
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La pandemia puso fin a la temporada más anómala del Covirán, tal y como admite su técnico Pablo Pin. El equipo nunca llegó a carburar igual de fino que el curso anterior por culpa de una irregularidad que el granadino prevé arreglar con una profunda renovación en la plantilla.
–¿Qué tal ha llevado el confinamiento y cómo ha entrado en la nueva normalidad?
–El confinamiento lo pasé en casa con la familia; mi mujer estaba embarazada y había que tener mucha precaución. Aproveché para repasar toda la temporada, ver algunos jugadores de cara este año... Cosas para las que normalmente hay menos tiempo y, de paso, con las que mantenerme activo. Hablaba cada 2-3 días con el resto del cuerpo técnico y también con el presidente Óscar para analizarlo todo.
–¿Tuvo esperanzas de reanudar la temporada? Sin los extranjeros tampoco había margen.
–Creía que Ourense no se jugaría, pero había que preparar el siguiente duelo. Cuando quitaron dos jornadas pensé que iba para largo y cuando se paró el fútbol, que es el modelo de referencia para muchos, lo tuve claro. Fuimos de los primeros en mandar a los jugadores a sus casas. Pensé que si pasaba algo grave debían estar con sus familias. Ha habido Ligas que han vuelto y les faltan varios jugadores, como ahora al Joventut en la Liga Endesa. Ha sido todo muy raro.
–¿Ha sido la temporada más extraña en la Fundación, tanto en la cancha como fuera de ella?
–Seguro, quizá sea la más extraña de toda mi carrera. Lo veíamos al principio como si fuera una película. Al pasar los días te das cuenta de la seriedad que tiene. Pero es que antes de la pandemia tampoco estaba siendo un año normal. Fuimos un equipo diferente a los que suelo entrenar por culpa de la irregularidad. Hubo días más reconocibles, como Huesca o Lleida en casa, pero luego hubo partidos en los que no fuimos competitivos.
–En estos meses ha tenido tiempo para pensar. ¿Qué sucedió para que salieran así las cosas?
–Al final se demuestra que los estados de ánimo y las dinámicas son fundamentales. Si entras en una buena hay que mantenerla, y si es mala debe cortarse lo antes posible. Perdimos 6-7 partidos en finales igualados y eso genera inseguridad en el juego, así como presión y ansiedad, lo que va pesando. También creo que sufrimos nuestras propias expectativas. Hemos hecho temporadas muy buenas y eso hace que se disparen por encima de las posibilidades reales. Está bien esperar cada campaña un poco más, pero es difícil que año tras año ganes más partidos. Luego hay aspectos del juego, como los espacios o el ritmo de juego, que ha sido muy bajo este curso pese a dominar el rebote.
–¿El club ha mal acostumbrado a la afición, haciéndole creer que era fácil, y lo ha pagado?
–Hemos hecho temporadas tan buenas que ganar la Copa y perder en el quinto partido contra Zornotza parece poco. Tenemos que aprender que las Ligas son difíciles, que juegan muchos equipos que trabajan duro y que hay años que salen las cosas y otros en los que no. Desde el primer momento dijimos que queríamos dar un paso más y jugar 'play offs', aunque luego el equipo no ha dado el nivel esperado.
–El declive fue notorio, más cerca del descenso que del noveno.
–Más que preocuparme por la posición en la tabla, me fijaba en las sensaciones. Al final el calendario te marca los puestos y nosotros teníamos ahora varios partidos en casa que podríamos haber ganado para ponernos el décimo o undécimo. Antes del parón el equipo estaba bien y coincidió con la mejoría física de 'Carlinhos', que se nota. No fuimos el equipo competitivo y durísimo atrás del año anterior. Recuerdo partidos como contra Cáceres, que nos preparamos bien pese a ser Navidad y se nos fueron de veinte en cinco minutos. Marín también había que ganarlo, o al menos competirlo mejor.
–Ha mencionado dos duelos a domicilio, donde el Covirán 'pinchó' especialmente.
–Tenemos claro que ganar fuera de casa es difícil y que lo extraordinario fue lo de hace dos años. Perdimos varios partidos en los últimos compases y ganando dos o tres de esos hubiéramos logrado un balance más normal que el 1-11. En general no hemos sido un equipo sólido, pero ni fuera ni en el Palacio. Hay que reconocerlo, no me escondo.
–En el Palacio se camufla mejor esa realidad pues hubo más victorias, y algunas de mérito como Gipuzkoa o Palma.
–Nuestra irregularidad en el Palacio ha sido menor por estar con nuestra gente, no tener que viajar y esas cosas. Siempre hemos sido fuertes como locales, pero hemos alternado partidos con victorias muy buenas como Palma con otros en los que no sólo pierdes, sino que hubo malas sensaciones, como contra Valladolid. No hemos sido todo lo consistentes que históricamente hemos demostrado en estos años.
–Este curso ya no era debutante en LEB Oro. ¿Ha notado un mayor respeto arbitral?
–Ni mucho menos, no he notado ningún cambio en ese sentido. Ha habido días en los que no sé si nos ha costado adaptarnos o esperábamos otra cosa. No he terminado especialmente contento, pero tampoco es que los árbitros tengan culpa.
–¿Esta campaña le ha tocado ser más psicólogo que entrenador?
–Ha sido el año que más hemos trabajado con diferencia. Cuando paramos en el confinamiento estuvimos unos días sin hablar porque estábamos agotados, y eso que quedaban diez partidos. A nivel psicológico he intentado hablar más con los jugadores, pero para que eso funcione el de enfrente ha de estar dispuesto a hablar conmigo. Muchos han respondido, con otros me ha costado mucho más.
–¿Cómo se perfila la primera temporada post coronavirus?
–Con incertidumbre para ver qué tipo de Liga tenemos, cuándo empezamos y en qué condiciones. El presupuesto va a bajar porque muchas empresas bastante tienen con sus problemas. En lo deportivo debemos dar un giro. Hay muchos jugadores que llevan muchos años conmigo y en el club, y a lo mejor hace falta cambiar a algunos para variar así la idea de equipo. Quizá el 'chicle' se ha estirado ya al máximo.
–Sólo tiene cuatro jugadores con contrato (Pardina, Bortolussi, Iriarte y Germán Martínez). ¿Habrá revolución?
–Dependerá de cómo vaya el mercado, pero necesitamos cambiar el estilo de juego para ser más rápidos. También toca hacer plantilla más corta porque nuestro presupuesto bajará. Hasta ahora hemos ido a doce jugadores porque no tenemos segundo equipo, e incluso así hubo días que sólo estábamos ocho para entrenar. Haremos algunos ajustes como poner sesiones por la tarde para tener a los 'júniors'.
–A posteriori, ¿considera positivo mantener al 85% de la plantilla de un año para otro?
–Si echáramos hacia atrás haría lo mismo. Después de la temporada anterior y de cómo habían encajado las piezas, veía claro que fichando un anotador como Kapelan y metiendo físico con Watson podíamos ir para arriba. Lo que sí cambiaría son decisiones no relacionadas con la plantilla en sí, como hacer una pretemporada más larga o insistir a los jugadores en que lleguen físicamente bien tras el verano. Si empiezas mal luego es difícil coger ritmo durante el curso.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.