El Nápoles amaga y el Milan golpea

Tal y como se esperaba, el Nápoles se adueñó pronto del partido, impulsado por el regreso de Osimhen, la punta de lanza de su ataque. El antiguo San Paolo, rebautizado Diego Armando Maradona en honor al mayor mito local, rugía con fuerza, confiado en la remontada.

Mário Rui, Kvaratskhelia y Politano amenazaron la puerta del Milan, equipo marcado por el oficio. Los hombres de Pioli se replegaron, dispuestos a defender su ventaja acorazados en sus propios dominios. Planteamiento rácano, pero que ya en la lejana Lombardía demostró ser efectivo si se combina en las dosis justas el oficio con la pegada a la contra.

Le costó desperezarse al conjunto 'rossonero' pero lo hizo con una contundencia demoledora, forzando el penalti a Leao que Giroud desaprovechó ante la estirada de Meret. El susto dejó tocado al Nápoles, otra vez salvado por su portero frente al remate a bocajarro del punta francés.

Se palpaba la tensión en San Paolo, con un doble cambio por las lesiones de Mário Rui y Politano, cuando la zancada indomable de Leao volvió a sembrar el pánico a las faldas del Vesubio. El portugués recorrió el campo y tuvo el tino necesario para en última instancia servir el gol de la redención a Giroud.

Necesitaba el Nápoles una reacción urgente tras el descanso y lo cierto es que Kvaratskhelia, secado a la perfección por Calabria, se impuso a su par por primera vez pero la pegó desviada. El Milan se puso otra vez el caparazón ante el aviso y fio la sentencia de la eliminatoria a la potencia descomunal de Leao. No perdió la fe el Nápoles, justo es reconocerlo, pero sus opciones acabaron definitivamente sepultadas con el error desde los once metros de Kvaratskhelia. El tanto de Osimhen llegó demasiado tarde. Y es que en esta eliminatoria nada le ha salido al próximo campeón de Italia. En Europa sigue mandando el Milan, fiel a su legendaria historia en el Viejo Continente.