Vallecas, otra vez sinónimo de tropiezo para el Madrid

El equipo de la franja hizo honor a la leyenda del Matagigantes, forjada precisamente en un duelo ante el Madrid en 1977, y en un partido loco se repuso a la remontada del conjunto blanco, que con Vinicius en el banquillo despertó casi al filo de descanso, con 2-0, se puso 2-3 y una vez hecho lo más difícil, dejó escapar el triunfo.

El intento de Güler para sorprender a Batalla desde el mismo saque del centro del campo no fue sinónimo de un buen comienzo para el Madrid, que sin tiempo para desperezarse ya veía a Courtois sacar el balón de su portería. Acertó de cabeza el liberado de marca Unai López, asistido por un gran centro de Jorge de Frutos, que volvió loco al desbordado Fran García.

Al Madrid, que llegaba bajo algunos síntomas de mejoría en los últimos partidos, en Girona y Bérgamo, se le dibujó el desafío de una remontada desde el comienzo. Vallecas, escenario de reveses en las últimas dos temporadas, volvía a rebelarse ante un rival incómodo, otra vez retado por De Frutos con un disparo alto.

El primer tramo del duelo discurrió más cerca de los dominios de Courtois, una muy mala señal para un Madrid superado por la energía del equipo de la franja, muy peligroso en transición. El nivel de activación fue diametralmente opuesto en un bando y otro, con una versión perezosa del equipo de Chamartín.

Había transcurrido ya media hora del duelo sin más noticias del Madrid que un chut muy desviado de Güler cuando Rodrygo rompió las líneas del Rayo a base de talento, en una jugada en la que ni Güler ni Bellingham pudieron precisar el remate con el balón paseándose ante la puerta de Batalla.

Dejó escapar su única ocasión hasta el momento el equipo de Ancelotti y lo pagó caro poco después, en otro desajuste defensivo de bulto en el que Mumin impuso su poderío aéreo ante la actitud timorata de Güler y Lucas Vázquez. Al Madrid, completamente desorientado por el segundo golpe al mentón, lo rescató de la fría noche en Vallecas el golpeo de Valverde, una bendición capaz de fabricar un gol de la nada.

El tanto del charrúa fue el despertador del Madrid, que llegó al duelo con casi 40 minutos de retraso pero a tiempo de que Bellingham viese puerta por sexta jornada liguera consecutiva para igualar antes del descanso un partido que apenas cinco minutos antes pintaba a descalabro blanco.

La reanudación, a menos pulsaciones, incidió en el dominio madridista, que fue acorde al tanto de Rodrygo, de afortunado zurdazo que se envenenó al impactar en un rival. El paulista rubricó la remontada del Madrid, que había llegado al partido a tiempo de arreglar un entuerto para asaltar el liderato provisional. Lo más difícil parecía hecho para el conjunto de Ancelotti, que una vez franqueado el peligro aparente, se volvió a dormir en los laureles en la marca a Isi, que llamó a la rebelión en Vallecas con el encuentro, una auténtica locura, de nuevo igualado.

Tras otros minutos de confusión, el Madrid se activó para evitar el tropiezo. Ancelotti, ya con Vinicius sobre el terreno de juego, echó el resto con cambios ofensivos y Valverde cerrando por la derecha. Entre Vinicius, demasiado generoso, y Rüdiger, que no llegó al remate, tuvieron la más clara. El Madrid, que llegó tarde a Vallecas, despertó a tiempo de arreglar un tropiezo en el que volvió a enredarse con todo a favor.