Bezhanishvili, entusiasmo y curro para paliar un talento escaso
El interior georgiano-austriaco se ha convertido en el '5' más utilizado por Pablo Pin en los últimos partidos del Covirán Granada
Cuando el Covirán Granada ficho al georgiano-austriaco Giorgi Bezhanishvili justo antes del partido ante el Hiopos Lleida, mandó una primera señal sobre las dificultades ... con las que iba a afrontar esta temporada el mercado. Lo que en otras temporadas habían sido jugadores como Joe Thomasson, Jacob Wiley o Scott Bamforth, jugadores que supusieron un salto de calidad en momentos críticos de la temporada y en las posiciones en que más se necesitaba, esta campaña no fue así. De ese modo, un jugador de perfil bajo –sin apenas experiencia en ligas de primer nivel, solo unos meses en Francia–, fue el elegido para reforzar el puesto de '5', donde la afición rojinegra había diagnosticado desde el inicio del curso la mayor carencia de su equipo.
Las primeras sensaciones confirmaron que Bezhanishvili no era un jugador llamado a cambiar la dinámica del equipo, que se torció muchísimo en su estreno –algo más de 3 minutos en la polémica derrota ante Lleida–.
El pivot de 208 centímetros de talla no es un dechado de virtudes en una cancha, donde muestra un talento limitado en ataque y ha sufrido muchísimo para ajustarse a los requerimientos defensivos de la Liga Endesa, dejando la sensación en sus primeros partidos de llegar casi siempre tarde a muchas acciones, lo que le provocó problemas de faltas en varios encuentros.
Sin embargo, su entusiasmo es contagioso, y poco a poco, conforme ha evolucionado principalmente en defensa, se ha ido haciendo con un hueco en la rotación. Tanto, que incluso se ha hecho habitual en el quinteto inicial y supera en minutos a Rubén Guerrero en los últimos partidos. Sin demasiado talento, quiere hacerse un nombre en España.
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