«En el Oximesa hubo 'feeling' con el equipo desde el primer momento»
Pieza imprescindible del baloncesto nazarí, el técnico vasco repasa con IDEAL su triple etapa en la ciudad y su visión del momento actual
José Manuel Puertas
Vitoria
Sábado, 15 de junio 2019, 00:08
Es imposible entender la eclosión del baloncesto granadino sin la figura de Iñaki Iriarte (Vitoria, 18 de julio de 1950). Llegó al Oximesa ... en 1986 con un permiso sin sueldo y volvió en 1987 convencido de hacer carrera como entrenador profesional, idea a la que los hechos han dado la razón. Su nombre, su carácter de revulsivo y la inconfundible mancha de su cara resultan icónicos para los nostálgicos de una época muy distinta a la actual. Pero no hubo dos sin tres, y su paso por el CB Granada tras una década acabó en descenso, en su única espina clavada en una ciudad que visita periódicamente. Desde la distancia y como nombre de importante prestigio en la canasta nacional, analiza para IDEAL la evolución del baloncesto nazarí desde su salida con la esperanza de que, al fin, Granada pueda alcanzar de forma estable el nivel que la ciudad ostenta.
-¿Qué encontró a su llegada a Granada en 1986?
-Un club nuevo, con una infraestructura mínima. Murado, Raúl Ruiz y poco más. No había estructura. Pero desde el principio hubo 'feeling' con el equipo, y lo sigo teniendo, con Luis Álvarez por ejemplo. Y cuando eso pasa, las cosas funcionan. El estilo de juego era bueno para ellos, porque tenían mucho talento. Veían que lo que se hacía les valía para mejorar y con ese ambiente el equipo creció mucho.
-¿Cómo era el día a día con José Antonio Murado?
Se le veía poco, casi todo lo llevaba Raúl Ruiz. Era alguien que lo que te ofrecía, te lo daba, tenemos buena relación. Él aparecía poco y no se volvía loco cuando perdía, aunque lógicamente le gustaba ganar. Y todo fue bien y eso ayudó. Nunca me sentí solo ni muy presionado.
-Era otro baloncesto. ¿Cómo fue lo de aquel partido aplazado, precisamente ante Baskonia?
-Jugábamos en Mendizorroza y las canastas no estaban bien. Hubo una pequeña trifulca y realmente a nosotros no nos interesaba mucho jugar y quisimos aplazarlo. Dijimos que nos íbamos para Granada pero nos quedamos en Miranda de Ebro (risas), a media hora de aquí. Luego la ACB decidió que debíamos volver a jugar. Y ganamos un partido crucial para la permanencia.
-Acaba su primera temporada y no renueva, ¿Por qué?
-Porque trabajaba en una empresa en Vitoria y había pedido un permiso sin sueldo para ir a Granada que se acabó. El club quería renovarme pero tuve que volver. Al poco tiempo empecé a notar que quería volver. Cuando el Oximesa me volvió a llamar decidí definitivamente hacerme entrenador. Pedí el finiquito y hasta hoy. Salió bien, no me quejo
-Su tercera etapa fue en el CB Granada en 1999. Aquello empezó torcido y acabó mal.
-Tuvimos alguna opción, pero al final no pudo ser. Hubo un partido clave ante Valladolid en casa, pero lo perdimos y acabamos descendiendo. Ahí estuvo Darvin Ham con nosotros, con el que el año pasado coincidí en un viaje a Atlanta. Era entrenador ayudante en los Hawks de la NBA. Me dio un abrazo muy cariñoso.
-Ham precisamente suena como futuro entrenador jefe NBA. ¿Le era difícil imaginar eso?
-Reconozco que me ha sorprendido. Tiago Splitter me habla muy bien de él. Está bien considerado y podría dar el salto, aunque me cueste un poco imaginarlo (risas).
-De Ham es famoso su accidente con una farola. ¿Cómo fue aquello?
-No recuerdo muy bien lo que pasó. Luego dio positivo también. Eran consecuencias de tener un club con poco rigor. Ahora los veo y me abrazan, pero entonces había mucho que lidiar con algunos.
-Vitoria y Granada son ciudades similares. ¿Por qué una se asentó y la otra ha dado tantos tumbos?
-Es un asunto de gestión. Josean Querejeta es el mejor ejecutivo de Europa. Y en Granada no había mucha gestión. Lo tiene todo para ser un club ACB estable, pero ha faltado gente que gestione. Y es bueno que mande una persona, lo que pasaba con Murado. Allí empezó a mandar mucha gente y eso es lo peor que puede pasar. Es una gran ciudad con una buena afición, pero le faltó eso. Eso sí, lo que veo de la Fundación CB Granada tiene buena pinta, me gusta cómo hacen las cosas. También está trabajando bien el 'G+B' de Antonio Gómez Nieto.
-¿Echa de menos el día a día en un banquillo?
-No. Lo dejé porque no tenía más fuerzas para pegarme todos los días. Para ser entrenador hay que poner a 13 o 14 cabezas en una misma dirección, y dejé de querer seguir en eso. Entrenar chavales también tiene presión y yo me la impongo, quiero que ese chaval de 14 años que quiere ganarse la vida lo consiga. Por eso, si a un chaval se le ve que no va a tener opciones, hay que quitarlo cuando antes, por duro que sea. Si no después es peor. Eso genera presión también.
-¿Cómo ve la situación actual del baloncesto granadino?
-Veo un club con gran ilusión, trabajando muy bien en el Veleta. Se nota que son gente que viene de abajo. A la familia Pin los conozco a todos y saben cuál es la esencia del baloncesto. El equipo crece poco a poco con una buena base y me gusta la apuesta por el jugador nacional. Creo que van en la buena dirección. Ojalá se consolide.
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