Unicaja cae con el Galatasaray

El Unicaja, inmerso en su gran momento deportivo, observa con interés los acontecimientos en Europa, tras el anunciado desembarco de la NBA con un nuevo torneo. El club malagueño optó hace tres temporadas por dejar la Eurocup para abrazar la Basketball Champions League de la FIBA, dejando así el paraguas de la Euroliga, que organiza la principal competición. Aquello fue un paso atrás a nivel competitivo, pero se convirtió en una apuesta acertada, pues le ha permitido jugar una final y ganar un título, el conseguido en Belgrado el año pasado, además de la pedrea de la Intercontinental lograda en Singapur.

El ecosistema del baloncesto europeo se ha comprimido en los últimos años con la Euroliga, la Eurocup y el crecimiento de la Champions. Ahora, la llegada de la NBA con la idea de crear una liga independiente deja un horizonte imposible en términos de calendario y equipos. El pasado viernes, la Champions League reunió a su Consejo de Clubes, en el que está el club cajista, para abordar varios asuntos importantes.

Se esperaba que se conociesen detalles sobre las negociaciones para la fusión con la Eurocup para crear un segundo torneo fuerte que fuese una puerta de acceso a la Euroliga, pero no los hubo. Así que la Champions seguirá igual, con el mismo formato de 32 equipos y un nivel pobre en el que dominan los españoles.

Y esto es importante, porque por primera vez algunos equipos alzaron la voz para reclamar un cambio del sistema y jugar más partidos. Los fuertes, como el Unicaja o el Tenerife, hacen carrera, pero lo débiles, en la mayoría de los casos, sólo juegan tres partidos si caen en la primera fase, y con eso no se gana dinero más allá de los 40.000 euros fijos por entrar en la fase de grupos.