Al Covirán se le vuelve a aparecer la bestia rojinegra que viste de verde y morado

Ciertamente, hasta la celebración del derbi andaluz, ningún equipo había desbordado a los de Pin en esta campaña. Sí que el Covirán tuvo minutos muy malos en Manresa o Gran Canaria, especialmente en el inicio de ambos duelos, pero ni ante Real Madrid, Baskonia o Barça pareció empequeñecido. Hasta que ha llegado el partido ante Unicaja, lo que, desde que llegó a la ACB, es poco menos que una dolorosa visita a la silla del dentista para el equipo granadino.

Y es que a veces existen rivales que a determinados equipos se les dan especialmente mal, lo que sin duda parece ser el caso del Unicaja para el Covirán. Por mucho que el inicio del compromiso en el Martín Carpena fuera esperanzado –2-7, tras un aciago arranque en ataque de los de Ibon Navarro–, el cuadro costasoleño, que sumó su, ahí es nada, décima victoria consecutiva en la Liga Endesa, volvió a parecer inalcanzable para los rojinegros.

Cabría reseñar además, por hacerle un guiño al refranero, aquello de que 'quien a triple mata, a triple muere', ya que la principal arma ofensiva de los de Pin ante el Zunder Palencia estuvo muy lejos de acompañarles en Málaga. El descollante 16 de 25 (64%) frente a los castellanos, anotando 9 de los primeros 10 intentados, se diluyó en el derbi hasta un mucho peor 29% (7/24), encestando solo 2 de los primeros 15, mientras los locales taladraban una y otra vez el aro granadino a base de un alto ritmo.

El duelo vecinal volvió a no tener historia más allá de mitad del segundo cuarto. Otra paliza de un Unicaja de dulce y al que el Covirán, en su llegada a la ACB, ha pillado en uno de sus grandes momentos históricos. El curso pasado ya hubo un 94-68 en Málaga y un 69-101 en Granada. En la Copa Andalucía, 74-118 hace un año y 73-88 esta pretemporada. La bestia rojinegra viste de verde y morado.