«Pensar que algún día podré volver me saca una sonrisa y me gusta imaginármelo»
El ala-pívot granadino hace balance de su primera temporada fuera de España mientras espera un nuevo destino sin cerrar ninguna puerta.
José Manuel Puertas
Granada
Miércoles, 3 de julio 2019, 02:30
Acostumbrado a estar al menos dos años en cada etapa de su carrera, el último año ha sido una montaña rusa para Pablo Aguilar ( ... Granada, 9 de febrero de 1989). Salió por la puerta de atrás del Gran Canaria tras la histórica clasificación para la Euroliga, haciendo las maletas para una parada demasiado corta en el Cedevita Zagreb croata, antes de completar el que probablemente ha sido el mejor curso de su carrera en lo numérico. Sus 11'6 puntos y 8'3 rebotes en el Reggio Emilia transalpino son números de postín para volver a ser pieza cotizada durante este verano en el mercado. Varios equipos españoles e italianos le tienen en su agenda.
–¿Ha sido la temporada más rara de su carrera?
–Sin lugar a dudas (sonríe). En lo deportivo y por los cambios. En Croacia estuve tres meses y seis en Italia, pero no me arrepiento de haber vivido otras cosas.
-¿Fue un palo no seguir en el Gran Canaria?
–No me lo esperaba. Al menos creo que debíamos haber hablado y ver si había alguna opción de seguir. Pero el club decidió eso. Allí pasé tres años muy felices y esa decisión no fue mía en gran parte. Hicieron su equipo con su idea de Euroliga y ha sido un año duro para ellos, pero jugar la Euroliga quedará en su historia.
–La apuesta no le salió bien al 'Granca'.
–Es difícil compaginar la Euroliga, queriendo hacerlo bien, y la ACB que tiene una dureza similar. O tienes un equipo muy largo como Madrid y Barça, o tienes mucho talento o todo se hace muy largo. Quizá pecaron de novatos como Bilbao en su día. Seguro que han aprendido.
–¿Por qué se marchó a Croacia?
–La primera opción era Gran Canaria. Cuando supe que no seguía, llevaba tiempo con la idea de salir de España, y le dije a mi agente que me buscara algo. Sito Alonso fichó por el Cedevita y yo le encajaba y todo fue hacia adelante.
–Aquello apenas duró tres meses, ¿Por qué?
–Era la primera que el club tenía tanto extranjero y la primera en la historia de la liga que había un entrenador que no procediera de un país de la antigua Yugoslavia. Las expectativas eran muy altas y la paciencia muy baja. No empezamos bien en la Liga Adriática y junto a algún problema interno en el patrocinador todo explotó. Se cargaron a ocho componentes del club y antes de que me tocase decidí pedir salir porque la situación no era cómoda. Tenía la opción de Italia o de volver a España, y me alegro mucho de haber ido a Reggio Emilia.
–Otra rareza. En Italia ha jugado por no descender, lo que no vivía desde Granada.
–Después de lo de Cedevita me apetecía ir a donde estuviera valorado al máximo y con un rol importante. Fueron muy claros con el objetivo. De hecho, me lo pintaron mal sabiendo que podía echarme para atrás. Hablar con Pedro Llompart que estaba allí desde el año pasado fue importante para convencerme y decidí ir. Es una liga muy buena y sabía que iba a jugar muchos minutos, con presión además porque el papel de los extranjeros en Italia es muy importante. Todo ha salido muy bien.
–Ha firmado sus mejores registros de siempre en puntos y rebotes. No se puede quejar.
–En cuanto a números ha sido el mejor año de mi carrera. En lo deportivo conseguimos el objetivo y a nivel personal he estado en una gran ciudad, pudiendo conocer un país fantástico y con la opción de que mi mujer jugara también en un equipo cercano. Al final, aunque nunca gusta perder muchos partidos, el balance es muy positivo.
–Ya ha salido de la ACB y sabe lo que es jugar fuera. ¿Y ahora qué?
–Sigo abierto a todo. Ya sé lo que es estar fuera y me ha gustado. Estoy barajando todo, buscando la mejor decisión personal y profesional.
–¿Se plantea incluso horizontes más lejanos, tipo Japón o China? Hay una fuerte inversión allí.
–Sí, sí que me lo planteo. No me cierro ninguna puerta. Además es una cultura que me encanta. En Japón está habiendo inversión de clubes de fútbol en el baloncesto, como el Betis aquí. Y eso ayuda.
–Hace unos días se cumplieron 25 años de la creación del CB Granada, ¿Qué supuso para usted el club?
–Fue donde siempre quise jugar. Soñaba con el baloncesto queriendo jugar en ese equipo, y antes de irme a Madrid yo le daba el agua en los tiempos muertos al equipo. No se me olvidará un día que fui a darle la botella a Richard Scott en un tiempo muerto, pero se giró muy cabreado y aquello no acabó bien (risas). Aparte, esos recuerdos tirando en el Palacio durante los descansos son imborrables. Y el sueño era ese, poder jugar en el Palacio con mi familia y mis amigos viéndome. Cumplirlo lo fue todo. Tuve la suerte de que el club y Trifón Poch confiaban en mí, venía de la LEB Bronce y me salté dos categorías. Fueron dos grandes años y con muy buenos recuerdos. Ahora sigo la evolución del nuevo club como un aficionado más y es una maravilla lo que están logrando el equipo.
–Lo que es un hecho es que hace unos años no pensaría que podía volver a jugar en Granada. Sencillamente, porque no le daría tiempo. Ahora sí podría ser una opción.
–La desaparición del 'Cebé' me dolió mucho. Primero por perder al club y más de aquella forma tan fea. Y luego pensaba que nunca podría volver a jugar en casa y retirarme aquí. Ahora veo esto y es una gozada, ver cómo ha crecido todo. Y pensar que algún día podré retirarme en casa me saca una sonrisa y me gusta muchísimo imaginarme volviendo a jugar aquí.
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