«No hay que pensar en el tercer partido, darle vida al Breogán sería un error»
El talentoso base es ambicioso ante el reto de cerrar mañana el ascenso pero asume que el partido será «totalmente diferente» al primero
Si alguien sabe lo que supone la presión en Lugo, ese es Christian Díaz. Tres años en la ciudad amurallada le permiten hablar con propiedad ... del ambiente que afrontará el Breogán mañana y del que el Covirán intentará sacar partido.
–Antes que nada, ¿Cómo se controla la sensación de euforia tras lo ocurrido el sábado?
–Había que celebrarlo y darle el mérito que tiene a esa victoria ante un equipo como Breogán. Es muy complicado conseguir eso porque había muchos nervios. Pero ya solo pensamos en el jueves. Hay que empezar de cero porque será totalmente diferente, pero intentaremos cerrar la eliminatoria allí.
–El inicio ha sido radicalmente opuesto al de Coruña. Esta vez las pérdidas las tuvo Breogán.
–Sobre todo por la intensidad. En su día fue clave para seguir vivos ante Coruña. Pasamos de 22 pérdidas en el primer partido a 9 en el segundo, y eso les dio muchas menos opciones a ellos y más ataques a nosotros. Es clave controlar el balón e imponer nuestro ritmo, evitar que corran. Y es digno de valorar que hemos conseguido victorias con dos bajas muy importantes en el rebote, como Pardina y Gatell, que nos dan mucho en eso. No hemos controlado el rebote en muchos partidos pero hemos conseguido ganar. Es de destacar.
–En su puesto, el base, el Covirán fue muy superior.
–Sabíamos que quizá no son tan influyentes como Monaghan con Coruña, pero sí que ponen mucha intensidad atrás y controlan el 'tempo' del partido. Había que ir por delante de ellos porque meten mucha intensidad atrás y provocan muchas pérdidas. Tuvimos la cabeza fría para controlar eso. Y la defensa sobre Larsen fue espectacular. Es un tío dominante como ha demostrado todo el año y que genera mucho. A la vista está que supimos pararlo bien.
–¿Es de darle muchas vueltas a lo de mañana o de desconectar?
–Me resulta fácil desconectar, para eso soy muy natural. Lo he hablado mucho con Óscar Alvarado –base del Tau Castellón e íntimo amigo–, que es totalmente distinto a mí y está todo el día dándole vueltas. Yo no, creo que hay tiempo para todo. Cuando hay que concentrase o leer el partido, a ello. Pero hay que desconectar por momentos para que no sea contraproducente. Me vino bien que vino un amigo a casa antes del partido ante el Breogán y pude olvidarme antes y después. Sabía que estábamos bien preparados para el partido. Sí soy de darle vueltas a todo cuando estoy en el banquillo, intentando fijarme en la defensa del otro equipo para poder dar algo distinto cuando salgo. Pero me cuesta poco tener la cabeza fría.
–Tres años en Lugo, sabe bien la exigencia que hay allí. ¿Puede pesar, más aún con el 1-0?
–Sí, estoy convencido de que puede ser una pequeña losa. Yo he vivido esa presión, aunque el primer año todo fue rodado y sacamos la temporada muy bien. La gente en Lugo va al 100%, no se puede negar, pero exigen mucho. No sé si ocurrirá, pero les pude pesar. He hablado con gente de allí y están convencidos de que van a ganar. Para ellos es su última oportunidad y van a salir a muerte. Tenemos que saber eso ya, y creo que somos conscientes. También para nosotros puede ser malo pensar que si perdemos tendremos una tercera oportunidad. No podemos caer en eso y darle vida a un equipo como el Breogán, sería un grave error.
–¿El inicio será clave?
–Por supuesto. Ellos van a ir a tope, a apretar mucho y no podemos dejar que se nos suban a las barbas. El inicio del partido y del tercer cuarto, cuando ellos aprietan mucho, va a ser básico.
–¿Tanto se nota viajar dos días antes del partido?
–Muchísimo. No es igual pegarte el viaje el día antes y llegar allí a las nueve de la noche que tener ese día intermedio. No es como estar en casa pero se nota. Se vio en Coruña. Hasta ahora todos los viajes largos los habíamos perdido, menos Oviedo. Estar tranquilo y concentrado se nota mucho.
–¿Le motiva especialmente subir en Lugo?
–Sí, totalmente (sonríe).
–¿Salió mal de allí?
–No. Obviamente fui muy feliz allí, pero pensaba que había acabado un ciclo tras tres años totalmente distintos. Le dije a mi agente que pensaba que era el momento de acabar. Pero es cierto que jugar una final de ascenso contra mi exequipo me motiva muchísimo. Muchos allí me recuerdan que ya les jodí un ascenso –con Ourense–, y me dicen que no vuelva a pasar, que yo juegue bien pero suban ellos… Pero Granada se merece estar en ACB. Por pabellón, afición, por el año que hemos hecho… Es bonito tener la opción de ascender en una ciudad que me lo dio todo y en la que viví lo mejor y lo peor. Lo pienso y es raro, pero sería feliz.
–¿Cómo está siendo compartir puesto con el MVP de la Liga?
–Me da tranquilidad saber que Lluís –por Costa– la está partiendo. Para estar arriba todos tenemos que estar bien y su nivel ha sido espectacular. Eso me deja mucho más tranquilo, porque su nivel es de diez. En el banquillo intento leer lo que le hacen para aportar otra cosa. Si tienes un compañero al que no le salen bien las cosas sientes presión para mejorar al equipo. Pero ahora todos estamos bien. Mire Germán, que sale a cancha y podría ser el que más presión tuviera por ser el más joven pero para nada. El otro día le pregunté si estaba nervioso y me decía que no, yo recuerdo que en mi primer 'play off' estaba 'cagado'.
–Para cerrar, llaman la atención algunas reacciones suyas tras buenas acciones. Como si se cabreara por algún fallo previo.
–Intento sobre todo estar tranquilo. He hablado con psicólogos deportivos, familia, amigos… Antes metía una canasta y celebraba como si fuera un gol y eso no puede ser. Intento estar siempre concentrado, no perder tiempo en lo que he hecho, sino pasar a lo siguiente. Es verdad que a veces me dicen que estoy enfadado y lo que estoy es centrado. Lo único es la siguiente jugada, meta o falle, y aquí siento que se confía en mí. Me insisten en ello mi psicólogo y Pablo Pin, que vaya a por la siguiente. ¡Intentaré no parecer cabreado! (risas)
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