El Barça suma y sigue pensando en la Champions

El partido comenzó con demasiadas distracciones para el Barça. Quizá fuera el ambiente enrarecido de un José Zorrila harto de la gestión de Ronaldo, tal vez fueran los dos compromisos contra el Inter o quizá fuera el mensaje que Flick mandó con una alineación irreconocible. Y es que el alemán introdujo hasta nueve cambios respecto a la Champions y eso lo acusó su equipo, que entró con el pie cambiado. La zaga no lograba romper líneas, el centro de campo no tenía el timón pese a estar Pedri y Gavi y arriba solo Dani Rodríguez, debutante, parecía tener la chispa suficiente para encarar una y otra vez a su par.

El Barça no era el Barça y el Valladolid tampoco era el Valladolid de esta temporada. Los de Álvaro Rubio parecían liberados tras consumar el descenso y superaron de inicio en intensidad a su rival. Lo hicieron jugando en bloque bajo, pero siendo muy verticales tras recuperar la pelota. Así avisaron en dos ocasiones a la carrera y así hicieron temblar a los azulgranas, que recibieron el golpe en una jugada desafortunada. Iván Sánchez probó fortuna y el balón se envenenó tras golpear en Araujo para aguar el regreso de Ter Stegen a los cinco minutos.

Fue la demostración de que el Barça no había entrado bien al encuentro, algo que iba a arrastrar durante toda la primera mitad. Los culés se instalaron en campo rival y trataron de someter a un Valladolid que redujo metros, se parapetó y vivió sorprendentemente cómodo. Sin la fluidez de otros días, el Barça se atascó a la hora de encontrar a Fermín entre líneas y solo logró incomodar a Ferreira a través de centros laterales. Pau Víctor, Gavi y Ansu Fati tuvieron las más claras, pero no gozaron de puntería o se toparon con el meta luso. Fue el único peligro de un Barça que antes del descanso ya tuvo que dar entrada a Lamine Yamal por Dani Rodríguez, lesionado.

Tras la reanudación, Flick agitó el avispero con la entrada de De Jong y Raphinha por Pedri y Ansu Fati. Los cambios le sentaron bien a un Barça que ensanchó el terreno de juego gracias a la presencia de sus dos extremos más desequilibrantes y por ahí se empezó a torcer la historia para un Valladolid que ya no lograba salir de la cueva y que tenía que multiplicar las ayudas. Tarde o temprano las costuras iban a aparecer y fue en un centro que despejó Ferreira y que le cayó al peor enemigo posible. Raphinha este año tiene la potencia de siempre y el oportunismo de un jugador con estrella. Cazó el rechace y firmó un gol capital para iniciar el camino de una nueva remontada.

Y es que el Barça de Flick tiene carácter de campeón. Lo tuvo ante el Celta, el Real Madrid en Copa o el Inter recientemente en Champions, y no iba a ser menos en Valladolid. Gerard Martín puso un balón al pico del área, al más puro estilo Jordi Alba, y por allí apareció Fermín para demostrar que es un llegador nato. Definió abajo, seco y alivió a unos culés que por primera vez respiraban aliviados. A partir de ahí, al Valladolid le pesaron las piernas y el Barça supo contemporizar para llevarse el duelo sin demasiados sobresaltos. Gavi se marchó con molestias, pero ningún apercibido se perderá el clásico por tarjetas y los azulgranas están tres puntos más cerca del título.