Borrón y cuenta nueva con los árbitros
El Covirán pasa página en relación con las actuaciones de la pasada temporada y sin Pablo Pin la riña ya se olvida
El Covirán hará de tripas corazón. El club granadino pasa página y se olvida de las actuaciones, bajo su punto de vista más perjudiciales que ... favorables, de la pasada temporada. Es el momento de hacer borrón y cuenta nueva. La directiva que preside Óscar Fernández-Arenas ha tenido momentos de excelente relación con el estamento arbitral que gobierna la competición en la Liga Endesa y, también, en concreto durante el último curso, una fase de graves desavenencias, hasta el punto de cortar el vínculo tan estrecho, oficial y serio que se mantenía desde que la entidad nazarí alcanzara la máxima categoría.
El Covirán se había quejado de arbitrajes que consideró negativos y que influyeron en los resultados. Todo quedaba en manos de la objetividad de las imágenes, pero también bajo el prisma de opiniones que convierten el criterio en algo subjetivo, sin que se sepa qué parte lleva la razón o está en posesión de la verdad.
El estilo de juego de los granadinos, con muchos cambios defensivos, en los que los más bajitos tenían que frenar a rivales muy altos, no ayudó en absoluto. Porque el 'small ball' propició numerosas faltas en el haber de los rojinegros, con el castigo que supone cargar a sus hombres de penalizaciones y ayudar al enemigo a sumar a través de tiros libres. En el anterior ejercicio, hubo protestas sobre el exceso de señalización de faltas en varias ocasiones, en especial en las salidas al Congost de Manresa y el Olímpico de Badalona.
El anterior entrenador, Pablo Pin, sacó a la luz el tema de las faltas en la previa de la visita del Bàsquet Girona al Palacio. En ese partido, pasó todo lo contrario, que el Covirán disfrutó bastante de acudir a la línea de 4,60 metros. Esto ocurrió después de que el entrenador del Hiopos Lleida, Gerard Encuentra, clamara al cielo precisamente ante los de Marc Gasol, con pizarra pública en alto para reflejar el desequilibrio.
En ese instante de la campaña, las aguas volvieron a su cauce. El Covirán mantenía contacto permanente con el estamento arbitral, así como constante intercambio de datos e información. No todo fueron quejas y el club granadino reconoció la eficiente y acertada labor de los colegiados. El presidente, Óscar Fernández Arenas, vio justo señalarlo y, también, felicitar a los árbitros cuando lo hacen bien. Además, el dirigente nazarí observó «mucho más respeto» a su equipo. El directivo granadino apuntó que «no se trata de estar más tranquilos con los árbitros, nosotros solemos hablar a menudo con el departamento arbitral, vemos los errores, y al final todos los cometemos». Fernández-Arenas clavó entonces una lanza a favor de los jueces deportivos. «Somos humanos, no podemos estar todo el día achacando todos los males al arbitraje, nadie duda de su honorabilidad. Hubo muchas ocasiones en las que no salimos bien parados en los partidos, de hecho le trasladamos el mensaje de que detalles y decisiones suyas condicionaron marcadores, significaban ganar o perder, y al menos en tres jornadas pasó, era nuestra opinión y lo reflejamos». Pero, al tiempo, propuso que «lo mejor es olvidarlo, empezando por jugadores y cuerpo técnico. Desde el club estaremos encima para comunicar lo que se hace bien y lo que se hace mal, también expresamos sus aciertos». El presidente abundó en que «la relación y el respeto de los árbitros hacia el club mejora con los años».
Cambio brusco
Todo esto, empero, cambió de repente con la decisiva visita del Hiopos Lleida al Palacio de los Deportes. Parece que se la 'devolvieron' al Covirán. Entrena se enfadó ante el Girona y Moncho Fernández guardó silencio cuando le tocó la cruz en el pabellón del Zaidín, pero Pin y Fernández-Arenas no pudieron callarse con el descosido sufrido ante los ilerdenses.
A Entrena y a sus jugadores les permitieron todo los colegiados, como en la ida de Barris Nord, mientras hundieron al Covirán con cuatro técnicas, sin medir a los dos equipos con el mismo rasero. Y eso que el joven técnico del Hiopos, acostumbrado a polémicas y sacar los pies del tiesto, como en su 'movida' con Txus Vidorreta y el Tenerife, sintió al final un posible y justo 'reparto' entre Lleida, Girona y Covirán, que dejó a los granadinos en la zona roja y propició el descenso.
Ahí se desató de nuevo la polémica. Aquella descarada actuación, en la que hasta un directivo nazarí faltó al respeto a los árbitros y el club fue sancionado por ello, fue el detonante que hizo explotar a Fernández-Arenas. Y hasta el extremo de que el Covirán cortó la comunicación desde esa jornada con el director de arbitraje, José Antonio Martín Bertrán. Ya no habría colaboración por parte granadina. Pero 'aquello' no era irreversible. Por arte de magia, la de Pedro Fernández, del Betis, el Covirán regresó a la ACB y esto conlleva ahora que pase página sobre el arbitraje. 'Pelillos a la mar'... que diría un castizo. ¿Hasta la próxima?
Respeto y designaciones
El Covirán, en relación con los árbitros, lo único que quiere «es respeto», declaró el presidente Óscar Fernández-Arenas. «Ni más ni menos. Yo siempre he dicho que a mí lo que me gusta es que me respeten con las cosas que hacemos y las que dejamos de hacer. Yo no voy a volver atrás, al partido del Lleida, ni a historias de ese tipo, porque creo que ya tampoco merecen la pena. El fustigarte más por esas cosas no merece la pena. Yo no quiero ni que me den ni que me quiten. Yo quiero solamente ese respeto. Y ese respeto que creo que nos lo hemos ganado en estos trece años de historia, porque creo que hemos hecho las cosas bien, cosas tan chulas por el baloncesto que creo que se lo merecen, porque da igual quién esté de entrenador, da igual quién esté en la presidencia, da igual quién esté en la directiva, da igual quién esté jugando, sino que aquí estamos jugando con el trabajo de mucha gente, con una afición que te mete 8.000 personas en el Palacio de los Deportes cualquier domingo a las cinco de la tarde, y que pienso que lo único que pedimos siempre es ese respeto, como lo pide cualquier otro, es lo justo».
Cuando otro dirigente anterior, José Julián Romero, el presidente del extinto CB Granada, planteó que la comunicación con el estamento arbitral debe ser directa, pero interna, nunca pública, Fernández-Arenas expresó que «quizás hemos cometido algunos errores y hemos aprendido de ello, lo he dicho por activa y por pasiva, yo sí he cometido un error y lo digo personalmente y es mío, mío personal, y este me lo apunto yo, fue al revés, el no haber alzado la voz antes, cuando alcé la voz, después de aquel partido del Lleida, fue tarde, tenía que haberla alzado antes, durante los tres años que habíamos estado en la ACB, porque hubo muchas situaciones en las cuales hubo que no me gustaron nada, pero bueno, no quiero echar la mirada atrás, ya sé que me equivoqué, tenía que haber hecho algo antes y yo soy muy autocrítico conmigo mismo, y soy el primero que pienso en las cosas en las que me equivoco. No voy a olvidar jamás las que se han hecho bien, porque nos han permitido hacer historia en el baloncesto. Tampoco olvidaré lo mal hecho, donde me he equivocado, para que no vuelva a suceder, y esta me la apunto en mi debe».
Y puntualiza sobre que, en vez de protestar de cara a la galería, debió resolverlo entre bastidores como le recomendó José Julián, que «tendría que haber actuado de otra manera y haber llegado a diferentes personas, no solo al estamento arbitral. Hubo muchas conversaciones y debieron ser distintas, o haber llegado más arriba a la hora de comentar determinadas cosas. La experiencia me sirve después de ese partido, para que haya respeto a la hora de las designaciones arbitrales».
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