La falta de puntería condena a la Real

Había instado Imanol Alguacil a generar ese ambiente que llevase a los suyos en volandas y lo cierto es que el Reale Arena respondió y de qué manera. El feudo donostiarra fue una auténtica caldera en pos de la remontada tras el 2-0 del Olímpico, pero el conjunto 'giallorosso' no se amilanó y comenzó avisando a través del balón parado.

El sólido planteamiento táctico ideado por Mourinho para aguantar su ventaja lo fue horadando poco a poco la Real. Y es que las grandes remontadas se cuecen con el corazón caliente pero también con la cabeza fría y paciencia para encontrar las grietas del rival. Sin embargo, la mala fortuna en un remate de Dybala desviado por Sorloth pudo dar al traste con el plan donostiarra. El balón se perdió por la línea de fondo con Remiro ya vencido para alivio del seguidor 'txuri urdin'.

Pasaban los minutos con la Roma tratando de enfriar el partido y sin que terminasen de llegar las necesarias ocasiones locales. Dos disparos muy centrados, cómodos para un portero del nivel de Rui Patricio, fueron toda la producción ofensiva de la Real en la primera parte. Pese al dominio territorial con el balón hacía falta un paso más en la parcela ofensiva aunque un solo gol ponía la eliminatoria al rojo vivo.

La mano de Smalling evitó el tanto romanista tras la enésima exhibición de Dybala en el golpeo y una nueva demostración de la superioridad italiana a balón parado. Todavía había esperanza para la Real en la segunda parte. Más aún en una reanudación 'txuri urdin' eléctrica. Sorloth no acertó con el cabezazo con todo a favor. El centro de Brais Méndez fue tan bueno y el noruego estaba tan solo en el área romanista que no se lo creyó.

Se volcó la Real, espoleada por el empuje de su afición, pero las intentonas de Brais Méndez y Merino se toparon con la pobladísima muralla de la granítica Roma. El equipo vasco generó ocasiones de sobra pero careció de filo. Oyarzabal se topó con Rui Patricio tras un córner y erró con todo a favor en el rechace, cuando se topó con el larguero a bocajarro.

Zubeldia incrementó hasta el infinito la nómina de ocasiones falladas por la Real, con un testarazo desviado tras el enésimo buen centro de Brais. Demasiado perdón a un rival que hizo lo mínimo, pero acabó por hacer valer su pegada en la ida para continuar vivo en la Europa League.