El Atlético se deja media Liga ante un Getafe que le dio de su propia medicina

Hasta el gol del noruego, a un cuarto de hora del final, apenas había ocurrido nada noticiable en un partido más plomizo aún que el tiempo. Lo esperado entre los dos equipos menos goleados del campeonato, si bien se esperaba mucho más de los rojiblancos en el típico choque trampa de entreguerras. Pero ese tanto del noruego desató la locura, con la expulsión de Correa, que se pierde además la visita del Barça al Metropolitano, y las dos dianas de Arambarri que dejan al Atlético sin liderato.

Se le complicó la tarde al Atlético desde el calentamiento, ya que Lenglet se sintió indispuesto y tuvo que entrar en el once Giménez, el único llamado a rotar junto a Barrios. Iniciado el choque, el equipo de Simeone se encontró lo que esperaba, un rival muy estrecho, con apenas 30 metros entre su delantero y los centrales, y un césped pesado por las lluvias y muy lento.

No era un duelo para florituras, desde luego, pero tampoco para tantas imprecisiones como las que cometió el Atlético en un primer tiempo trabado, difícil de masticar. Ni una aproximación de los colchoneros a los dominios de Soria, a los que le salía de maravilla el plan dispuesto por Bordalás. No es vistoso el juego de los azulones, pero esto también es fútbol, papá, tal y como pregona su técnico. Incluso disfrutaron de la mejor ocasión antes del descanso. Pero Uche cabeceó a las manos de Oblak tras un saque de falta bien tocado por Milla.

Poco de De Paul, casi nada de Griezmann, desesperación de Julián Álvarez y nula fluidez en el centro del campo con Llorente de medio, ya que en el carril derecho actuó Nahuel Molina. El campeón del mundo argentino es un jugador disperso, con dificultades técnicas para combinar y cierta tendencia a las distracciones. Por su flanco trataron de percutir los locales, sobre todo con el joven Coba. Lo mejor de los colchoneros, por salvar algo, la actitud de Giuliano.

Buscó el Cholo darle una vuelta al guion tras el descanso y dar más mordiente a su equipo al introducir a Barrios y Correa. Durante algunos minutos, el Atlético fue más intenso, más agresivo, más presionante. Antes de la hora, dentro Sorloth y fuera Julián. La consigna, más balones aéreos aún. Pero ajustó bien el Geta, que cumplió su objetivo de hacer muy larga la riña.

Tan mal lo veía Simeone que tiró hasta de Lemar, prácticamente inédito desde su grave lesión, y Gallagher. Enfrente, estaba cantada la entrada de Borja Mayoral por el amonestado Álvaro. No había forma de romper el cerocerismo y tuvo que ser a través del VAR, de la llamada de Figueroa Vázquez a Cuadra Fernández. Falta ejecutada por Lemar, remate de Le Normand, rechace de Soria y mano de Alderete. Involuntaria, procedente de un rechace del compañero, pero el brazo abierto y el balón que podía ir a puerta. A Sorloth, de nuevo el noruego, no le tembló el pulso.

Se encaminaba el partido hacia el descuento cuando Correa erró y se ganó la expulsión por una plancha a destiempo. En la acción posterior, balón suelto y empate de Arambarri. Y en la prolongación, el propio jugador uruguayo desvió un tiro de Rico para culminar la remontada, de nuevo tras la intervención del VAR porque la acción fue inicialmente anulada por fuera de juego. Tremendo.