Pablo Pin | Entrenador del Covirán Granada
«Para salvarte hay que convencer a todos los jugadores porque los necesitas»A pecho descubierto ·
El técnico admite que se sufrió por ser «débiles en defensa» y no entiende que «algunos no quisieran dar el cien por cien»Pablo Pin ha cumplido otra vez. Y tuvo que lidiar con un equipo, en su opinión, «quizá sobrevalorado». La endeble defensa y alguna actitud egoísta « ... nos hizo sufrir», argumenta.
–¿Salvarse con la bocina 'mola'?
–Es positivo hacerlo, a todos nos hubiera gustado que fuera en la jornada anterior, pero se logró el objetivo tras una temporada que se ha desarrollado con muchos cambios y problemas.
–Han mejorado un puesto.
–Al final es una circunstancia por los 'average', hemos acabado con las mismas victorias, once, pero hemos hecho una segunda vuelta mejor que la campaña anterior. Hemos funcionado con otro tipo de equipo, pienso que ni mejor ni peor que el anterior.
–¿El listón estuvo justo ahí?
–Me hubiera gustado ganar doce encuentros para estar más tranquilo, con once y 'average' estaba hecho, o doce sin él, lo tuve en la cabeza, era el corte, el 'average' fue súper importante.
«Hemos hecho una segunda vuelta mejor que la campaña anterior, y por economía no pudimos tener esta plantilla al principio»
–¿Usted insistió mucho en las diferencias de puntos, verdad?
–En Nacional y en EBA subimos por el 'basket average', en la LEB Oro ganamos la liga pero también por él. A veces esto los jugadores americanos no lo entienden porque allí es diferente, hay otro índice. Es fundamental proteger cualquier canasta, en la segunda vuelta es clave con rivales directos. El Obradoiro lleva todo al éxito o fracaso por dos canastas, y un punto, el triple de Kramer y el enceste del final que no defienden al Breogán.
–¿Si ganas o pierdes por mucho es difícil concienciar al jugador para que no haya relajación?
–Exacto, es difícil, con el Breogán perdíamos por 20 y hasta nos pusimos por delante, hablamos de esto. Con Obradoiro pedimos tiempo muerto con 14 arriba, mucha gente seguro que en Santiago no lo entendió, pero ahora nos alegramos, menos mal.
–¿Rousselle apuntó que debieron salvarse con más holgura, sin sufrir tanto y que hubo malos partidos?
–Sí, tuvimos un punto de irregularidad, hemos sido capaces de hacer partidos increíblemente buenos y otros malos. Dentro de un propio partido, el hacer cuartos y periodos buenísimos y flojos, vas bien y te meten un 9-22, o al revés, pierdes por 16 y remontas en minuto y medio, fuimos un equipo con muchos altibajos, irregular, pero por otro lado cedimos encuentros por uno, el triple contra tablero de Manresa, los dos del Breogán, dos prórrogas de Murcia, si de esos tres, dos o uno caen a favor..., habríamos acabado con 13 triunfos, en el grupo de competición europea. Los finales o no se jugaron bien o no hubo ese puntito de suerte. Valoro el haber reaccionado y sacado todo adelante pese a esto.
«En el reparto de los minutos está lo más difícil, al jugador se le paga para que esté preparado, no para que juegue, y depende del nivel».
–¿Tiene la sensación de que al ganar no se apretara a la siguiente jornada?
–No. Un equipo de nuestro perfil no puede permitirse la relajación, te ganan porque son mejores, son rivales grandes y de potencial.
–¿Finalizó con mejor plantilla?
–Mejor que la del año anterior no lo tengo tan claro, un gran acierto fue canalizar rápido los problemas y solventarlos, reaccionar, tuvimos a Thomasson, Bropleh, competidor y que se creaba sus tiros, Luke Maye, de carácter y equipo, un líder con personalidad como Alex Renfroe, la intimidación de Niang... sí acabamos con mejor plantilla, por economía no pudimos tener un equipo así de principio.
–¿Los cambios cuajaron esta vez por afinar la puntería o por disponer de más dinero?
–No es lo mismo fichar por lesión o porque un jugador se va, hay un seguro que paga una cantidad mínima pero lesionado tienes que seguir pagándolo; si se va, negocias y se abona una parte y dispones de su salario, pasó con Ziv y Kairys, vas al mercado con más.
«El equipo fue irregular y de altibajos, pero pudo acabar con el grupo que va a Europa»
–No hubo lesiones graves.
–Eso, fue una suerte, solo Costa que no jugó y ganamos en Valencia, fueron cosas menores. Hubo dinero, no mucho.
–¿Incorporaciones de jugadores que ya conocen la ACB son más seguras tras la experiencia?
–Cada caso es especial, es un camino andado que sean de ACB, pero no es fácil. No queda más remedio que alguna apuesta o invento. Ziv fue mi error, al no quedarse Renfroe, pero tenía oferta de renovación y se fue a Bilbao. El base es un puesto muy delicado, en un exterior o alero lo puedes compensar, en el base y el 'cinco', no. Hubo aciertos también. A Kairys le pesó el nivel arbitral, que le castigaran contactos y falta de respeto, pero se adaptó, aprovechó una oferta de Turquía y recibimos dinero. Konontsunk estaba en rango de LEB y, si sale bien, otro más grande viene a por él y te financia, también tiene salida al ser joven. Y luego Will Barton tenía calidad, era adaptarse, y no había nada en el mercado entonces.
–¿Apechugará siempre con la dirección deportiva?
–El cuerpo técnico funciona en general con mucha energía, no lo hemos concretado, vamos a tope y no paramos, he hablado con Óscar (Fernández-Arenas) que, más que una necesidad, nos aportaría en positivo otra persona con una visión distinta, además del trabajo que se genera de negociación, teléfono, reuniones con los agentes... lleva mucho tiempo. Óscar lo está mirando, y no es sencillo, y un riesgo venir a un club de nuestro perfil.
«No es fácil traer solo jugadores que conocen la ACB, alguna apuesta o invento es obligado»
–José Luis Mateo está libre...
–Tiene que querer, ja, ja.
–¿No es duro y estresante tanta carga?
–Sí, lo es.
–También para el presidente, sin director general...
–Bueno, esa gestión administrativa la hace Óscar y muy bien, la parte deportiva yo más. La idea es seguir en equipo con alguien que se identifique para ayudar, hay experiencias positivas como la de Oriol Humet, pero no otras.
«El presidente busca esa persona que aporte una visión distinta y pueda ayudarnos a fichar»
–Luis Rodríguez con Marsá o Julián Aranda...
–Yo no digo nombres, ja, ja. No se trata de incorporar a cualquiera.
–Se movieron bien pese a ser novatos en el mercado ACB.
–El club tiene prestigio porque la atención a los jugadores es buena, los empleados siempre están disponibles, si se le promete al jugador algo se le cumple, somos serios con los compromisos que tomamos, eso es muy importante. También la gente identifica al club como un lugar donde se entrena bien, los jugadores progresan y mejoran, como es el caso de Lluís Costa, también ha crecido Christian (Díaz), se han revalorizado y esto nos ayuda a que quieran venir a Granada.
–Se adaptaron muy bien...
–Sí, en ACB el mercado es mundial y nos repartimos las ligas, empezamos sobre seguro con Refroe y Maye. Nos preparamos, a David Kramer lo conocíamos de mucho antes, en LEB ya hacíamos este trabajo. La mentalidad es llegar al nivel en el que estás.
«El club es serio en los compromisos y aquí los jugadores se revalorizan, mejoran y progresan»
–¿Cómo razona que el equipo no estuviera en mitad de la tabla, al margen de suerte y arbitraje?
–En que no hemos sido regulares y que fuimos muy irregulares en un aspecto muy importante como es la defensa, iría más lejos, no buenos, un equipo muy débil ahí. Cuando tienes un mal día en ataque si no eres sólido atrás, pierdes seguro. Antes competías y tenías opción también en algún día más fallón en ataque. El análisis y la autocrítica es esa y, también, que a lo mejor no éramos tan buenos como nos pensábamos. Quizá sobrevaloramos siendo el presupuesto más bajo.
–¿Alguno apunta que se les vio el plumero en las faltas?
–El equipo fue más ofensivo, sin duda, pero luego entran en juego las ganas de defender, y ahí, en un puesto clave como el 'cinco', no hubo ni energía ni ambición, fuimos flojos. Las faltas no son negativas, eso lo transmito a los jugadores, pero cuando hay menos rotación, en un equipo más corto como el nuestro, con jugadores de 30 minutos, estos se acomodan a no hacer faltas, es una respuesta normal, y ese problema es difícil de gestionar en un equipo de este perfil. Al Unicaja, con doce que no bajan la intensidad, le es diferente, el que sale te mejora y cualquiera puede sumar tres faltas, sale otro. A Perry lo reservaron. Breogán será como nosotros, pero la mentalidad y su estilo es más defensivo, ¿cuál es mejor?
–Yo prefiero las dos cosas, como el Real Madrid.
–Claro, en nuestra trayectoria fuimos un equipo sólido a nivel defensivo y este año no ha funcionado, por características de jugadores o planteamientos también equivocados, no hubo regularidad defensiva.
–¿Hubo marejadillas en el vestuario más de lo normal y que solventó con mano izquierda?
–Sí, hasta ahora nos aseguramos mucho de conocer los perfiles y garantizar la armonía, este año fue más difícil, pero conseguimos gestionarlo al final.
«Siento que la afición me quiere y valora lo que hemos hecho»
–Hubo muchas piezas nuevas.
–No todos los años doce personas van a ir a tope contigo y sus compañeros, hay uno, dos o tres jugadores que son más negativos o tóxicos, egoístas. Hubo situaciones que supimos controlar y, por fortuna, el grupo nacional ahí nos ayudó muchísimo, a tirar del equipo, a la dinámica, de profesionalidad, como Rousselle, Elias, Kramer, Malik Dime, en el día a día. Es difícil de entender que algunos no quisieran dar el cien por cien en los entrenamientos o hasta levantar los brazos para defender en los partidos. Al final, para salvarte necesitas a todos, convencerlos y aunar esfuerzos. En los momentos importantes dimos un paso adelante. Para nuestro nivel, un mes bueno es ganar dos partidos, regular, uno, y el malo, cero. Dos lunes jodidos en el mejor de los casos, ja, ja.
–¿Qué diría a los que opinan que su ciclo ya está cubierto en el banquillo del Covirán?
–Las redes sociales no es la realidad social, es un segmento corto de población y maleado; el poner cuatro comentarios siendo el mismo autor escondido en el anonimato, yo no tengo, es una minoría, no es la opinión de la afición. Deberían servir para mejorar la vida de las personas y esa idea se ha prostituido. Siento que la gente me quiere y valora lo que hemos hecho, que hace crítica constructiva, pero la acosadora no me interesa porque no aporta nada. Al que venga después de mí le deseo la misma suerte y resultados que he tenido yo.
–¿Su método se basa más en el diálogo que en el látigo?
–El primer paso es la comunicación. Hay que diferenciar partido de entrenamiento, en el primero disfrutan y no me agrada dar toques. Y tienen que querer las dos partes, si no, se utiliza otro método, pero con hablar creo que se llega más lejos. En los minutos está lo más difícil, al jugador se le paga para que esté preparado, no para que juegue, y depende del nivel. Me gusta que todos estén involucrados y que participen, pero lo importante es el equipo. Existen rachas de tiempo, también roles y casos. Christian necesita salir mucho, David se adapta a hacerlo menos... Aquí hubo mucha rotación, de los de abajo el equipo que más.
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