El rebote defensivo, necesario para el Covirán
Liga Endesa ·
Si el equipo de Pablo Pin no asegura las capturas en aro propio, se queda sin correr y echa al traste su sistema de juego basado en la velocidadEl Covirán está por encima de la media en capturas cerca del aro en ataque, siendo de los mejores equipos durante toda la temporada y ... también la anterior, la del estreno en la Liga Endesa, por los rebotes ofensivos. Esto le ayuda muchísimo a la hora de disponer de segundas o hasta terceras opciones de lanzamiento, o, como mínimo, de disponer de nuevas posesiones para encarar el aro contrario. Sin embargo, el Covirán está en la media hacia abajo, siendo de los peores de la competición, en el rebote defensivo.
Concurre que se enfrenta a muchos adversarios que tienen una gran capacidad para abordar los rechaces del tablero tras tiro, pero a este déficit contribuye negativamente la falta de colocación y entendimiento para cerrarlo debidamente en torno a su aro.
Faceta determinante
Esto supone un gran problema para los granadinos, que al conceder nuevas posesiones o lanzamientos, en muchos casos, desde cerca, de los pívots contrarios que se hacen con el poder de la bola, les ocasiona encestes desde muchos ángulos y encajar puntos en exceso. Es lo que le pasó, sin ir más lejos, en el Polideportivo Municipal de Andorra, donde Maric se puso las botas en canastas fáciles y muy cómodas, sin apenas oposición.
El rebote es una cuestión de todo el equipo, no solo de los pívots, los aleros también deben ayudar y, asimismo, los exteriores como los bases, en especial los rechaces que salen largos y lejos de la pintura.
Pablo Pin siempre fue un enamorado del rebote. Sabe que es una de las facetas del juego más determinantes. Pero es que, además, en su equipo se hace mucho más importante por el sistema de juego alegre, rápido, de velocidad y transiciones en segundos que tanto gusta a los rojinegros y a su entrenador.
Ese es el segundo gran inconveniente de la pérdida del rebote en pista trasera, por un lado que hace peor la defensa, pero también que perjudica a un ataque más dinámico, suelto y fluido.
El Covirán, por la condición de sus jugadores, con hombres altos que corren bien la pista, necesita el rebote defensivo para salir al contrataque y buscar el aro contrario sin demora, antes de que la defensa contraria se establezca. Eso ayuda a retrasar el balance defensivo del rival, así como a evitar el ataque estático, posicional, de cinco contra cinco, que cuesta mucho más a los nazaríes afrontar con garantías de éxito.
Un buen rebote defensivo da mucho. Impide la segunda opción de anotación del contrario y te permite lanzar el balón en largo, incluso para sumar con comodidad, como le hizo el Unicaja al equipo granadino en el Palacio, al estilo 'palomero', en aquella antigua jugada que puso de moda Juanma López Iturriaga en el Real Madrid.
Diez rebotes menos
El parcial de 33-16 encajado por el Covirán en el último cuarto hizo que el Andorra le sacara los colores al equipo granadino. Los hombres que dirige Natxo Lezcano sumaron diez rebotes más, 29 por 19. De los 29, once fueron en ataque. Maric se hizo con diez, una barbaridad, cinco ofensivos, y Tyson Pérez con nueve, dos en ataque. Hubo cuatro de equipo, con Llovet dos en ataque y Andric otro. Nadie se quedó sin rebotes, por 'pequeño' que fuera. Montero, tres en defensa, y Harding, dos. Un descalabro.
Y en el Covirán, el mejor fue Cheatham pero de los seis que capturó, solo dos en defensa. Esa es la pega. Wiley contabilizó cuatro y tres atrás. Kramer, Felicio y Tomàs, tres, pero el alemán solo uno en pista trasera, y brasileño y balear, dos. Roussele, dos, y Costa y Christian, uno cada uno. Dime, Barton e Iriarte, nada, aunque apenas jugaron. De equipo hubo dos. O el rebote mejora con el Valencia o el Covirán lo tiene crudo.
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