Vinicius y Gonzalo catapultan al Real Madrid a octavos

Vertebrado a partir de un sistema con tres centrales y dos carrileros, el conjunto de Chamartín empezó a tocar la música que le gusta a Xabi Alonso bajo la lluvia que descargó sobre el Lincoln Financial Field de Filadelfia, todo un alivio que acompañó y benefició el concierto que ofrecieron los blancos, en vista del sofocante calor que sufrieron los días anteriores en Florida y en Carolina del Norte. Agradecido por la bajada de las temperaturas y la ausencia de los temidos rayos y truenos que podrían haber accidentado el choque, el Real Madrid comenzó sometiendo con su presión elevada al Salzburgo, dejó sonado al cuadro austríaco con dos mandobles fruto de sendos contragolpes fulgurantes que le permitieron irse con una buena renta al descanso y aunque después rebajó pulsaciones, lo que permitió que los 'toros rojos' enseñasen las astas, terminó por sentenciar el pleito en la recta final, de nuevo a la carrera.

Las dianas de Vinicius, que volvió a encontrarse con el gol como madridista casi dos meses y medio después, de Valverde, que certificó su segundo tanto consecutivo en el torneo beneficiándose de una pisada magistral del '7', y de Gonzalo, brillante y letal una vez más, sellaron el pase a octavos de final del Real Madrid, que evita por el momento librar su enésima riña con un Manchester City que vuelve a intimidar y se verá las caras el martes con la Juventus, otro viejo conocido de los blancos pero menos fiero, a priori, que el comando 'cityzen', pese a que ello les hace caminar por el lado más peligroso del cuadro. Los futbolistas del Salzburgo verán ya desde la lejanía ese litigio, toda vez que el triunfo del Al Hilal ante el Pachuca mandó a casa a la escuadra dirigida por Thomas Letsch, que mostró un rostro menos débil que aquel que permitió al Real Madrid vapulearla el pasado mes de enero en la Champions pero sigue siendo muy tierna.

Xabi Alonso solo introdujo una cara nueva en su once respecto al anterior duelo con el Pachuca, la entrada de Rüdiger por el sancionado Asencio, pero modificó el esquema. El vasco recuperó el sistema con tres centrales que tan buenos réditos le ofreció en el Bayer Leverkusen, empotrando a Tchouaméni en el eje de la retaguardia junto a Rüdiger y a Huijsen, entregando la batuta a Arda Güler en la sala de máquinas y apostando de nuevo por Gonzalo como socio de Vinicius en la delantera, mientras Rodrygo, que entró mediada la segunda parte, quedaba relegado otra vez al banquillo de inicio pese a la ausencia de Mbappé.

Al dibujo más característico del camaleónico preparador guizpucoano acompañó una disposición muy agresiva en la presión por parte del Real Madrid, también un sello consustancial a la filosofía de Xabi Alonso. Todo ello permitió ver a un equipo dominante con la pelota, fluido en la circulación y bien equilibrado que enjauló al Salzburgo durante los primeros veinte minutos, le ofreció una rendija a los austríacos para asomarse a la portería de Courtois mientras se tomaba un respiro que no aprovechó el bisoño cuadro de Thomas Letsch y acabó mandándole a lona con un par de transiciones eléctricas al borde del descanso.

Ajustició primero Vinicius, que recogió un servicio magistral de Bellingham, recortó con la diestra para sacudirse a los centrales y descerrajó con un zurdazo ajustado al palo que dejó sin capacidad de respuesta a Zawieschitzky, prometedor guardameta de 18 años que previamente había desbaratado una ocasión pintiparada del fluminense, también a pase de Bellingham, sacando el pie izquierdo para repeler el disparo cruzado del '7'. Y volvió a golpear en transición la escuadra de Xabi Alonso justo antes del entreacto, esta vez con Vinicius regalando a Valverde una exquisitez similar a aquella asistencia de Guti a Benzema en Riazor que dio la vuelta al mundo.

Reaccionó al descanso Thomas Letsch con un doble cambio que sacó de la reserva a Kjaergaard y a Daghim. Mejoró con ello la cara del Salzburgo, que lanzó un par de avisos precisamente por mediación de Daghim, uno de los pocos supervivientes que comparecieron en Filadelfia respecto a aquel bloque del Salzburgo que cayó de forma estrepitosa en el Santiago Bernabéu, y otro aún más inquietante a través de Edmund Baidoo, cuyo golpeo sacó bajo palos Bellingham antes de que el inglés se marchase a vestuarios tocado, al igual que sucedió con Rüdiger. Sin embargo, fue el Real Madrid quien puso el broche, mediante una vaselina de Gonzalo, a un encuentro que aumenta el crédito del canterano, recupera al Vinicius desatascador que tanto necesita Xabi Alonso y establece los pilares sobre los que el tolosarra quiere asentar su proyecto.