Suiza impone su calidad para derrotar a Hungría

Húngaros y helvéticos no se encontraban en un gran campeonato desde 1938, cuando en el Mundial de Italia, Hungría se impuso por 2-0. Desde entonces, la selección magiar tuvo tiempo de convertirse en la más temida del mundo con aquel equipo que hizo historia en la década de los 50 con Puskás, Czibor, Kocsis, Szusza, Bozsik y Grosics, y después perder paulatinamente peso hasta convertirse en una selección invisible en el panorama europeo y mundial. En la última década, el buen trabajo de base ha recuperado a Hungría para las fases finales de la Eurocopa y en Alemania se ha presentado con el objetivo de seguir creciendo y superar la primera ronda.

Pero este sábado se encontró a una Suiza que lleva mucho tiempo instalada en un escalón muy respetable del fútbol continental. No alcanza la excelencia para pelear por títulos, pero es capaz de poner precio a las selecciones que los disputan. Que se lo digan a Francia en los octavos de final de la última Eurocopa o lo que sufrió España para llevarse a penaltis los cuartos... En Colonia, el duelo entre ambas escuadras ofrecía unos puntos muy codiciados en un grupo en el que Alemania se destapa como clara candidata al primer puesto tras golear a Escocia. Ser la alternativa a los germanos supone no fallar en los cruces entre las otras tres selecciones, y ha quedado claro que Suiza se va a emplear a fondo.

Desde los primeros minutos se vio que el grupo de Murat Yakim tiene muy claras sus ideas futbolísticas y las plasma con gusto sobre el terreno de juego. Control de balón, velocidad por los extremos, buenos mediocentros, presión tras pérdida... pero todo ello en las dosis justas que le permiten mantener siempre el orden posicional. La Nati cuenta con un veterano como Xhaka y un talento como Aebischer cuya primera aparición tras unos minutos de tanteo entre ambas escuadras dejó solo a Duah frente a Gulacsi. El delantero del Ludogorets Razgrad no perdonó con un gol que llenó de dudas a Hungría.

Los de Marco Rossi tuvieron muchos problemas para entender el juego helvético, que les hizo mucho daño tanto por dentro como con los balones a Ndoye, sobre todo. Mucho más cómoda con el marcador a favor, Suiza construyó su partido en busca de ampliar el marcador, algo que logró al filo del descanso en una acción colectiva de derecha a izquierda donde la conexión del Bolonia fue fundamental. Ndoye y Aebischer aparecieron en la jugada colectiva que finalizó este con un balón cruzado.

La charla de Rossi en el descanso debió ser intensa y clara porque Hungría se presentó por fin en la Eurocopa. La segunda parte de los magiares supuso poner primero las bases para frenar el ímpetu suizo, después tomar el control con un balón que apenas habían visto en la primera mitad y finalmente encontrar a sus estrellas, que habían pasado completamente desapercibidas. Szoboszlai, Sallai, Varga... futbolistas que de repente se reconocieron en el césped de Colonia y como consecuencia, Suiza se encontró defendiendo el resultado y sufriendo los envíos cruzados al centro del área de Szoboszlai. La tuvo Varga en el minuto 63, un remate de cabeza clarísimo que se le fue fuera, pero dos minutos después no perdonó en la misma acción y Hungría se metió de lleno en el partido.

Yakin tomó medidas urgentes. Había que tapar las grietas que evidenciaba la defensa de Suiza y cerrar las bandas por donde Hungría estaba creciendo y creyendo. Al menos, consiguió que el partido se reequilibrara y que Suiza, con más apuros de los previstos tras lo que sucedió en el primer tiempo, abrazara una victoria fundamental para mirar con optimismo su futuro en esta Eurocopa.