares en ataque como Soldado y Luis Suárez, ambos por problemas musculares. Tampoco están a disposición del técnico gallego Luis Milla, Quini y Neyder Lozano, mientras que Gonalons, Eteki y Yangel Herrera llegan con dudas aunque podrán ser de la partida.

«Tenemos que afilar nuestro espíritu de supervivencia. No nos quejamos de las adversidades, aunque expliquemos la realidad que tenemos», reconoció Diego Martínez en la previa del encuentro, tras reconocer que la alineación nazarí estará «condicionada» por el aluvión de bajas.

No es de cristal sino de granito la mandíbula del líder, que encaja bien los golpes y responde como los grandes púgiles para noquear a sus rivales. Se sobrepuso el Atlético a las bajas, al coronavirus, a las dudas que pudo generar el reciente empate ante el Celta y a un empate inesperado del Granada nada más marcar Marcos Llorente, para ganar un partido clave en Los Cármenes, donde este curso solo habían ganado el Valladolid y el Barça.

Fue un triunfo tan justo como sufrido de los colchoneros que reafirma su indiscutible condición de favoritos al título. Y eso que han decrecido en sus prestaciones defensivas, con cinco goles encajados en los últimos tres partidos y seis de siete sin que Jan Oblak blinde su portería. En una mala tarde del Pistolero Luis Suárez, trabajador y siempre peligroso pero nada fino esta vez en la definición, el polifuncional Llorente fue el jugador del partido. Marcó un gol y asistió en el segundo a Correa, cuyo afortunado disparo entró porque golpeó en Vallejo.

Nada de sestear en la primera sesión de tarde. Duelo con mucha tralla física, resuelto en la segunda mitad, entre dos equipos que, salvadas las enormes diferencias de plantilla y presupuestarias, se asemejan porque son de autor. Diego Martínez y el Cholo Simeone, dos técnicos que se piropearon en la víspera, han hecho de granadinos y madrileños dos escuadras a su imagen y semejanza.

Se presentaron ambos en esta cita con bajas muy sensibles. Milla, el colombiano Luis Suárez y el incombustible Roberto Soldado, tres titularísimos, debilitaban a los nazaries, mientras que los colchoneros sufrían ausencias en todas sus líneas: Giménez y Trippier en la zaga, Herrera, Lemar y Vitolo en el medio y Joao Félix y el todavía inédito Dembélé en ataque. El Cholo, en cambio, recuperó a Hermoso y Carrasco tras superar ambos la covid-19.

Con estos condicionantes más de hombres que de dibujo táctico, salió el líder con personalidad, en plan mandón. El tropiezo ante el Celta podía haber generado incertidumbre y era cuestión de volver a las certezas. Al principio, sorprendió a los locales con una variante inesperada. Llorente ocupó el carril derecho en zaga de tres y Saúl el izquierdo, lo que permitió a Carrasco jugar por dentro. Tanto el belga en esa demarcación como Correa en el enganche, eran indetectables. Así dispuso el argentino de la primera ocasión, pero tiró de forma inocente tras girarse de maravilla. Destacaba también Kondogbia, titular por segundo partido consecutivo, por su presencia, sentido táctico y capacidad para conducir y superar líneas rivales con su enorme zancada.

De forma paulatina, el Granada fue sintiéndose más cómodo y supo cortar las transiciones del encorajinado adversario. Se defendía bien, nada que ver con ese equipo débil que encajó un set en el Metropolitano, e inquietaba sobre todo a balón parado. Pudo marcar Germán, tras un saque de esquina regalado por Koke y sacado con fuerza y precisión por Kenedy, pero el central no acertó y golpeó con la coronilla. Oblak volvió a mostrarse inseguro, igual que en los últimos encuentros.

Tras un periodo valle, con juego muy trabajo y cerrado, el Atlético volvió a gobernar la situación en el último tramo del primer acto, pero sin la contundencia exigible a un líder. Generó de nuevo dudas en sus rivales al situar Simeone a Carrasco en el lateral derecho y pasar a Llorente a jugar más por dentró. Movió ficha de nuevo el Cholo en el descanso. Se le discutió relegar Kondogbia, uno de los mejores, para jugar con un lateral puro como Vrsaljko, pero fue una apuesta ganadora. Saúl se metió por dentró y Carrasco modificó una vez más su demarcación.

Pudo desequilibrar el Atlético la contienda en una acción de estrategia, pero el disparo de Suárez se estrelló en el travesaño. El paciente Granada tenía la virtud de seguir asustando en acciones aisladas como una volea de Eteki y un centro muy pasado que se le envenenó al portero esloveno. No era el día del charrúa, que falló poco después en un control que le hubiera permitido disparar a bocajarro en el segundo palo. Quien descerrajó a los andaluces fue Llorente, un portento físico en estado de gracia que mantiene su progresión geométrica. Partió de la banda derecha, se vino al centro y, muy mal defendido, acertó con un zurdazo raso, muy pegado el poste.

Poco le duró la alegría al Atlético, ya que a renglón seguido igualó el recién entrado Yangel Herrera. Fue en un córner en el que los zagueros atléticos se mostraron algo blandos a la hora del despeje. Vuelta a empezar. Agotó los cambios Martínez mientras su colega no disponía de piezas ofensivas de recambio. El Atlético estaba muy fatigado, pero marcó Correa, con la colaboración de Vallejo, tras otra jugada de la factoría Llorente. ¿La suerte del campeón?