Granada, en el vagón de cola de las ciudades más sostenibles
El bajo desarrollo económico en comparación con otras partes de España y algunos problemas ambientales lastran los resultados de la capital
La ciudad de Granada tiene aún trabajo por delante para lograr situarse como una ciudad verdaderamente sostenible. Esta es, al menos, la conclusión ... del informe sobre este asunto que hizo público el Observatorio de la Sostenibilidad con datos relativos al año 2018.
Para elaborarlo, una veintena de científicos y expertos en diversos ámbitos han analizado multitud de indicadores de todo tipo sobre las capitales de provincia españolas para ver hasta qué punto se acerca cada una de ellas a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Nueva Agenda Urbana pactada por multitud de países, entre ellos España, en la sede de las Naciones Unidas. El plazo límite para alcanzar estas metas de sostenibilidad es el año 2030.
Los indicadores analizados en este estudio abarcan diferentes ámbitos de la sociedad. Entre ellos están la economía, el empleo y la desigualdad; factores sociales como el acceso a la vivienda, la educación, la sanidad o la atención ala violencia de género; ambientales, relacionados sobre todo con los niveles de contaminación y la presencia de zonas verdes; y de transparencia y gobernabilidad. En total, son 59 factores los que influyen en la decisión que los expertos toman a la hora de establecer un escalafón entre el más de medio centenar de capitales de provincia españolas en el terreno de la sostenibilidad.
Granada no ocupa un puesto destacado en ninguno de ellos. En términos futbolísticos, podría decirse que la capital se encuentra en la zona baja de la tabla, acercándose peligrosamente a la zona de descenso en algunos aspectos. Son sobre todo los aspectos económicos los que lastran la puntuación de Granada, una situación que comparte con un buen número del resto de núcleos urbanos de Andalucía. El informe señala precisamente al incremento de la desigualdad, producto en parte de los años de crisis, como una de las prioridades más importantes que deben afrontar las ciudades españolas para lograr los 17 objetivos planteados por Naciones Unidas.
La capital granadina queda así muy lejos de las ciudades mejor clasificadas en el informe del Observatorio de la Sostenibilidad, que son Madrid, Bilbao, San Sebastián, Vitoria y Barcelona, depenendiendo del ámbito en el que se aplique el análisis. Eso sí, dentro del contexto andaluz no se comporta de manera tan negativa, lo que da a entender que muchos de los problemas aplicables al caso de Granada son exportables al resto de las capitales de provincia de Andalucía, derivados de su situación económica o social. La única excepción es el caso de Almería, que ocupa el tercer lugar en el escalafón de las ciudades más sostenibles en cuanto al medio ambiente.
La capital vitoriana fue la ciudad que mejor puntuación obtuvo en el promedio de los 57 indicadores analizados por los investigadores del Observatorio.
Granada logra aprobar
La veintena de expertos que elaboran este informe valoraron con entre 1 y 5 puntos los 59 indicadores que conforman este examen de sostenibilidad. En términos promedio, Granada logra un aprobado al alcanzar una media de 2,93 puntos. Sólo Córdoba presentó un resultado mejor que la capital, que le lleva algunas décimas al resto de grandes ciudades andaluzas.
Entre los criterios peor valorados por los investigadores del Observatorio de la Sostenibilidad destacan los económicos. En hasta cuatro indicadores de los 17 que componen esta parte del informe Granada obtiene la nota más baja posible, un solo punto. El primero de ellos es la renta media por hogar, donde obtiene la misma puntuación que el resto de las capitales de provincia andaluzas, todas con un uno, muy lejos, por ejemplo, de las grandes ciudades vascas, que presentaron índices de renta mucho más elevados. También obtiene la valoración mínima en lo que respecta al alto número de contribuyentes con una renta menor a los 6.000 euros anuales. Cierran la lista lo que los expertos llaman vulnerabilidad urbana, derivada de la situación de precariedad que señalan los dos índices previos y que amplían la brecha social, y el acceso a los transportes de mercancía y viajeros, un indicador lastrado por los años de desconexión ferroviaria de la capital con el resto de España.
En el aspecto social, el informe llama la atención también sobre la falta de población joven, de menos de dieciséis años, un fenómeno marcado por la deriva sociodemográfica del conjunto de la provincia, donde se encadenan años de pérdida de población, reducción de los nacimientos y envejecimiento general de la ciudadanía.
Afea también el Observatorio el elevado número de denuncias por violencia de género tramitadas el año pasado en la ciudad, que obtiene la peor puntuación de toda Andalucía.
Medio ambiente
También hay dos indicadores importantes que los expertos señalan como negativos en el caso granadino relacionados con el medio ambiente en la ciudad. El primero de ellos es la contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2), uno de los principales agentes contaminantes que emiten los vehículos que usan motores de combustión, que también genera ozono troposférico al contacto con el sol. Las autoridades de la ciudad tienen reducir estos niveles de contaminación atmosférica como una de sus prioridades. Sin embargo, el caso de la capital granadina es doblemente complicado; no sólo por las particularidades de su red viaria, sobre todo en la Circunvalación, sino porque la orografía del terreno sobre el que se asienta la ciudad no favorece una circulación amplia del aire que permitiese reducir el volumen de concentración de estas partículas.
El segundo de ellos tiene que ver con la baja concentración de zonas verdes. En el informe, que los expertos midieron en hectáreas de espacio natural con respecto a la población, todas las capitales andaluzas obtienen la valoración más baja posible, con la excepción de Sevilla, que consiguió cinco puntos sobre cinco.
Aspectos positivos
Sin embargo, también hay algunos datos en la sección de medio ambiente que permiten a la ciudad de Granada mirar con cierta positividad hacia el futuro. Por ejemplo, el informe del Observatorio de la Sostenibilidad destaca el bajo nivel de población que se ve expuesto a unos niveles peligrosos de ruido durante las mañanas. Obtiene la capital aquí la máxima puntuación, igual que Almería, Córdoba y Huelva, ciudades con menos población y volumen de tráfico rodado. También consigue el mismo resultado en lo que respecta a la emisión de gases de efecto invernadero de fuente difusa; un hecho que está relacionado con el bajo nivel de actividad industrial registrado en el entorno de la capital.
Aparte de estos dos, hay otros cuatro apartados del estudio en los que Granada obtiene un cinco sobre cinco en el análisis de los investigadores. Dos de ellos están relacionados con asuntos económicos: el precio asequible de acceso al alquiler, justificado en una ciudad de importante población flotante universitaria, y la diversificación en las fuentes del empleo. Los otros dos tienen que ver con la educación: el alto porcentaje de la ciudadanía que tiene un nivel de estudios medio o superior, y el elevado acceso a la educación infantil en la capital.
La importancia de ser sostenibles
En el preámbulo del informe, los autores del Observatorio de la Sostenibilidad señalan que los 17 objetivos marcados por Naciones Unidas para 2030 son de especial importante porque las grandes ciudades cada vez tienen más peso específico dentro de las dinámicas del país por su elevada concentración de población.
De acuerdo con este documento, el 80% de la población española se ha instalado ya en centros urbanos que ocupan solamente el 10% del territorio del país, por lo que «las ciudades son clave para mostrar y asegurar un camino de sostenibilidad a nivel local, regional, nacional y planetario». Se calcula que más de la mitad de toda la población mundial habitará en ciudades para el año 2030.
Por esta razón, los autores del informe aseguran que «se trata de una primera evaluación que se irá mejorando año tras año hasta definir un sistema de medida de la sostenibilidad en las ciudades españolas que sea lo más cercano posible a la realidad y que recoja los anhelos y necesidades» de sus habitantes.
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