El número de muertes vuelve a superar al de nacimientos en Granada por segundo año consecutivo

El año pasado nacieron en la provincia un total de 7.145 bebés. Son 823 menos que en 2017, una caída muy fuerte, del 10%, en sólo doce meses. Por contra, las defunciones aumentaron en 200 en el mismo período, pasando de 8.184 a 8.384, siempre según los datos más recientes ofrecidos por el INE. Esto supone que, por segundo año consecutivo en toda la serie histórica del organismo estadístico, que comienza en 1975, en Granada murieron más personas de las que llegaron al mundo.

Se trata de un preocupante indicador, ya que si la situación se enquista en el tiempo habrá dificultades para sostener sistemas públicos como el desempleo o las pensiones, que dependen de que el número de cotizantes en activo multiplique al de quienes ya no lo son.

En términos porcentuales, en el conjunto de la provincia las defunciones superaron a los nacimientos en un 17,3%. Son más elevados los datos de Córdoba, donde este diferencial alcanzó el 26%, y en Jaén, de lejos lo más preocupante en el entorno andaluz a nivel provincial, la brecha es del 41%.

La coyuntura empeora si los datos del INE se analizan en las capitales de provincia. En este sentido, la ciudad nazarí resulta ser la segunda peor en términos de sostenibilidad demográfica. Allí, los fallecimientos superaron en un 40% a los bebés recién nacidos en los últimos doce meses. Un índice que sólo se ve empañado por el de Cádiz, otro de los lugares afectados por un fuerte envejecimiento y una ola de despoblación por la falta de oportunidades económicas y laborales. Allí, las defunciones en 2018 duplicaron a los alumbramientos.

El caso granadino es uno de los más graves de Andalucía. Está entre las cuatro provincias de la región, junto a Cádiz, Córdoba y Jaén, que presentaron en 2018 una tendencia de decrecimiento demográfico. Los tres superan los índices registrados en Granada.

Otra de las conclusiones que se pueden extraer de los datos del INE es que, pese a los anuncios de recuperación económica que ya se vienen arrastrando durante un lustro, la mejoría no ha llegado hasta el punto de volver a animar a formar familias tras encontrar una situación de estabilidad. La evolución de las cifras en el caso de Granada muestra que durante el período de desarrollo que abarca desde finales de los años noventa hasta el estallido de la crisis los nacimientos aumentaron año sobre año. Desde entonces, la tendencia no ha dejado de ser decreciente, con alguna excepción poco significativa. Mientras tanto, el envejecimiento y la despoblación continúan asentándose en el territorio granadino.