«La defensa es la que gana y ahí no debe haber nunca días malos»
El madrileño opina que «estos partidos sirven para buscar la seña de identidad del equipo, pero sin volvernos locos»
Edgar Vicedo, a sus 30 años, en plena madurez, apostó por el proyecto del Covirán en busca de un mayor protagonismo que en Tenerife y ... con la idea de crecer como jugador. Admite que el equipo buscará el éxito a través de la defensa, que «es la que gana los partidos».
–¿Cómo está en Granada?
–Bien, muy cómodo. Desde el primer día como en casa, muy a gusto, no tuve tiempo de visitar la ciudad pero lo que importa ahora mismo es el trabajo. Ya habrá tiempo de disfrutar una ciudad tan bonita como Granada.
–¿Hay intensidad pero también calma para no lesionarse en la pretemporada, no?
–Sí, por las lesiones que pueden surgir y molestias. Al ser más veterano, sabes como cuidarte, en verano cada uno hace también una labor individual e intentas venir bien para no tener problemas físicos en la preparación, es el momento de coger tono y gasolina para todo el año.
–¿Cómo fue cambiar el Tenerife que juega en Europa por el Covirán que lucha por mantenerse en la ACB?
–Bueno, es un reto personal también para participar más. En Tenerife estaba bien pero el jugador quiere estar en pista lo más posible. Tuve la oportunidad de venir aquí y, por suerte o por desgracia, el rol y el objetivo de luchar por salvarse ya lo he vivido en otros clubes en los que he estado, sé lo que se necesita y conozco esta situación, tengo ganas y motivación para darle duro porque la liga lo será.
–¿Pese a la versatilidad, Pablo Pin supongo que le pedirá más actuar de 'cuatro'?
–Sí, por supuesto, esa transición del 'tres' al 'cuatro' la hice en el Obradoiro y me siento muy a gusto en esa posición, estoy cómodo en puesto interior.
–¿A quiénes conoce a fondo de esta plantilla?
–Coincidí con Gian Clavell en el Estudiantes un año, otro con Rubén Guerrero en Obradoiro, Con Sergi García y Pere Tomàs nos hemos visto en las selecciones nacionales, he jugado con ellos, ya empieza uno a ser veterano, a Scott (Bamforth) también le conocía, al igual que a Jonathan (Rousselle), somos jugadores que nos mantenemos en la Liga Endesa, sabes lo que hacen.
–¿Está compensado el equipo?, se ve más de corte defensivo según los analistas...
–Soy partidario de que al final la defensa es la que gana los partidos. Creo que es muy importante y competir con un equipo solo a meter puntos no beneficia, vence el que menos le anotan y la clave está atrás, en ataque tendremos días mejores y otros peores, pero en defensa deben ser todos buenos, esa solidez es nuestra seña de identidad y en ello trabajamos fuerte estos días.
–¿El juego tiene altibajos?
–Así son las pretemporadas, el cuerpo técnico mira las cargas de trabajo, cada jugador es diferente, hemos tenido distintas lesiones en estas primeras semanas, hay gente que se está adaptando, algunos se han perdido partidos, hay muchos jugadores nuevos, siete, todo eso lleva un tiempo y no se forma de la noche a la mañana. Es la tercera semana, estamos construyendo para llegar lo mejor posible al inicio de la liga y desde ahí empezar a luchar por todo. Estos partidos sirven para buscar la seña de identidad en el apartado defensivo, pero tampoco hay que volverse locos. Sabemos lo que queremos, la idea es clara.
–¿Se necesitará paciencia para acoplar tanta pieza nueva?
–Claro, estamos en un periodo de adaptación, es como todo en la vida, hace falta tiempo para conocernos y entendernos con solo mirarnos en la pista.
–¿Habrá que pedir calma a la afición?
–Tampoco hay que pedirle nada, ya he visto que está con nosotros al cien por cien. El Palacio deberá ser un infierno cada jornada, espero que sean nuestro aliento y nos empujen.
–¿Dejará huella como su padre Benjamín en el voleibol?
–Probé el voleibol pero no duré mucho porque no me gustaba, decidí ir al baloncesto y se me dio bien, ahora con 30 años mi padre me gana en palmarés pero es un deporte distinto, mi padre ganó muchas ligas y copas del Rey. Soy realista, cada uno tiene su camino, estoy orgulloso del mío. Mi sueño de pequeño era ser deportista de alto nivel y lo he conseguido, es mi mayor meta, y como dice mi padre los premios se quedan en una estantería, las experiencias, la gente que conoces, es lo que tiene más valor, en palmarés es complicado que pueda superarle... ja, ja.
–¿Todavía le queda alguna llamada de Scariolo, no?
–Esperemos, ojalá, pero lo veo complicado, ja, ja.
De casta le viene al galgo
Se podría decir que de casta le viene al galgo porque el padre de Edgar Vicedo, Benjamín, es uno de los jugadores históricos del voleibol español, que formó parte de una selección mítica dirigida por el cubano Gilberto Herrera y teniendo como compañeros a los Sánchez Jover –Paco y Jesús–, Rafa Pascual, Ernesto Rodríguez, Ángel Alonso, Maroto o Héctor López –con raíces almerienses–, que consiguieron participar en los Juegos Olímpicos de Barcelona, para lo que su preparación tuvo muchos meses viviendo en Granada, entonces utilizaban las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada.
Se daba forma al concepto de 'concentración permanente' y los mejores jugadores nacionales, liderados por el renombrado técnico cubano Gilberto Herrera, se reunieron en Granada con un programa de trabajo serio y novedoso, encaminado a hacer que la selección española desempeñara no sólo un papel digno sino también importante en los Juegos Olímpicos.
La culminación de este proceso fue la obtención de la octava plaza en Barcelona, con diploma olímpico y, lo más importante, se consiguió que el gran público vibrara con cada encuentro de la selección española.
Del trabajo realizado son buena muestra la clasificación para el Campeonato de Europa en 1993 y la medalla de plata en los Juegos Mediterráneos del mismo año, además de volver a ser medalla de oro en la Spring Cup de 1994. Vicedo formó parte de la selección que jugó por vez primera la Liga Mundial en 1995.
Vicedo, a lo largo de sus muchos años, dio sus primeros pasos en el Salesianos Atocha para luego comenzar a aplicar un juego en el que su gran envergadura, con los brazos muy largos, le permitía jugar con acierto primeros tiempos, al margen de ser un excelente bloqueador.
Firmó en el mítico Son Amar de Palma, propiedad de un soñador, el añorado Damián Seguí, que puso al equipo mallorquín como el mejor equipo español y luego recaló en el desaparecido Caja Soria, que lograría, en 1995, el subcampeonato de Europa en la final de la Recopa disputada en Suiza, contra el potente equipo italiano de Gabeca Montichiari. Informa Juanjo Aguilera.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión