Scott Bamforth se despide del Covirán rumbo a Estados Unidos

El 'dos' mostró una gran profesionalidad a su paso por las filas rojinegras, aunque no le acompañó la suerte en una temporada saldada con el descenso desde la Liga Endesa.

Pablo Pin confió gran parte del juego exterior del equipo al experto jugador nacido en Albuquerque (Nuevo México), pero su rendimiento fue muy irregular en la campaña que ahora termina, por debajo de las expectativas iniciales y del curso anterior, en el que fue pieza clave para la permanencia, incorporado a mitad del ejercicio.

La participación de Bamforh resultó intermitente, con un concurso muy irregular y serios problemas físicos a lo largo de la temporada. Se esforzó todo lo que pudo pero el cuerpo no le acompañó del todo, de ahí que alternara buenas actuaciones, con alta anotación, puntos y el lanzamiento exterior que se le pedía, con otras flojas.

De hecho, al principio se le otorgaron galones para que fuera la referencia ofensiva del Covirán, el 'killer' que paliara la importante marcha del alemán David Kramer al Tenerife.

Al final fue una decepción por culpa de un físico que no le acompañó, con una lesión primero de gemelo y posterior de soleo que le apartó del parqué durante meses. A Bamford se le vio acudir a los entrenamientos del Palacio incluso cojeando.

Esto obligó al club nazarí a reforzar el juego exterior, porque también había perdido por enfermedad al puertorriqueño Gian Clavell, de ahí que fichara a tres jugadores casi consecutivos por fuera: Omar Silverio, Sam Griffin y Riccardo Visconti, siendo el último el único que cuajara.

En descargo de Scott Bamforth aparece el dato de que tuvo que subir el balón y ejercer de base también, justo a partir del parón por la Copa del Rey, donde se produjo una plaga de lesiones y ausencias. Esas jornadas y minutos en los que aumentó su responsabilidad debido a las bajas de los directores de juego Sergi García y Agustín Ubal, en los que ayudó con la batuta a Jonathan Rousselle, además de ser manejador de balón, le afectó a nivel físico y perjudicó a sus números y estadísticas. Bamforth desapareció por lesión tras el grave tropiezo frente al Hiopos Lleida, partido que afrontó ya 'tocado'.

En la última victoria sobre el Río Breogán en el Palacio de los Deportes, Bamforth reapareció con fuerza. El escolta, que dispone de un pasaporte kosovar que no le sirve para dejar de ocupar ficha de extracomunitario, aunque la directiva barajó esa posibilidad a principio de la campaña, destacó junto al finlandés Elias Valtonen, con 10 puntos (2/4 en triples).

El de Albuquerque reapareció tras la lesión muscular con tiros precisos, siendo pieza de gran ayuda en la victoria. Ocupó el lugar de Omar Silverio y regresó con éxito tras los 15 puntos al Lleida, dos meses después. Los principales protagonistas del noveno triunfo del Covirán en la Liga Endesa, en un partido dominado con autoridad y mucho más empeño en la pista por parte de los granadinos que el Río Breogán de Lugo –al que se le notó en defensa que se jugaba mucho menos, prácticamente nada o quizá las opciones de obtener plaza de competición europea, lo que tampoco resultó prioritario en los lucenses–, fueron precisamente Elias Valtonen y Scott Bamforth.

En el intervalo que hubo en la Liga Endesa, justo en febrero con la disputa de la Copa del Rey que ganó el Unicaja, Scott Bamforth estuvo en el ojo del huracán. Todo apuntó a un voto de confianza al extracomunitario, a la espera de que mejorara su rendimiento.

El cuerpo técnico del Covirán confiaba en que el estadounidense encontrara al final el camino de la regularidad. La temporada del único extracomunitario de la plantilla nazarí –dado que Gian Clavell, aunque nacido en Puerto Rico, está casado con una española y no ocupó ficha de foráneo–, estuvo, no obstante, durante toda la liga regular marcada por su falta de constancia.

Bamforth desarrolló buenas actuaciones, con tiros decisivos para su equipo, y sufrió otras jornadas en las que casi pasó desapercibido y Pablo Pin tuvo hasta que sentarle por estar algo ausente. Su estado físico fue decisivo, al tratarse de un jugador poco explosivo y veterano, aunque, por contra, aportara siempre mucha experiencia y oficio. Compromiso, disciplina y dedicación nunca escatimó, por lo que su conducta dejó un buen sabor de boca, tanto entre los técnicos y los directivos como entre sus propios compañeros.

La plantilla giró bastante en torno a Bamforth. La idea estuvo centrada en que cubriera la ausencia de David Kramer, que desde la marcha de Joe Thomasson acaparó la mayoría de los lanzamientos exteriores. En ese sentido, Pin también dispuso de Lluís Costa, un base que aportaba mucho en ataque, siendo Sergi García bastante más retraído en el aspecto ofensivo.

De ahí que se buscara mucho al estadounidense cuando no estaba el francés Amine Noua en el parqué, que siempre fue la principal solución, al margen del bloqueo y continuación que ejecutaron Jonathan Rousselle y Jacob Wiley, otro recurso que voló por los aires con la lesión del pívot americano de pasaporte macedonio y su posterior marcha.

A partir de ahí, Pin, por esto, pidió mayor anotación y mirar al aro al balear Sergi García y al base galo Rousselle, que tuvo que multiplicar sus tareas por el parqué.

Bamforth, por desgracia, estuvo lejos del nivel del curso anterior, donde brilló en cinco partidos. Siendo el mejor ante el UCAM en Murcia –18 puntos en apenas 20 minutos– aunque falló el tiro que hubiera llevado a la prórroga. A Scott le faltó más la energía que la puntería...