Tablas en un intercambio de golpes impropio de agosto

Muy aplicado en la recuperación de balón el conjunto colchonero de inicio, aunque el Villarreal contrarrestó este impetuoso comienzo colchonero con las mismas armas. En mitad de la pugna táctica, el puñal de Marcos Llorente por el carril derecho comenzó a marcar diferencias. Gran centro del madrileño y testarazo de Reinildo, su homónimo en el costado izquierdo, que desbarató Diego Conde. Poco después, de nuevo con los mismos protagonistas, llegó el gol anulado al mozambiqueño por fuera de juego.

Parecía más cerca el tanto atlético, sensación que desmintió Danjuma a través de una gran acción individual con la que superó a Witsel y sentó a Oblak ajustando al poste. Todavía se relamía La Cerámica con el golazo del neerlandés cuando Llorente, quién si no, puso la reacción descerrajando la puerta 'groguet' con un derechazo. Trepidante intercambio de golpes con Lino y Yéremy Pino uniéndose al elenco. El ritmo era impropio del mes de agosto, cuando el pico de forma de un futbolista debería estar lejos del punto óptimo.

Ni la pausa para la hidratación bajó las elevadas pulsaciones del duelo, de nuevo agitado por sendas ocasiones de Lino, al palo, y Danjuma, esta vez con el punto de mira desviado. Opositaban al premio ambos equipos pero el golpe lo dio el Villarreal, con un garrafal error de Oblak en una de esas salidas que tanto se le atragantan y la mala fortuna de Koke para introducir el balón en su propia portería. El Atlético acusó el revés en un tramo final de la primera parte de color amarillo, pero el enésimo giro de guión del encuentro lo firmó el que volvía a la que fue su casa, Sorloth, para rematar de cabeza el buen servicio de Barrios.

Pese al empate sobre la bocina, Simeone agitó el árbol con los cambios sin que con ello impidiera una cierta sensación de peligro del Villarreal en la reanudación. Baena avisó de falta y Lino puso la réplica en el área contraria tras una bella acción de Correa. El panorama físico ya no estaba para las alegrías del primer acto, pero todavía quedaban dos sorpresas agradables en un duelo bonito. Por un lado el Villarreal puso en escena a Pépé, por el que el Arsenal pagó hace un lustro 80 millones de euros y que dejó un par de detalles para la esperanza, incluido un remate a la cruceta. Por el otro el Atlético lució a Julián Álvarez, el hombre llamado a marcar las diferencias de rojiblanco esta temporada. Al final, tablas que parecieron dejar a todos contentos. Desde luego el nivel del duelo invita al optimismo.