Giuliano y Julián Álvarez impiden que el Atlético arroje la toalla

Y es que el Valladolid, virtualmente descendido y tras una semana marcada por la trifulca en el banquillo entre Luis Pérez y Latasa que dejó a ambos jugadores fuera de la convocatoria, afrontó el difícil partido en el Metropolitano como una oportunidad para al menos mostrarse competitivo. Lo intentó el Pucela con dos líneas de cuatro y cinco hombres, respectivamente, en un planteamiento eminentemente defensivo que no impidió la primera llegada colchonera, en las botas de Barrios, pero que en los minutos iniciales sí logró reducir la posesión atlética a un monopolio del balón casi inocuo.

El guion del duelo, un tanto anodino en el comienzo, saltó por los aires merced a una imprudencia de Lenglet. El central francés cometió un penalti absurdo al tocar el balón con el codo en el área rojiblanca y Sylla aprovechó la ocasión para adelantar al colista desde los once metros. Semejante cortesía la devolvió Javi Sánchez a continuación, con otra pena máxima innecesaria por un pisotón sobre Giuliano. Como Sylla unos minutos antes, Julián Álvarez tampoco perdonó y por el centro materializó la igualada en un visto y no visto.

El farolillo rojo, que no está para demasiadas alegrías, acusó el golpe, tanto que un minuto después ya había visto remontada su efímera ventaja inicial merced a una gran acción de Giuliano, rápido, habilidoso en el regate y definitivo en el remate de zurda a la red. Una vez más, la entrega del menor de los Simeone fue la gasolina que activó al Atlético, dispuesto a encarrilar el duelo por la vía rápida, algo que pudo lograr Giménez en un remate a la media vuelta desviado.

De nuevo volcado por la banda derecha de Giuliano, el Atlético retomó el duelo tras el descanso bajo el mismo convencimiento de ampliar su ventaja. Sin embargo, otra vez se encontró con un sopapo inesperado cuando Javi Sánchez, con ayuda de la barrera, convirtió una falta en el empate a dos. El Cholo, inquieto por un duelo a priori asequible que ya se había envenenado, agitó el árbol con un triple cambio que señaló a futbolistas como Lenglet o Griezmann.

Mucha posesión del Atlético, que se instaló alrededor del área pucelana, pero escaso peligro. Cundía ya el nerviosismo en el Metropolitano cuando una acción individual de Llorente y otro pisotón inocente de Henrique provocaron el segundo penalti transformado por Julián Álvarez. El aplomo de la Araña desde el punto fatídico calmó al conjunto colchonero, que mandó a la lona al Valladolid con el oportunismo de Sorloth en el 4-2 y se mantiene a la zaga del Barça y el Real Madrid, con el título de Liga como una misión casi imposible pero a la espera de cualquier tropiezo rival.