«Más allá de la imagen, la gente en Granada apreció que lo di todo»
En tiempos de crisis y encerrado en casa en Italia, el siempre positivo escolta recuerda su paso por Granada y lanza un mensaje de esperanza
Los cuatro años de Andrea Pecile (Trieste, 30 de marzo de 1980) en Granada fueron un soplo de aire fresco. Su lema 'stai sereno... ... sempre' parece que ni pintado en la crisis actual. Confinado en su casa por el COVID-19, que ha parado el inicio de su carrera en los banquillos en la cantera del Pallacanestro Triestre, 'Sunshine' atiende a IDEAL.
Periodismo y compromiso
–¿Su idea es ser entrenador profesional?
–Hasta el año pasado no lo tenía en mente. Ahora estoy convencido de que puedo hacerlo. Y creo que la posibilidad que me ha dado el Triestre de intentar sacar jugadores de nivel es muy buena. Lo que tengo claro es que si empiezo una carrera en los banquillos mi objetivo será llegar al máximo nivel. La NBA o lo que sea.
–Tras años malos parece que el baloncesto italiano resurge.
–Empieza a verse la luz, sí. La llegada de Milos Teodosic a Bolonia o Sergio Rodríguez a Milán es un salto de calidad. Son dos MVP de la Euroliga y esto ha hecho que vengan más jugadores de nivel. Hay clubes como Milán, Virtus, Sassari, Venecia o Brescia que ya te ponen en otra dimensión en Europa. También ha ascendido Treviso o ha vuelto Ettore Messina. Ahora toca ver si se acaba la temporada y cómo.
–Si le digo Granada, ¿en qué piensa?
–Fueron cuatro años increíbles. Mantengo contacto con mucha gente de allí. Lo viví muy intensamente y mis recuerdos son muy buenos. Me quedan en el corazón algunas cosas espectaculares. Gente como Sergio Valdeolmillos, Nico Gianella, Curtis Borchardt o 'Juanpi' Gutiérrez vivimos un crecimiento constante del club. Nos quedamos muy cerca de un objetivo que no pudimos lograr.
–¿Ese objetivo es jugar alguna vez Copa del Rey o 'play offs'?
–A mí había algo que me volvía loco, y lo hablaba mucho con Valdeolmillos. Nosotros subimos con Bilbao a ACB y nuestros primeros años fueron mejores que los suyos. Cuando volví en mi segunda etapa, con Borchardt, Gianella, Scepanovic, Udrih, había mimbres para hacer cosas. Faltó tomar decisiones correctas, es evidente. Porque luego todo se hundió. Fue una lástima que no fuéramos capaces de hacer lo que hizo Bilbao, que acabó en la Euroliga. Había pabellón, jugadores, afición. Todo.
–En Granada se le quiere aún.
–Lo aprecio mucho, más siendo extranjero. En mi primera entrevista me presentaron como el 'David Beckham de Granada'. Soy muy extrovertido, pero en la cancha siempre lo he dado todo. Y creo que, después de la coleta y el pelo rubio, de los vídeos, la gente supo apreciar eso, que lo dejaba todo. La conexión con Granada fue extraordinaria.
–Habla de su segunda etapa. Llega a Granada por el derecho de tanteo.
–Yo ni sabía lo que era eso. Lo descubrí cuando llegué a Valladolid. Allí me dijeron que una semana antes Granada les había dicho que no me necesitaban. Pero se lesionó Samo Udrih en Fuenlabrada y ahí cambio todo. Y claro, me firmó Valladolid, que pagó traspaso por mi a Avellino, y Granada fue al tanteo. Solo tuvo que igualar la oferta. Me sentí un poco mal con Valladolid y puse algo de dinero con mi agente para compensar. Quería hacer las cosas lo mejor posible.
–¿Con Sergio Valdeolmillos jugó su mejor baloncesto?
–Seguro. Está entre los dos o tres entrenadores que me cambiaron la vida. Aprendí con él mucho y creo que los dos crecimos de la mano, como profesionales y como personas.
–¿Qué me dice de Curtis Borchardt?
–Que su lesión el último año nos mató. Fue en Menorca. Íbamos tres arriba a falta de nada, nos pitaron una falta inexistente y perdimos. Habíamos jugado mejor y debimos ganar. Y él se había lesionado. Desde entonces todo se rompió. Se empezaron a fichar jugadores que no estaban listos para ir a la guerra como necesitábamos: Oyedeji y Bradley. Luego llegó aquella paliza en Badalona, 50 abajo. Pasaron muchas cosas, nos fuimos a Marbella y parecía que la directiva quería cambiar al entrenador por un partido. Tuve una charla en la que fui muy duro sobre eso. Me parecía algo que no podíamos ni plantearnos, echar a un entrenador de Granada que nos tuvo a 90 segundos de la Copa del Rey. El problema no era Sergio, sino los fichajes que se hicieron. Quizá lo pagué, porque a mí no me renovaron y luego salí a Sevilla, aunque estuve cerca de fichar por Valencia ese verano.
–¿Cree que no renovó por eso?
–Siempre dije lo que pensaba por el bien del club. Entonces también. Era inaceptable tener que salvarnos en aquel último partido ante el Baskonia. Las cosas no funcionaron porque no se sabía quién era quien mandaba o hacía el equipo. ¿Por qué a mí me hicieron una oferta para renovar por mucho menos dinero cuando Mensah Bonsu cobró una cantidad increíble por jugar un partido? A los que estábamos ahí partiéndonos la cara cada día no nos valoraban. Luego ficharon a Jimmie Hunter, un excelente jugador, pero que no tenía la autoridad que yo podía tener en el vestuario. Echaron al entrenador, a mí... Solo quedó Gianella. Y luego ya los problemas económicos de los que no debo hablar.
–Hablando de Mensah Bonsu, ¿cómo recuerda aquel partido con Baskonia?
–¡Hace poco lo vi! Me gusta recordar. Nos dio una tranquilidad que no teníamos. Curtis siempre decía que en ataque nosotros tiráramos, que él ya cogería los rebotes y que en defensa se las apañaba. Era perfecto para el equipo. Nico y yo atacábamos mucho el aro y necesitábamos que no pasara nada si fallábamos. Eso nos lo dio también Mensah Bonsu.
–¿Cómo están las cosas en Italia? ¿Cómo es su día a día?
–Fuimos los primeros después de China en tener el problema. El sistema sanitario es bueno, pero hay que contener el número de infectados que necesitan cuidados intensivos. Hay un parón general. Mucha gente puede sobrevivir al virus, pero si todos los pillamos a la vez, es un caos. El sábado 7 hice mi último entrenamiento. Luego solo he salido dos veces a comprar. No tengo perro para sacar a pasear (risas). Veo partidos o clínics y trabajo con el ordenador.
–En España vamos por detrás. ¿Qué mensaje manda?
–Que pensar que el virus está lejos es un error. No distingue edad o sexo. Hay que informarse, saber qué está pasando y tener responsabilidad. Por ti y por los demás. Y sacar lo positivo. Siempre digo que lo bueno es que en las crisis el ser humano se inventa algo. En eso confío. Hay que aguantar y, siempre con serenidad, seguir avanzando.
–¿Se puede estar sereno?
–Claro que sí. ¡Siempre! Son tiempos duros, pero seguro que podían ser peores. Pero para eso hay que tener actitud para seguir.
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