Leverkusen, el rival con el que nació la leyenda de Oblak

Los rojiblancos, ya a las órdenes del Cholo Simeone, pero todavía corriendo sobre el césped del Vicente Calderón, venían de perder en Alemania la ida de octavos de final de la Champions ante el Bayer Leverkusen, un 1-0 que además dejó el susto de una lesión de Saúl Ñíguez.

Los alemanes visitaban el Vicente Calderón con la intención de sellar la victoria, pero no contaban con el poderío y la fuerza que transmiten los aficionados atléticos a su equipo. En el minuto 27, Mario Suárez conseguiría el gol que empataba la eliminatoria y dejaba la clasificación a cuartos más abierta que nunca.

En la primera parte, también, caería lesionado Miguel Ángel Moyà, que cedía la portería a una joven promesa llamada Jan Oblak, que pese a haber comenzado jugando aquella Champions League con derrota en Atenas- estaba siendo suplente y apenas seis partidos de Copa ante L'Hospitalet, Real Madrid y Barcelona- pero que, sin saberlo, se convertiría en el héroe del partido.

El encuentro tuvo mucha intensidad y emoción, aunque tras la prórroga tuvo que decidirse todo en los penaltis. Cinco disparos, once metros y una persona capaz de decidir la eliminatoria, Jan Oblak. El primer lanzamiento lo paró a un especialista como Çalhanoglu.

Con 2 penaltis convertidos por cada equipo, era el turno de otra estrella del club, Fernando Torres. 'El Niño' debutaba en Champions con el equipo de su vida tras un largo 'erasmus' fuera de Madrid. Torres marcó su penalti, y por lo tanto, puso la presión del bando del Bayer Leverkusen, que si fallaba quedaba eliminada. Kiessling fue el encargado de chutar, y Oblak que paró el penalti, catapultó su carrera de una forma espectacular.

Tras la clasificación y con la emoción a flor de piel, el esloveno no dudó en repartir el mérito entre todos: «No soy el gran protagonista del partido, lo somos todos. Hemos demostrado que merecimos pasar». Desde ese día, Jan Oblak se erigió como portero titular. Aún así, el esloveno lamentaba la lesión de su compañero Moyà. «Tuvo muy mala suerte. Espero que se recupere lo antes posible». Sin saberlo, esa lesión supondría un punto de inflexión en su relación con el Atlético.

En ese mismo encuentro, demostró tener ese ADN guerrero que le gusta tanto al Cholo Simeone. «Somos un equipo en mayúsculas y lo demostramos partido a partido. Siempre hay bajas y cambios, pero siempre damos todo en el campo. Ahora nadie querrá enfrentarse a nosotros y pelearemos con quien nos toque», estas eran sus declaraciones tras lograr una de las victorias más significativas de su carrera profesional.

«Esto es fútbol. De un día a otro cambia todo. Ahora estoy feliz, veremos mañana», dijo también Oblak, sin saber que el futuro le deparaba cuatro premios Zamora junto al Cholo y sus compañeros. Y que otro partido, dos años después, ante el propio Leverkusen fue capaz de completar una triple parada en tan solo 4 segundos de esas que no se han olvidado en la grada que desde aquel día repite, emulando a la viral narración de Rubén Martín en Cadena Cope, cuando hace una buena intervención: «¡Qué paradón de Oblak!».

Tras cuatro temporadas vinculado al Atlético, Oblak es considerado uno de los mejores porteros del mundo. De hecho, ha sido el mejor de La Liga en sus últimas cuatro ediciones. Esta temporada, el esloveno vuelve a liderar la clasificación del Zamora, aunque solo se han disputado nueve jornadas. Si finalmente lo consigue, se convertiría en el primer portero en lograr el premio cinco veces consecutivas.

Oblak, leyenda viva del Atlético de Madrid, que con más experiencia y curtido en unas cuantas batallas más, podrá recordar ese partido cuando se enfrente de nuevo el próximo martes 22 de octubre en el Wanda Metropolitano al Bayer Leverkusen.